Por Gustavo Daniel Barrios*
El
cura Federico Richards contó alguna vez, que aquel que fuera el hombre más
temible de la zona que llamamos NOA, en los finales de la Década Infame, y al que se
preparó para suplantar a Ramón Castillo en el plan de extender la misma,
Robustiano Patrón Costas, aparece en una anécdota justamente del año 43, cuando
quedó frustrado su ascenso.
Contó Richards que Patrón Costas invitó primero a
cenar y luego a pernoctar en su casa, a un profesor alemán, que en ese tiempo
tenía una cátedra en Lima. Se estaba haciendo por entonces una excavación en
Salta, y en el grupo había también estudiantes de arquitectura, uno de cuyos le
contó la anécdota al cura pasionista
que fuera director del semanario La cruz del sur. Fue una cena cordial en
el refectorio de Robustiano, y luego de la misma el académico se dirige a el
dormitorio que le ofrecieron para dormir. Mientras el profesor está en busca
del sueño lée, y de pronto entra en su habitación un indiecito de unos siete
años. Este se apareció estando desnudo y sin mediar palabra se acostó debajo de
la colcha en la cama del alemán, pero invertido. Perplejo, más tarde el
profesor se duerme, y a la mañana siguiente Patrón Costas le cuenta a su
invitado que se lo mandó por los mosquitos, así lo picaban al muchacho.....
Son
los perfiles muy impresionantes de tanto criollo que se constituyó en opositor
caliginoso del peronismo antes, y después
también. El enfoque este es sobre cuando la política muta en otra cosa. De
pronto la política supo mutar en santos
oficios como avanzadas imperial-religiosas que incineran una y otra vez los
sagrados legados mayas –libros-, y lo
hace en nombre de occidente o vaya saber qué falsa premisa que utilizan para
avanzar sobre un entramado de república, democracia, o una nación tendida entre
Guatemala y México hace siglos.
Lo
que tienen los celosos guardianes del statu quo, es todo lo que hay de nefasto
y previsible, o a veces imprevisible, en las personas de carne y hueso. En el
fondo de los feroces guardianes del statu quo, una y otra vez se comprobó en la
historia, hay una desconocida degeneración. En la película Missisipi en llamas, una mujer blanca, de una familia tradicional
negrófoba, reflexiona en un momento, en el film, sobre qué es pasar toda una
vida postrada en medio del odio. Hace este personaje una declamación, en un
momento de agotamiento, y explica qué cosa es amanecer y al levantarte está ya
el odio a tu alrededor, llegas a la noche y sigues respirando el odio que impregna
todo tu derredor, y has malgastado toda tu vida sin haber conocido el sosiego y
la paz. El escritor Harry Golden, escribió hace mucho un capítulo sobre ese mundo
que está más debajo de Virginia, en
Estados Unidos, y extendido fundamentalmente sobre el golfo de México, esos
Estados del Sur del país. Da él una serie de definiciones que se hace necesario
aquí reunir un poco. Golden habla sobre que el segregacionista teme a la sexualidad
de los hombres negros, y que con esta extradotada facultad, según la
imaginación de ellos claro, puedan
poseer a sus mujeres blancas. Ya veremos cómo se habían creado este
complejo, que carece totalmente de base. Este hombre, el segregacionista sureño,
creó para sí a una virgen psicológica, para explicarse su visión del mundo. Ya
en el siglo de la guerra de secesión
se inventó la “Caballería contra el amor cortés” en ese Sur -Golden les llamó
de otra manera-, de las sectas del odio. Linchamientos, hombres ahorcados en
los árboles, por su puesto incendios, etc. Entonces en ese marco de “La Caballería contra el
amor cortés”, el macho de la raza superior podía cebarse con las mujeres
preciosas, jóvenes morenas de la raza “inferior” y someterlas sexualmente, sin
que le pudieras enfrentar, por la impunidad del poder y su acostumbrada
violencia. A la inversa de esa situación, obvio que nunca existió una cultura
de sometimiento sexual del hombre negro hacia la mujer blanca, por supuesto.
