jueves, 28 de junio de 2018

MERCADOS

Imagen de "El Blog de Self Bank"
Por Roberto Marra

Los mercados. Esa es la denominación de la entelequia que diariamente se aparece en los medios para asegurarnos lo que sucede en la vida económica. Algo tan inasible como el plural de una palabra que es la base del sistema capitalista que domina el Mundo, es presentada como un ser vivo, que desde las alturas domina y determina los sucesos financieros. Pareciera que nada ni nadie puede contradecir a los “sacrosantos mercados” en sus sentencias, como a un Dios de poderes infinitos.
Estos “mercados” nos “hablan” en todos los ámbitos de nuestras vidas, atraviesan cada una de nuestras necesidades, determinan todas las desgracias a las que se nos somete en su nombre, en busca de futuros imposibles, tanto como soportar los sacrificios programados para el logro de objetivos que no nos incluyen jamás en sus beneficios.
Cifras de “inversiones” que son solo maneras sofisticadas de especular con el tránsito de fortunas de un lugar a otro, o porcentajes que pretendidos economistas presentan como la panacea del “crecimiento”, aunque solo de los millonarios capitales que viajan alrededor del Planeta en busca de ganancias obscenas. Esos son los motivos de la existencia de este irreal “mercado”. Esos son los gérmenes de los famosos “esfuerzos” que le demandan a los pueblos empobrecidos del Mundo. De ahí nacen las hirientes cifras de riquezas que apabullan por sus ceros, pero mucho más por el resultado social que envilece a la humanidad.
Cuando esos “mercados” nos gobiernan, a través de sus gerentes políticos, la famosa “democracia” deja de ser tal, los valores humanísticos se pierden en la historia y la sociedad se transforma en campo de siembra de sus mendacidades al servicio de los capitales y el abandono absoluto de sus auténticos generadores.
Aplastados por el peso del poder monetario, los individuos solo son eso, simples números de sociedades atomizadas y descreídas, transformadas en campos de batallas inútiles entre símiles, mientras los verdaderos dueños de la entelequia mercantil dominante extrae hasta la sangre de sus esclavos de cadenas invisibles.
La dominación tiene categorías y los “mercados” se sirven de la división clasista que el sistema trae consigo. Un poco por encima de los martirizados del subsuelo socioeconómico, aparecen quienes ofician de “capataces” del Poder, ensoberbecidos personajes que actúan con la arrogancia propia de los ignorantes con capacidad de mando. Serán atravesados también, cuando ya no los necesiten los poderosos, por la crueldad del abandono y la pobreza, pero no por eso dejan de martirizar a sus “inferiores”, creyéndose parte de un festín para el que no tienen ticket de acceso.
Cuando la rebelión de los sometidos logra la conquista del gobierno formal, allí aparecerá toda la fuerza de los dueños del Mundo, con ataques furibundos a los líderes populares, con sistemáticos bloqueos económicos y ahogos financieros, y con el principal aliado en la formación cultural afín a los “mercados”: los medios de comunicación y su periodismo amoral, encargados de construir “verdades” sin otro sostén que la hipocresía y la inconciencia.
Una y otra vez han tropezado las sociedades con las mismas piedras arrojadas por este inmenso modelo de deshumanización, empoderando a los verdugos y sus mandantes. Mil veces caminaron el retorcido camino de la miseria, hasta llegar cada vez al mismo precipicio desaparecedor de derechos. Solo cabe esperar que seamos capaces ahora de construir con urgencia un despertar diferente, un desvío de estos horrores programados, para descubrir nuevas sendas que nos alejen para siempre de las redes mortales de la mentira organizada por ese nefasto paradigma de los “mercados”.

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