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El tema de la educación siempre permite saber la orientación
concreta de quienes gobiernan. Dependiendo de cuales sean sus pensamientos
acerca de las características del sistema educativo y su inserción en un
proyecto determinado de Nación, podremos saber hacia dónde se dirigiría la
sociedad en caso que se aplique tal plan.
Los gobiernos populares que hubo en nuestro País, tuvieron
en la educación una de sus enormes virtudes: se transformó en la gran
herramienta inclusiva para las clases que siempre habían sido relegadas. La
necesidad de crear riquezas y distribuirlas equitativamente, hace
imprescindible contar con una población preparada para afrontar esa
construcción colectiva. El conocimiento hace a la elevación de las capacidades
individuales y sociales, generando virtuosas profundizaciones de los procesos
productivos y sociales.
La antítesis son los planes que siempre, desde nuestros
orígenes como Nación, tienen los dueños del Poder en la Argentina. Y en el
Mundo, también. La ignorancia mayoritaria es su fin, con el consecuente
desprecio hacia el sistema educativo, adoptando programas provistos por las instituciones dependientes
de las corporaciones económicas mundiales dominantes.
Sus objetivos están siempre teñidos por la falsa pátina del
eficientismo, razón que esgrimen para atacar a los hacedores fundamentales de
la educación: los docentes. Para sus concepciones neoliberales, ningún
trabajador tiene que tener estabilidad laboral, y los docentes, menos. Se valen
de sus socios incondicionales, los medios de comunicación, desde los cuales
estigmatizan a los maestros con el generalizado mote de vagos.
El desprecio introducido es el primer paso. Después vienen
las peroratas sobre la baja calidad educativa, las mediciones de las
capacidades de alumnos y, por último, las recomendaciones de los “genios”
internacionales que nos asegurarán, según ellos, un “nuevo” sistema educativo
acorde a las necesidades del siglo 21. En realidad, será acorde a sus
necesidades de mano de obra casi esclava, con prescindencia de la elevación del
conocimiento de los alumnos, salvo en lo que les sea útil para elevar sus
fortunas.
Estamos a un paso de retroceder cien años. Estamos listos
para ser absorbidos por la maquinaria miserable de la ignorancia programada y
clasista. Nos enfrentamos al derrumbe de un sistema educativo que fuera
ejemplar. Nos arrastran, sin tapujos, hacia el analfabetismo y el
embrutecimiento, los exactos condimentos para la más fácil dominación.
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