Imagen de Conclusión – Diario Digital Rosario |
En todo el Mundo hay operaciones mediáticas con fines
políticos. Es algo que se viene practicando desde hace mucho tiempo. Convencer
a la población de que algo que no sucede, es de existencia real, es una tarea
que distintos gobiernos, en su mayoría conservadores, llevan a cabo para
distraer de los verdaderos problemas generados por la aplicación de sus
programas económicos y políticos.
En nuestro País, esas maniobras distractoras son la base
comunicacional del macrismo para instalar realidades inexistentes y necesidades
inventadas, con lo cual lograron sus objetivos de llegar al gobierno. Pero
todos sabemos que para sostener una mentira, hay que profundizarla. Por lo cual
estamos ahora en medio de un mar de falsedades mezcladas con algunas verdades,
lo que imposibilita el entendimiento de la mayoría de los ciudadanos de lo que
en realidad sucede.
Las manipulaciones preferidas han sido basadas en temas de
corrupción política. Ese caballito de batalla le ha dado aire al actual
mandatario y sus Ceos para continuar aplicando planes económicos devastadores, enviando
a sus antecesores a disputas tribunalicias permanentes, gracias a la
connivencia con un Poder Judicial grotesco, que hace rato se sacó la careta del
republicanismo.
Han contado con la colaboración de engreídos personajes
mediáticos, que aseguran ser periodistas, que han sido y son quienes aleccionan
a los incautos televidentes, oyentes y lectores, sobre los terribles desfalcos
que (afirman ellos) habría cometido la administración anterior. Los
propietarios de esos medios oligopólicos han acumulado tanto poder, que se dan
el lujo, cada tanto, de “retar” al mismo presidente que ellos elevaron en la
consideración pública, cuando éste no cumple con alguno de los mandatos que han
pactado.
Pero la realidad es tan porfiada como el clima, y suelen
aparecer tormentas antes que lo esperado por los perversos planificadores de
nuestras desgracias. Sus propias operaciones se les vuelven, a veces, en
contra. Es ahí cuando intensifican todavía más sus persecuciones ideológicas y
judiciales, descargando en las espaldas de los eternos condenados sin juicio
previo, los nefastos resultados de sus propias torpezas.
Perseguidos por sus propias y reales corrupciones, las que
involucran multimillonarias estafas al Estado como empresarios y desde hace
décadas, aceleran sus delirantes “ajustes” para huir hacia adelante,
arrastrándonos a todos hacia el precipicio de la decadencia y la miseria. Lejos
del heroísmo de los capitanes de barcos, serán los primeros en abandonarlo para
salvar sus pellejos y sus fortunas mal habidas, mientras millones de agredidos
por sus medidas, con el agua al cuello, continuarán extasiados, viendo en las
pantallas la enésima entrada en tribunales de su odiada rival.
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