lunes, 3 de octubre de 2011

EL JUZGAMIENTO INMATERIAL



Por Gustavo Daniel Barrios*

            Oscar prefirió invitar a Montini a uno de los restaurantes de este, uno que está ubicado yendo para Lucero, por donde Oscar vive. Los demás que Mario Ezequiel Montini, alias Pablo tiene, están completamente lejos de allí. Empezaron a beber cerveza mucho antes que llegaran los primeros clientes a cenar. Oscar Fermoselle no se dejó intimidar por el ademán inquisitivo de su oponente, y empezó:
                  
                  -Me hiciste mucho daño Pablo. Y me arrancaste la felicidad,  justo cuando intentaba conseguirla..... Nunca llegué a doblegarme, pero me arruinaste la vida, y mucho me costará...
            -¿De qué hablás? –algo jadeante Montini se paraliza-¿Cómo Oscar? –su tórax oprimido le indica a todo su ser, que sufre además un agotamiento repentino y miedo, lo que ya bordea en su mente, un conocimiento que le hace comprender-.
            -Vos estabas cuando yo recibí honores por hacer mi trabajo de tesis, cuando desarrollé mi tesis sobre el “eurocentrismo” –le recuerda Oscar.
            Lo que ya sabe Montini, y le ha hecho reconocer Fermoselle, es lo que él hizo tiempo después con esa tesis. Mario Ezequiel Montini y Oscar Fermoselle se diplomaron en la misma promoción, en Ciencias Políticas. Tenían un trato respetuoso pero distante. Muy diferentes orígenes. Fermoselle había militado en los setenta, y en esas batallas encontró el primer impedimento para nacer al regocijo de vivir, pues su juventud se truncó en un destino carcelario que laceró su ya endeble organización psíquica de hombre melancólico. En cuanto a Montini, quien se hacía llamar Pablo desde los trece años, siempre gozó del reposo de una familia marcadamente despojada de compasión, y lo que es más importante, de afecto y adhesión con el país idílico, en eso que abunda y es la encarnadura de un insensible arquetipo burgués desprovisto de amores. Vivían seguros los ricos comerciantes Montini, pero Pablo era tan inteligente que el rol obligatorio de desinterés por las causas de la historia lo aburría sobremanera, y ya tempranamente se propuso conocer y mejorar la apuesta de su padre. Es importante señalar que Oscar Fermoselle y Mario Ezequiel Montini son curiosamente muy parecidos, en lo físico y facial, e incluso en la cadencia de su voz.

            Oscar se quedó mirándolo. Sabía ya que lo tenía encerrado, pero fue tan sobrio que le permitió a Pablo recomponerse un poco. Este lo miraba con ojos brillosos. El personal del restaurante trabajaba en otro lugar del salón.
            -Yo expuse sobre el “Programa eurocentrista de ultramar”, y el consecuente desvelo depredatorio para con América Latina, plan del siglo 19..... ¿Recordás?
            -No mucho- Pablo Montini estaba un poco descompuesto, cierto derrumbe general, pero se mantuvo como pudo atento y en silencio. Siguió oyendo a Fermoselle.
            -Yo teoricé sobre un plan integrador de poderes moderados de Europa, que se fue encadenando a partir del 19, desde la “Asociación Cristiana de Jóvenes”, en lo que fue menos importante...., casi anecdótico...., que tenía espíritu neutral pero fundación protestante, con organizaciones adyacentes, aunque fue de concurrencia masivamente católica, al menos en los sesenta y setenta...; encadenado a las “ligas democristianas” de raigambre católica, y su partido consecuente, y ramificaciones que luego coronarían en la “social democracia liberal”, según claro, el sentido subhemisférico del término; y encadenado al sesgo predominante del “socialismo clásico argentino”, distinto al “social demócrata” pero igual y peor, idea que se resuelve estudiando la “Junta Consultiva Nacional”, y que resuelve quizá toda la teoría. Ya sabés que esta fue el remedo de un círculo de ancianos asistente del poder ejecutivo de la “Revolución Fusiladora”, e incluso hicieron una parodia de asentarse en el edificio del suprimido Congreso, lo cual es macabro... La “Junta Consultiva Nacional” de un gobierno militar que apañaba un proyecto desaparecedor de soberanía, bandera.., qué se yo, idioma...; venían a suprimir una cultura. A esa “Junta” la armó el “Programa eurocentrista para ultramar”, en mi teoría queda explicado. La integraron Américo Ghioldi, Alicia Moreau de Justo -una mujer que por cierto despreció a Evita-, Nicolás Repetto, estos por el “socialismo”. Estos supuestamente no eran “liberales” pero apoyaron internamente a Pedro Eugenio Aramburu, que era como Martínez de Hoz y Videla combinados... Además estaban los radicales, en fin. La consumación de aquel programa. Este órgano bendijo a la “Revolución Fusiladora” desde adentro, derogando la Constitución reformada hacía poco, y lo que es peor, convalidando el fusilamiento de civiles y militares que se sublevaron para restituir la Democracia y contra el régimen, y que encabezó Valle. Este plan guardaba desde muchísimo tiempo antes un evangelio de aquelarre. ¿Vas recordando?
            -Sí.
            -Frentes políticos con un muestrario de preceptos bellos en su autopromoción, y homogéneos en su antiperonismo, todos esos grupos fortalecidos en el 55 guardaban desde hacía mucho un evangelio de aquelarre bajo la manga. Fueron la cabecera de playa en el país de un acuerdo extranjero que a pesar de la segunda, aquí en el país nunca perdió vitalidad. Se los derrotó en un momento pero se mantuvieron vitales. Este plan proyectaba ambiciones muy a futuro, e involucraba una conclusión en el siglo 21 ahora, donde incluso se pensaba disponer de todo lo nuestro para nuevamente recrear la conquista, pero a todo nivel. Me costó mucho, y mucho compromiso investigarlo. El mismo que nunca tuviste vos, por eso me lo robaste. ¿Te recuerdo cómo?
            -Está bien, reconozco todo –Pablo agachó la cabeza, se resignó y se apagó.

