miércoles, 28 de febrero de 2018

SALUD NAZIONALISTA

Imagen de "ElProgreso.com"
Por Roberto Marra

La historia del Mundo está atravesada por el desprecio al diferente, al distinto, al extranjero. Es atávica la reacción de los pobladores de un lugar ante la presencia de quienes llegan a “su” lugar. Cualquier cosa que suceda allí, si hay la presencia de personas que reúnan esas condiciones, serán acusados de cuanto delito se cometa, se les endilgarán las causas de los problemas económicos, se convertirán en los causantes de las rebeliones contra el poder y hasta de las lluvias o las sequías.
En ese marco se dan esas sobreactuaciones del gobierno de Gerardo (in)Morales en Jujuy respecto de pretender arancelar la salud pública para los extranjeros y la acción paralela en la Nación con un proyecto similar de los legisladores de Cambiemos.
Para cubrir sus ineptitudes o, lo que es peor, sus perversas políticas de ajuste sobre la salud de la población, degradando la atención de la de menores recursos y promoviendo la privatización a ultranza de este servicio elemental del Estado, echan sobre las espaldas de los visitantes de los países vecinos las responsabilidades de la pauperización de la atención que no desean seguir sosteniendo porque dicen, sin ponerse colorados, es lo que genera el déficit en el presupuesto de salud.
Se trata, en realidad, de todo aquello que no les permite exacerbar sus ya obscenas ganancias empresariales corporativas, para lo cual necesitan limitar la cantidad de personas incluídas en los sistemas públicos de salud y educación, sobre todo, pero no unicamente. Sus deseos van más allá, al paroxismo aniquilador físico de cierto sector de la ciudadanía al que consideran menos que humano.
Nada mejor, entonces, que aprovechar ese antiguo pero preeminente sentimiento xenófobo de gran parte de los habitantes, al que atizan con los adustos gestos de diputaduchos y comunicadores de la peor calaña moral y escaso nivel intelectual. Inventan cifras de estadísticas que nunca hicieron para mostrar realidades que no existen. Nada importa después, porque millones de idiotizados aplaudirán la salvación de la “maléfica invasión” del peligro extranjero.
Parafraseando al genial Litto Nebbia, parece que “solo se trata de morir”. De que mueran los pobres, por supuesto. De que desaparezcan quienes han sido siempre la carne de cañón de los poderosos, pero también el lúmen de la resistencia a sus derroteros aniquiladores de esperanzas populares. Tiene la necesidad de vencernos física y moralmente, para someternos aún más y asegurar su permanencia hasta que nada quede en pie de lo que fue el sueño de una Nación igualitaria.
Pero la historia, como siempre, resulta aleccionadora a la hora de comprender los procesos populares. Como en la física, toda acción tiene una reacción, y tarde o temprano despertarán los adormecidos y despejarán sus dudas los obnubilados por las mentiras del Poder. Y acudiendo otra vez a la poesía del popular Litto, seguro que al rato estarán inventando otra esperanza, para volver a vivir.

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