Por Gustavo Daniel Barrios*
Oscar
prefirió invitar a Montini a uno de los restaurantes de este, uno que está
ubicado yendo para Lucero, por donde
Oscar vive. Los demás que Mario Ezequiel Montini, alias Pablo tiene, están
completamente lejos de allí. Empezaron a beber cerveza mucho antes que llegaran
los primeros clientes a cenar. Oscar Fermoselle no se dejó intimidar por el
ademán inquisitivo de su oponente, y empezó:
-¿De
qué hablás? –algo jadeante Montini se paraliza-¿Cómo Oscar? –su tórax oprimido
le indica a todo su ser, que sufre además un agotamiento repentino y miedo, lo
que ya bordea en su mente, un conocimiento que le hace comprender-.
-Vos
estabas cuando yo recibí honores por hacer mi trabajo de tesis, cuando
desarrollé mi tesis sobre el “eurocentrismo” –le recuerda Oscar.
Lo
que ya sabe Montini, y le ha hecho reconocer Fermoselle, es lo que él hizo
tiempo después con esa tesis. Mario Ezequiel Montini y Oscar Fermoselle se
diplomaron en la misma promoción, en Ciencias Políticas. Tenían un trato
respetuoso pero distante. Muy diferentes orígenes. Fermoselle había militado en
los setenta, y en esas batallas
encontró el primer impedimento para nacer al regocijo de vivir, pues su
juventud se truncó en un destino carcelario que laceró su ya endeble
organización psíquica de hombre melancólico. En cuanto a Montini, quien se
hacía llamar Pablo desde los trece años, siempre gozó del reposo de una familia
marcadamente despojada de compasión, y lo que es más importante, de afecto y
adhesión con el país idílico, en eso
que abunda y es la encarnadura de un insensible arquetipo burgués desprovisto
de amores. Vivían seguros los ricos comerciantes Montini, pero Pablo era tan
inteligente que el rol obligatorio de desinterés por las causas de la historia
lo aburría sobremanera, y ya tempranamente se propuso conocer y mejorar la
apuesta de su padre. Es importante señalar que Oscar Fermoselle y Mario
Ezequiel Montini son curiosamente muy parecidos, en lo físico y facial, e
incluso en la cadencia de su voz.
Oscar
se quedó mirándolo. Sabía ya que lo tenía encerrado, pero fue tan sobrio que le
permitió a Pablo recomponerse un poco. Este lo miraba con ojos brillosos. El
personal del restaurante trabajaba en otro lugar del salón.
-Yo
expuse sobre el “Programa eurocentrista de ultramar”, y el consecuente desvelo
depredatorio para con América Latina, plan del siglo 19..... ¿Recordás?
-No
mucho- Pablo Montini estaba un poco descompuesto, cierto derrumbe general, pero
se mantuvo como pudo atento y en silencio. Siguió oyendo a Fermoselle.
-Yo
teoricé sobre un plan integrador de poderes moderados de Europa, que se fue
encadenando a partir del 19, desde la
“Asociación Cristiana de Jóvenes”, en lo que fue menos importante...., casi
anecdótico...., que tenía espíritu neutral pero fundación protestante, con
organizaciones adyacentes, aunque fue de concurrencia masivamente católica, al
menos en los sesenta y setenta...; encadenado a las “ligas democristianas” de
raigambre católica, y su partido consecuente, y ramificaciones que luego
coronarían en la “social democracia liberal”, según claro, el sentido
subhemisférico del término; y encadenado al sesgo predominante del “socialismo
clásico argentino”, distinto al “social demócrata” pero igual y peor, idea que
se resuelve estudiando la “Junta Consultiva Nacional”, y que resuelve quizá
toda la teoría. Ya sabés que esta fue el remedo de un círculo de ancianos
asistente del poder ejecutivo de la “Revolución Fusiladora”, e incluso hicieron
una parodia de asentarse en el edificio del suprimido Congreso, lo cual es
macabro... La “Junta Consultiva Nacional” de un gobierno militar que apañaba un
proyecto desaparecedor de soberanía, bandera.., qué se yo, idioma...; venían a
suprimir una cultura. A esa “Junta” la armó el “Programa eurocentrista para
ultramar”, en mi teoría queda explicado. La integraron Américo Ghioldi, Alicia
Moreau de Justo -una mujer que por cierto despreció a Evita-, Nicolás Repetto,
estos por el “socialismo”. Estos supuestamente no eran “liberales” pero
apoyaron internamente a Pedro Eugenio Aramburu, que era como Martínez de Hoz y
Videla combinados... Además estaban los radicales, en fin. La consumación de
aquel programa. Este órgano bendijo a la “Revolución Fusiladora” desde adentro,
derogando la Constitución
reformada hacía poco, y lo que es peor, convalidando el fusilamiento de civiles
y militares que se sublevaron para restituir la Democracia y contra el
régimen, y que encabezó Valle. Este plan guardaba desde muchísimo tiempo antes
un evangelio de aquelarre. ¿Vas recordando?