            Descansaron un buen rato, y en un momento un brote de responsabilidad le permitió a Montini enfrentar la situación, para preguntarle a Fermoselle cómo fue que lo descubrió. Y Oscar le responde que en realidad fue su propia mujer quien lo hizo.
            Pablo Montini se había colado en un Congreso político en Caracas, cuando ya tomaba color y rumbo cierto  el ciclo bolivariano en las calles de Venezuela, en 1997. Un país agotado que se decide a recrear un mundo propio desecho por otros connacionales. Pablo Montini, ya desde el vamos notablemente parecido a Fermoselle, se produce estéticamente, asistido por alguien, tal vez una amante, con un arte vestuarista profesional, hasta quedar idéntico a su colega Oscar. Pablo Montini copió la apariencia de Fermoselle, y con una credencial falsa de su Universidad aquí en Argentina, por su puesto a nombre de su colega, se inscribe en el Congreso y ofrece una disertación con la tesis de Oscar aprendida al dedillo. Vale decir que dio una conferencia magistral. Fue aplaudido y requerido por diversos meetings en lo periférico al Congreso. Atrajo la confianza de gente, y al final del evento sale de Caracas convertido en corresponsal desde la Argentina de una radio cooperativa de gran alcance y predicamento en la Capital venezolana. Montini, fingiendo ser Fermoselle, se mantiene como corresponsal hasta el 2010 en que tiene lugar este encuentro en su restaurante.