¿Cómo hubiesen podido?.... A todo esto la mujer blanca atesorada por el
segregacionista pasa a ser un objeto de adorno, y nunca un sujeto receptor de
caricias y ternura, porque esto no había en lo constitutivo del
segregacionista. Este es el carácter de aquel submundo, y para sintetizarlo
Golden hace una reseña muy buena. Él expresa : Era el Paladión del sur esta mujer –blanca-, la Atenea
portadora de escudo, reluciente con su blancura en las nubes, el modelo para
sus reuniones políticas, el símbolo místico de su nacionalidad frente al
enemigo. Era la doncella de Astola, pura como el lirio, y la diosa cazadora de
la montaña beocia. Y era la misericordiosa madre del señor. Bastaba mencionarla
para que los hombres fuertes prorrumpiesen en llanto....o en gritos.
Difícilmente había sermón que no empezase y terminase con tributos en su honor,
difícilmente existió un discurso valiente que no comenzara y finalizara con el
chocar de escudos y molinetes de espadas para su mejor gloria. Por último, creo
firmemente que las filas de la
Confederación fueron a la batalla –cuando la guerra civil-
entre redobles de tambor con la brumosa convicción de que solamente por ella
luchaban.
Por
último Harry Golden cuenta una anécdota esclarecedora. Dice que un tal señor
Griffin, un blanco dueño de periódicos en Texas, quería saber qué se sentía ser
negro. Parece que este hombre se sometió a una serie de tratamientos que le
oscurecieron, tal vez por reacción alérgica, por un tiempo su color de la piel.
Se afeitó la cabeza y viajó del 6 de Noviembre al 14 de Diciembre del 59, por
Missisipi, Alabama, Louisiana y Georgia. Y volcó sus experiencias en un libro.
Griffin contó que en todos los casos en los que haciendo dedo en la carretera
consiguió que lo levantase un hombre blanco, las preguntas de este inevitablemente
giraban en torno a la cuestión sexual. El blanco persistía en preguntar al
muchacho “negro”, más o menos lo siguiente: -Dime, ¿has conseguido alguna vez
una mujer blanca?-. Entonces este hombre camuflado, les respondía que no, que
no tenía interés en atraer las iras de una partida de linchadores. En ese
momento el hombre blanco que lo cargaba en el coche solía enojarse, diciendo:
-Estás mintiendo, pero por lo menos lo has pensado, ¿verdad que sí?-.
Yo
tenía un amigo, escritor y bohemio, cordobés de la llanura pero viviendo en
nuestros pagos desde hace muchísimo, que
me contó en una reunión, que hubo un tipo en Estados Unidos, hombre que
fue conocido, que hizo una reflexión entre humorística y trágica, cuando una
vez le hablaba a alguien diciéndole :......Mire
amigo, le voy a hacer una confesión. Como usted verá, soy negro... Pero ya se
habrá fijado, que mi madre es blanca, y yo le informo que ella es de
procedencia eslava, es judía. O sea que yo soy un negro judío, obvio que de los
judíos pobrísimos de este país. Soy un negro judío pobre..... Y usted ya se
habrá enterado por los muchachos que yo soy homosexual. Soy un negro judío
pobre y homosexual. Y yo le voy a agregar que hace un tiempo me afilié al
partido comunista de Wisconsin, eso me presenta como un negro judío pobre
homosexual y comunista norteamericano, y por si algo faltara prefiero el
basketball yugoslavo. Dígame, ¿qué futuro tengo en este país?
Esto
me remite automáticamente a Obama, la anécdota de mi amigo hoy sin contacto
conmigo, que se llama Enrique, me conduce a pensar en Obama. Es necesario,
imprescindible aquí, separarnos de las animosidades de orden coyuntural y
formal, porque hablamos en este tramo de otra cosa. La madre de Obama era
blanquísima, y se la ganó un negro negrísimo y bien ganada. Ya eso es
debilitador para cierta moral, pero este hombre, el padre de Obama, era de
Kenia, ni siquiera estaba naturalizado pues sólo estudiaba, en Norteamérica.