-Sí.
-Frentes
políticos con un muestrario de preceptos bellos en su autopromoción, y
homogéneos en su antiperonismo, todos esos grupos fortalecidos en el 55 guardaban desde hacía mucho un
evangelio de aquelarre bajo la manga. Fueron la cabecera de playa en el país de
un acuerdo extranjero que a pesar de la segunda,
aquí en el país nunca perdió vitalidad. Se los derrotó en un momento pero
se mantuvieron vitales. Este plan proyectaba ambiciones muy a futuro, e
involucraba una conclusión en el siglo 21
ahora, donde incluso se pensaba disponer de todo lo nuestro para nuevamente
recrear la conquista, pero a todo nivel. Me costó mucho, y mucho compromiso
investigarlo. El mismo que nunca tuviste vos, por eso me lo robaste. ¿Te
recuerdo cómo?
-Está
bien, reconozco todo –Pablo agachó la cabeza, se resignó y se apagó.
Descansaron
un buen rato, y en un momento un brote de responsabilidad le permitió a Montini
enfrentar la situación, para preguntarle a Fermoselle cómo fue que lo
descubrió. Y Oscar le responde que en realidad fue su propia mujer quien lo
hizo.
Pablo
Montini se había colado en un Congreso político en Caracas, cuando ya tomaba
color y rumbo cierto el ciclo bolivariano en las calles de Venezuela,
en 1997. Un país agotado que se decide a recrear un mundo propio desecho por
otros connacionales. Pablo Montini, ya desde el vamos notablemente parecido a
Fermoselle, se produce estéticamente, asistido por alguien, tal vez una amante,
con un arte vestuarista profesional, hasta quedar idéntico a su colega Oscar.
Pablo Montini copió la apariencia de Fermoselle, y con una credencial falsa de
su Universidad aquí en Argentina, por su puesto a nombre de su colega, se
inscribe en el Congreso y ofrece una disertación con la tesis de Oscar
aprendida al dedillo. Vale decir que dio una conferencia magistral. Fue
aplaudido y requerido por diversos meetings en lo periférico al Congreso.
Atrajo la confianza de gente, y al final del evento sale de Caracas convertido
en corresponsal desde la
Argentina de una radio cooperativa de gran alcance y predicamento
en la Capital
venezolana. Montini, fingiendo ser Fermoselle, se mantiene como corresponsal
hasta el 2010 en que tiene lugar este encuentro en su restaurante.
-Yo
hago una interpretación de todo –escudriña Oscar- y puedo visualizar que fue
cuando vos me robaste la identidad que mi vida se precarizó a una pálida
versión, de años que tampoco fueron buenos.... Y todavía ando mal..... Te
descubrió mi mujer. En principio mediante la internet. Ella es amante de la
novela policial, y obsesiva del oficio de detective. Ha convertido una
habitación donde estudia en un santuario de Bertillón, el francés. Para los
estudiosos del género, el valor que conserva la técnica desarrollada por
Alfonso Bertillón, es enorme y se mantendrá.... ¿Estás bien? ¿Sigo?
-Sí,
por favor.
-Ella
estaba navegando en la Web
hace ya bastante, y descubre una fotografía mía en una página venezolana, con
nombre y cargo, emitiendo una opinión sobre el panorama político de aquí en ese
momento. Y no necesitó siquiera preguntarme al principio si tenía yo en secreto
esa actividad, no. En su delicado olfato de sabueso fue claro para ella que esa
fotografía tenía algo muy malo. En realidad supo en ese mismo momento que yo
estaba siendo plagiado. No me informó de nada en ese momento y empezó a
pensar. Se hizo de
varias hojas impresas con mi supuesto historial en Venezuela, y amplió
fotografías sacadas de páginas de allá. Te voy a introducir un
poco en la biografía del francés. Él estuvo al frente del Departamento de Investigación
de la Süreté Francesa.
