miércoles, 14 de febrero de 2018

LOS SECUACES DEL IMPERIO

Imagen de "Página12"
Por Roberto Marra

Un gobierno de millonarios evasores, presidido por alguien que tiene más de 200 causas judiciales; un golpista asumido en su cargo gracias a parlamentarios coimeros; un representante de un país con treinta legisladores acusados de escandalosos actos de cohecho; otro de una presidenta que deshonra la palabra socialismo; un “Premio Nóbel de la Paz” que promueve la guerra interna y con sus vecinos; un gobierno que lleva en sus espaldas decenas de miles de asesinatos sin investigar; un gobernante reelecto fraudulentamente bajo una Constitución que prohíbe la reelección; otro que representa solo los intereses de terratenientes sojeros y esclavistas; un corrupto más por Odebrecht que liberó a un genocida para quedarse en su poltrona presidencial; y algunos otros representantes de republiquetas que solo son enclaves coloniales disimulados con apariencias demócratas.
Esa runfla de engreídos “cancilleres” de catorce naciones, con semejantes antecedentes de sus gobiernos, se atreve a tratar de imponerle a Venezuela condiciones para sus políticas internas. Lejos de defender la “democracia”, la “libertad” y los “derechos humanos”, asumen sus condiciones de permanentes lamebotas, genuflexos sirvientes del Imperio que los mantiene y alienta a costa del sufrimiento de millones de empobrecidos de cada uno de sus países.
Con la arrogancia propia de los miserables encaramados en cargos que no honran, se ponen al hombro la sucia tarea de destrucción de un proceso que dio el puntapié inicial a los cambios a favor de los Pueblos al comenzar el siglo XXI. Son las herramientas de un imperio decadente, déspota, invasor y corrupto, dispuesto a avasallar cuanto gobierno se les oponga a sus intereses y a los de los verdaderos dueños del Mundo.
Gobiernos, corporaciones y medios de comunicación conforman el “ejército” de avanzada para la destrucción de un gobierno que se atrevió a disponer de sus recursos soberanamente. No les importa la población y sus “derechos humanos”, a quienes desabastecen de alimentos y medicamentos para generar la ira contra su propio gobierno. No les interesa la vida de nadie, en tanto les signifique perder el dominio sobre los recursos naturales y energéticos que inundan Venezuela.
Millones de imbecilizados por el barullo desinformativo en el Mundo, solo ven imágenes falsas y opiniones de los opositores que piden a gritos que los invada el amo yanqui para ser “libres” del “yugo populista”. Lo que en cualquier circunstancia se denominarían traidores a la patria, allí son héroes de la libertad. Lo que la historia menciona tantas veces como destructores de la independencia de los pueblos, aquí se muestran como luchadores por la democracia.
Intentan repetir una historia que nunca termina por repetirse de igual forma. Porque los pueblos no son los mismos, porque las experiencias dejan sedimentos de dignidades que no pueden ser arrancadas tan facilmente, porque los grandes hombres y mujeres de nuestra América sembraron en nuestra sangre el virus inmortal de la justicia que importa, la social. Y porque, aún en la derrota circunstancial, de las cenizas se renacerá para intentar una y mil veces, a pesar de los abyectos vendepatrias, la construcción de una sociedad justa, libre y soberana.

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