La
matriz neoliberal que imperó durante la década de los ’90 influyó en
términos de acción política, de la gestión estatal y del programa
económico. Esta matriz de pensamiento está lejos de haber sido superada
pese a que en la sociedad está avanzando otra lógica de lo público,
basada en el bienestar de las personas como eje de construcción de
ciudadanía y no en la mera eficiencia de los mercados.
“Recursos naturales” expresa una mercantilización, una reducción a
factor de renta y de producción, de lo que constituye algo más
abarcativo y trascendente: el patrimonio natural de los argentinos
presentes y futuros. Este constituye la primera condición material de la
existencia de una Nación y posibilidad inmediata y mediata de su
destino.
Los conceptos y las palabras reflejan ideologías y formas de
organización social que se corresponden con ellas. Por eso el término
“recursos naturales” se expresó en el texto de la Reforma Constitucional
de 1994, emergente de una etapa donde dominaba la idea del Estado
mínimo y el consenso que las fuerzas del mercado establecían el rumbo
“eficiente” del desarrollo. En cambio, en el texto de la Constitución
nacional de 1949 no se utiliza la expresión “recursos naturales” en las
menciones sobre patrimonio natural.
En el último renglón del artículo 124 de la CN de 1994, donde
quedaron semántica, política y económicamente confinados las tierras, el
agua, la biodiversidad, los minerales, los hidrocarburos, se consagra
la dispersión normativa y registral de las tierras. Este tema hoy ha
ingresado aunque parcialmente al debate público y parlamentario.
Es evidente que entre el derecho al hábitat y ambiente saludables
para las personas, que establece el artículo 41, y la maximización de
las rentas ha triunfado la lógica de mercantilización desproporcionada
del patrimonio natural. Esta es condición fundamental de alimentación y
de hábitat de la población del país, es decir de la materialidad primera
de la soberanía nacional.
La dispersión jurisdiccional consagrada en el último párrafo del
artículo 124 ha colaborado significativamente para que los
desequilibrios ambientales y sociales entre hábitat y producción se
resuelvan usualmente a favor de la rentabilidad. Esta se encuentra
cimentada en un uso depredador, irresponsable y abusivo del patrimonio
natural. Una de las variantes para interpretarlo es observar que los
actores sociales y políticos que intentan contrarrestarlo en cada una de
las provincias con diferentes correlaciones de fuerzas. Basta ponderar
cómo se han resuelto, y en favor de qué intereses, la mayoría de los
conflictos suscitados, en gran medida, desde los años de la
desregulación económica y profundizado por los efectos en la agricultura
a escala.
Otra de las consecuencias del planteo reduccionista que expresa el
concepto “recursos naturales” es que en el caso de las tierras rurales
se ignora que un factor clave es la reconstrucción de la
institucionalidad fundiaria nacional. Esta ha sido históricamente
trabajosa e intermitente merced a los intereses agroexportadores que no
desean regulación e intervención estatal sobre lo que consideran un mero
insumo de renta agraria.
* Doctora por la UPO (Sevilla). Departamento de Historia Económica y licenciada en Historia UNL (Argentina).
Publicado en Página12
No hay comentarios:
Publicar un comentario