            -Yo hago una interpretación de todo –escudriña Oscar- y puedo visualizar que fue cuando vos me robaste la identidad que mi vida se precarizó a una pálida versión, de años que tampoco fueron buenos.... Y todavía ando mal..... Te descubrió mi mujer. En principio mediante la internet. Ella es amante de la novela policial, y obsesiva del oficio de detective. Ha convertido una habitación donde estudia en un santuario de Bertillón, el francés. Para los estudiosos del género, el valor que conserva la técnica desarrollada por Alfonso Bertillón, es enorme y se mantendrá.... ¿Estás bien? ¿Sigo?
            -Sí, por favor.
            -Ella estaba navegando en la Web hace ya bastante, y descubre una fotografía mía en una página venezolana, con nombre y cargo, emitiendo una opinión sobre el panorama político de aquí en ese momento. Y no necesitó siquiera preguntarme al principio si tenía yo en secreto esa actividad, no. En su delicado olfato de sabueso fue claro para ella que esa fotografía tenía algo muy malo. En realidad supo en ese mismo momento que yo estaba siendo plagiado. No me informó de nada en ese momento y empezó a pensar.                   Se hizo de varias hojas impresas con mi supuesto historial en Venezuela, y amplió fotografías sacadas de páginas de allá.                       Te voy a introducir un poco en la biografía del francés. Él estuvo al frente del Departamento de Investigación de la Süreté Francesa. Había nacido en 1853. Así como conocimos de la mano de Arthur Conan Doyle a su personaje célebre, Sherlock Holmes, contemporáneo de Bertillón, este se asemejó notablemente a la criatura de Doyle, en la vida real. Deducción y ciencia, pero sumado al atributo de quienes poseen refinamiento, el suficiente como para traspasar los misterios y columbrar un brillo en la penumbra de la muerte.
            -¿Te quiere mucho ella verdad?
            -Sí si, claro...
            -Continuá Oscar, es apasionante.
            -.....fue contemporáneo también del argentino Juan Vucetich, pionero en la técnica de huellas dactilares, e incorporó la técnica de este a la investigación, pero no de inmediato. Se conocieron, y no se tuvieron aprecio; tampoco discordia. De todos modos la primera captura internacional importante con la técnica de huellas dactilares la consiguió Bertillón......  Es interesante por otra parte cómo este hombre de carne y hueso remite a otro personaje, el inspector belga de Ághata Christy, porque siempre en las novelas se lo suponía francés a Poirot, el máximo por su puesto, y Poirot se enojaba mucho.... ,parece que le gustaba mucho ser belga a este personaje.                  Bueno, Bertillón es el autor del método de identificación y clasificación de criminales. Los archivos generados por él atravesaban el ingenio y la astucia de los reincidentes en toda clase de metamorfosis. Antes de entrar en una oficina de la Süreté de Paris, había descubierto siguiendo la investigación de su padre medico, pero como aficionado, que no existía posible gemelaridad entre huesos de distintas calaveras. Hizo sus propias estadísticas. Ya trabajando providencialmente en el Departamento de reincidentes de París, cayó un día Bertillón en la cuenta de la inmutabilidad de ciertas partes y extremidades del cuerpo humano. Con mucho trabajo llega a inventar y desarrollar la Antropometría. Anotaba en un fichero los rasgos inalterables, amplió el hasta allí uso muy limitado de la fotografía, e incorporó datos variados y datos claves de cada reincidente. En fin, la Antropometría es una ciencia de detectives que requiere archivos complejos...... Atrapó a 49 en el primer año, habiendo computado a 7000. Nunca se pudo atrapar tanto reincidente antes. Atrapó más de 200 al siguiente año. En diez años 3500. Todo el occidente detectivesco se reformuló según la antropometría de Bertillón a principios del siglo 20. Se hizo famoso. Y fueron años de gran avance, porque Juan Vucetich terminaría aportando con su sola técnica, algo más decisivo que el complejo método de Bertillón. Vucetich fue el certero copiador y reinterprete de técnicas antiguas. Limitó así la vida delictual de hombres de grueso prontuario y de cualquiera, porque la técnica de huellas dactilares es poderosa. Pero Bertillón fue más grande.

            Esperó unos momentos. En su parsimonia volvió al caso que los involucraba, el plagio producido por su colega Pablo Montini, y miró a este con un leve gesto de acusación y superioridad.

            -Mi mujer estudia hasta el día de hoy su técnica. Tomó un par de fotografías digitales tuyas, con mi rostro claro, y tomó otra mía real. Estuvo como un mes trabajando en algunos órganos claves; en especial fue modificando nariz pómulos, frente, peinado..., separó las partes parecidas pero escasamente defectuosas en la copia, de tu rostro claro,  y así fue que en un mes se encontró con el rostro del gran Pablo Montini, tu rostro. Ya sabes que ella te conoce..... –se preparó para sentenciar-....... Yo no te voy a denunciar Pablo....
            -Pero ¿qué necesitás?, aparte de mi renuncia en Venezuela claro. ¿Querés la reparación económica acordada por nosotros solos verdad?
            -No. Yo ya desde antes estaba acostumbrado a ser una víctima. Nací para el sacrificio, para sembrar futuro. Y lo cosecharé. Yo y todos los perdedores de este país, y los héroes populares, lo cosecharemos. Me niego a convertirme en ganador. Quiero el triunfo del país. Me basta con que dejes de producirme daño. Y por su puesto, yo te acuso ante la impresa en el aire y en las paredes, presencia de los derrotados de la historia, de maldito, y traidor. Ya no tenés más un lugar entendés, un lugar, en los bares, en ningún lado, en la ciudad.
            -¿Siempre fuiste tan benigno Oscar? Nadie lo es.
            -No es benigno el término. Es la simpleza de los anónimos operarios ya manumitidos que elevaron las tres pirámides de Gizeh. La obra es lo importante. Nosotros viviremos dentro.

                                                FIN.

*Escritor
  Miembro del Centro de Estudios Populares 

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