Había nacido en 1853. Así como
conocimos de la mano de Arthur Conan Doyle a su personaje célebre, Sherlock
Holmes, contemporáneo de Bertillón, este se asemejó notablemente a la criatura
de Doyle, en la vida real. Deducción y ciencia, pero sumado al atributo de
quienes poseen refinamiento, el suficiente como para traspasar los misterios y
columbrar un brillo en la penumbra de la muerte.
-¿Te
quiere mucho ella verdad?
-Sí
si, claro...
-Continuá
Oscar, es apasionante.
-.....fue
contemporáneo también del argentino Juan Vucetich, pionero en la técnica de
huellas dactilares, e incorporó la técnica de este a la investigación, pero no
de inmediato. Se conocieron, y no se tuvieron aprecio; tampoco discordia. De todos
modos la primera captura internacional importante con la técnica de huellas
dactilares la consiguió Bertillón......
Es interesante por otra parte cómo este hombre de carne y hueso remite a
otro personaje, el inspector belga de Ághata Christy, porque siempre en las
novelas se lo suponía francés a Poirot, el máximo por su puesto, y Poirot se
enojaba mucho.... ,parece que le gustaba mucho ser belga a este personaje. Bueno, Bertillón es el autor
del método de identificación y clasificación de criminales. Los archivos
generados por él atravesaban el ingenio y la astucia de los reincidentes en
toda clase de metamorfosis. Antes de entrar en una oficina de la Süreté de Paris, había
descubierto siguiendo la investigación de su padre medico, pero como
aficionado, que no existía posible gemelaridad entre huesos de distintas
calaveras. Hizo sus propias estadísticas. Ya trabajando providencialmente en el
Departamento de reincidentes de París, cayó un día Bertillón en la cuenta de la
inmutabilidad de ciertas partes y extremidades del cuerpo humano. Con mucho
trabajo llega a inventar y desarrollar la Antropometría.
Anotaba en un fichero los rasgos inalterables, amplió el
hasta allí uso muy limitado de la fotografía, e incorporó datos variados y
datos claves de cada reincidente. En fin, la Antropometría
es una ciencia de detectives que requiere archivos complejos...... Atrapó a 49
en el primer año, habiendo computado a 7000. Nunca se pudo atrapar tanto
reincidente antes. Atrapó más de 200 al siguiente año. En diez años 3500. Todo
el occidente detectivesco se reformuló según la antropometría de Bertillón a principios del siglo 20. Se hizo famoso. Y fueron años de
gran avance, porque Juan Vucetich terminaría aportando con su sola técnica,
algo más decisivo que el complejo método de Bertillón. Vucetich fue el certero
copiador y reinterprete de técnicas antiguas. Limitó así la vida delictual de
hombres de grueso prontuario y de cualquiera, porque la técnica de huellas
dactilares es poderosa. Pero Bertillón fue más grande.
Esperó
unos momentos. En su parsimonia volvió al caso que los involucraba, el plagio
producido por su colega Pablo Montini, y miró a este con un leve gesto de
acusación y superioridad.
-Mi
mujer estudia hasta el día de hoy su técnica. Tomó un par de fotografías
digitales tuyas, con mi rostro claro, y tomó otra mía real. Estuvo como un mes
trabajando en algunos órganos claves; en especial fue modificando nariz
pómulos, frente, peinado..., separó las partes parecidas pero escasamente
defectuosas en la copia, de tu rostro claro,
y así fue que en un mes se encontró con el rostro del gran Pablo
Montini, tu rostro. Ya sabes que ella te conoce..... –se preparó para
sentenciar-....... Yo no te voy a denunciar Pablo....
-Pero
¿qué necesitás?, aparte de mi renuncia en Venezuela claro. ¿Querés la
reparación económica acordada por nosotros solos verdad?
-No.
Yo ya desde antes estaba acostumbrado a ser una víctima. Nací para el
sacrificio, para sembrar futuro. Y lo cosecharé. Yo y todos los perdedores de
este país, y los héroes populares, lo cosecharemos. Me niego a convertirme en
ganador. Quiero el triunfo del país. Me basta con que dejes de producirme daño.
Y por su puesto, yo te acuso ante la impresa en el aire y en las paredes,
presencia de los derrotados de la historia, de maldito, y traidor. Ya no tenés
más un lugar entendés, un lugar, en los bares, en ningún lado, en la ciudad.
-¿Siempre
fuiste tan benigno Oscar? Nadie lo es.
-No
es benigno el término. Es la simpleza de los anónimos operarios ya manumitidos
que elevaron las tres pirámides de Gizeh.
La obra es lo importante. Nosotros viviremos dentro.
FIN.
*Escritor
Miembro del Centro de Estudios Populares
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