Notaron que hay gente, que se dice de izquierda, ¿pero que solo aparece para criticar a gente de izquierda? Nunca contra la derecha, lo que sea que esta haga. Son especialistas en lanzar gasolina en cualquier fueguito dentro de la izquierda.
Nunca reconocen victorias, conquistas, avances. Son solo preanuncios de derrotas, traiciones, giros a la derecha –cuya culpa será siempre denunciada como responsabilidad de la izquierda. Adoran las derrotas, cuánto mayor, mejor, porque la culpa es de los otros, no importa que el pueblo sea quién pague el precio.
Son excelentes para hacer balances de derrotas, pero nunca saben proponer alternativas y nunca consiguen dirigir proceso alguno. Son siempre críticos. Especies de buitres, especialistas en carroña. Cuervos, que auguran siempre catástrofes.
No da para tener respeto por alguien que se dice de izquierda, pero no está en todas las paradas de la lucha contra la derecha. Ahí se quedan quietos, acechando para atacar a la izquierda, sea porque no es suficientemente radical, sea porque no derrotó de forma radical y definitiva a la derecha. Ellos mismos, no son capaces de afectar el poder de la derecha, ni están centralmente preocupados con eso, les importa sobre todo las ''traiciones'' de la izquierda.
En una circunstancia grave como la de Bolivia actualmente, por ejemplo, lanzan hacia afuera el rencor a Evo Morales y su liderazgo, como antes tuvieron esa actitud contra Lula en el Brasil. Todos ''traicionaron'', incluidos Hugo Chávez, Rafael Correa, Pepe Mujica, los Kirchner, Fernando Lugo, Mauricio Funes, solo ellos son puros. Solo que el pueblo no cree eso, de forma que esa gente nunca consigue formar movimientos populares con fuerte participación del pueblo, no dirigen ningún proceso, no consiguen citar un caso en que sus ideas condujeron a victorias y avances.
No elogian la reforma agraria, la nacionalización de las minas, la Asamblea Constituyente puestas en práctica por Evo. No apoyan las medidas de política externa soberana del Brasil, en el reconocimiento de la Palestina, en la mediación de Irán, en el apoyo a Cuba. Solo denuncias, porque su universo no es la lucha general del pueblo, sino el universo circunscrito de la izquierda. No impulsan luchas de masas, solo lucha ideológica. No construyen fuerza política para que la izquierda avance, siempre tratan de dividir.
Los conflictos en la izquierda, en el campo popular, tienen que ser discutidos y tratados como conflictos entre tendencias de izquierda, más moderadas o más radicales, sin descalificaciones que señalen a los otros como fuera del campo de la izquierda. Esta actitud es el primer paso que lleva a asimilar otras tendencias de la izquierda a la derecha y asumir equidistancia en relación a ellas.
En una situación de crisis como la de Bolivia actualmente, todo lo que podemos desear es que se llegue a un acuerdo político entre el gobierno y sectores del movimiento indígena que están en enfrentamiento abierto. Ni el gobierno es derechista, ni los movimientos indígenas hacen el juego de la derecha. Es en ese marco que debemos anhelar que sean enfrentados los conflictos.
Como en Brasil, se debe criticar al gobierno y al PT en lo que se diverge, y apoyar en los puntos comunes. Hacer frente único en lo que hay de común, comenzando por la lucha contra la derecha. Y criticar aquello en que hay divergencias. Considerando que son diferencias en el campo de la izquierda, no es posible la equidistancia entre el gobierno y la oposición, el PT y la derecha.
Nunca reconocen victorias, conquistas, avances. Son solo preanuncios de derrotas, traiciones, giros a la derecha –cuya culpa será siempre denunciada como responsabilidad de la izquierda. Adoran las derrotas, cuánto mayor, mejor, porque la culpa es de los otros, no importa que el pueblo sea quién pague el precio.
Son excelentes para hacer balances de derrotas, pero nunca saben proponer alternativas y nunca consiguen dirigir proceso alguno. Son siempre críticos. Especies de buitres, especialistas en carroña. Cuervos, que auguran siempre catástrofes.
No da para tener respeto por alguien que se dice de izquierda, pero no está en todas las paradas de la lucha contra la derecha. Ahí se quedan quietos, acechando para atacar a la izquierda, sea porque no es suficientemente radical, sea porque no derrotó de forma radical y definitiva a la derecha. Ellos mismos, no son capaces de afectar el poder de la derecha, ni están centralmente preocupados con eso, les importa sobre todo las ''traiciones'' de la izquierda.
En una circunstancia grave como la de Bolivia actualmente, por ejemplo, lanzan hacia afuera el rencor a Evo Morales y su liderazgo, como antes tuvieron esa actitud contra Lula en el Brasil. Todos ''traicionaron'', incluidos Hugo Chávez, Rafael Correa, Pepe Mujica, los Kirchner, Fernando Lugo, Mauricio Funes, solo ellos son puros. Solo que el pueblo no cree eso, de forma que esa gente nunca consigue formar movimientos populares con fuerte participación del pueblo, no dirigen ningún proceso, no consiguen citar un caso en que sus ideas condujeron a victorias y avances.
No elogian la reforma agraria, la nacionalización de las minas, la Asamblea Constituyente puestas en práctica por Evo. No apoyan las medidas de política externa soberana del Brasil, en el reconocimiento de la Palestina, en la mediación de Irán, en el apoyo a Cuba. Solo denuncias, porque su universo no es la lucha general del pueblo, sino el universo circunscrito de la izquierda. No impulsan luchas de masas, solo lucha ideológica. No construyen fuerza política para que la izquierda avance, siempre tratan de dividir.
Los conflictos en la izquierda, en el campo popular, tienen que ser discutidos y tratados como conflictos entre tendencias de izquierda, más moderadas o más radicales, sin descalificaciones que señalen a los otros como fuera del campo de la izquierda. Esta actitud es el primer paso que lleva a asimilar otras tendencias de la izquierda a la derecha y asumir equidistancia en relación a ellas.
En una situación de crisis como la de Bolivia actualmente, todo lo que podemos desear es que se llegue a un acuerdo político entre el gobierno y sectores del movimiento indígena que están en enfrentamiento abierto. Ni el gobierno es derechista, ni los movimientos indígenas hacen el juego de la derecha. Es en ese marco que debemos anhelar que sean enfrentados los conflictos.
Como en Brasil, se debe criticar al gobierno y al PT en lo que se diverge, y apoyar en los puntos comunes. Hacer frente único en lo que hay de común, comenzando por la lucha contra la derecha. Y criticar aquello en que hay divergencias. Considerando que son diferencias en el campo de la izquierda, no es posible la equidistancia entre el gobierno y la oposición, el PT y la derecha.
*Sociólogo y cientista brasileño, es secretario ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). Publicado en Telesurtv.net
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