Obama ni siquiera es un apellido anglosajón, sino africano. Además, como
sabemos el Obama de hoy, su padre murió, se llama Barack Hussein, que significa
el bendito hermoso, aunque esto es muy fino, pero lo que no es fino es que es
un primer y segundo nombre musulmán. El presidente Obama no tiene apellido
anglosajón y sus nombres son de lengua “infiel” para su país. Y Obama nació en
Hawai, que yo asumo no debe tener la consistencia social de los americanos
continentales, dado que es un lugar lejano, polinesio. Y es una personalidad de
gran talento, carismático, líder nato, fuerte, dentro de una persona construida
con ingredientes que no son la preferencia del conservador de aquél país. Entonces me pregunto, ¿cómo logró este hombre
llegar a la Casa Blanca?
Es fascinante el tema.
Pero
este relato empezó con Robustiano Patrón Costas, para derivar en la cuestión
humana más universal. Hasta el sábado antes del triunfo del FPV digamos, no
enfrentó el peronismo, una oposición
en términos estrictos de significado. Vivimos otra cosa, hemos percibido, otro
fenómeno. Todos componemos una Sociedad con civilización alta y aquello que es
decadentísimo, más o menos Arcadia y Babel, o también Alejandría y Damasco
mezclado con Sodoma y Gomorra–como perdición política-. Estuvimos viviendo un
tiempo de desplazamiento hacia un valle que depara otra Edad. Y el Domingo 23
estatuimos así de golpe, qué país queremos. La condición humana, pensar sobre
ella, nos sirve para descifrar qué se cocina en el trasfondo de la crisis
económica que afecta al mundo. Las personas que destruyeron el Estado de
bienestar, antes en otros lugares, ahora visiblemente en el Hemisferio
Norte-Occidental, atacaron el modelo de la sensatez, y toda filosofía post-conciliar, e incluso la piedad.
Ellos inventaron la pirámide de Maidoff, las burbujas financieras. Ellos
sembraron por doquier el dolor de sentirse desprotegido, a la deriva, sin
porvenir. Empero, luego de todo ese panorama, más de tres años después de la
declaración formal de la crisis, y como quienes han fugadose de la realidad concensuada,
especialmente en términos del bien común, de lo que es dócil e inteligente, de
un altruismo básico de la modernidad, todos los tecnócratas –no hablo de los
académicos de por sí- de los organismos nodales de la economía, como en una
escena del infierno pintada por algún genial pintor que lo convierta en
lenguaje pictórico, han diagnosticado la crisis y se dispusieron monolíticamente,
a recomendar repetir las fórmulas como por ejemplo, las que lastimaron de
gravedad a nuestra nación, o a Ecuador, etc..., con la seguridad teórica del
boticario que te hace una receta magistral, de esas que hablaban nuestros
abuelos, sólo que aquellas eran buenas. ¡Cuidado que Grecia y España se mueren!
Ellos no tienen una tercera posición interna, o un genio que hayamos podido
conocer ya, o un proyecto popular organizado capaz de enfrentar la ortodoxia
neoliberal. ¡Cuidado que esos países se mueren! Y si no tienen el recambio que
produzca un cisma violento, qué. ¿Qué viene? Cuesta creer que no detengan la
acción de tecnócratas que recomiendan la fórmula que postergará en la pobreza a
un par o más de generaciones, siendo incapaces de comprender el dolor.
Están
separados de la realidad concensuada, del sentido común, de la grandeza de
demoler la propia insapiencia e impermeabilidad para nacer de nuevo, en un modelo
que se parezca más a la gente del común. Nunca me atrevería a clasificar este
rango patológico, no tengo el conocimiento. Pero este que se cuece en la zona
septentrional, es el peor de los escenarios, por eso lo mejor que pueda pasar
ahora es que alguien alce su voz para proponer una Asamblea Internacional,
donde se discuta el tema de la condición humana, y se genere el antídoto
político, para trascender esto, de aquí a no demasiado tiempo.
*Escritor
Miembro del Centor de Estudios Populares
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