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Jueces
que pretenden aplicar la Constitución, son tirados a la bolsa de los
desperdicios republicanos. Jueces que se avienen a las necesidades de
los poderosos, son servidos en plato de oro en los juzgados y las
cámaras tribunalicias. Fiscales que intenten investigar apegados a
la búsqueda de la verdad, son puestos en el freezer para congelar
sus ideas de justicia. Integrantes del Consejo de la Magistratura que
actúen en acuerdo con los dueños del Poder, son adobados con las
lisonjas de los medios necesitados de sus servicios.
Ese
es el “menú” de este “restaurante” de ideas retrógradas,
platos vencidos y banquetes de pocos invitados. Demasiado
acostumbrados a los alimentos ajenos, sus comensales se apoderan
descaradamente de lo que no es suyo. Al resto de quienes intentan
acceder a ese “comedor”, solo les arrojan algunas migajas a los
serviles, dejando a los demás con “la ñata contra el vidrio”,
para que vean como devoran sus pantagruélicas comilonas los “amos”
de este decadente mundo leguleyo.
Ese
el “sistema judicial”, poder caído en la desgracia del
contubernio y la corrupción que dice combatir. Es una de las patas
de las mentiras utilizadas para destruir la construcción virtuosa de
una Sociedad justa. Es el medio del que se han valido siempre los
oligarcas, además de las fuerzas armadas, para imponer sus
voluntades y acabar con cualquier intento de rebelión contra sus
desproporcionados lucros. Es la manera de eliminar a sus enemigos más
notables, aquellos que se atrevieron a desafiarlos intentando renovar
la “cocina” de ese sucio reservorio de inequidades.
Los
puestos de cocineros de esta particular “taberna”, oscura y
mugrienta, se reservan para muy pocos parroquianos, privilegiando a
los herederos de doble apellido y “estancias de papá”. Acceder a
las entrañas de ese tenebroso mundo del “alimento” jurídico del
Poder, está proscripto para los que sueñan con libertades y
justicias populares, los estudiosos leales de las leyes.
Los
cargos de “mozos” del “mesón” leguleyo, están cubiertos por
personajes politiqueros siniestros, verdaderos vampiros de la
realidad, capaces de asegurar la aplicación de los dictámenes de
sus jefes de los altares de la injusticia. Auténticos líderes de la
coima y la traición, actúan bajo el amparo de los publicistas del
“reino” pseudo-democrático, feudo levantado a fuerza de hambre y
desamparo de los que nunca llegan a probar sus recetas, salvo las que
se tragan por la brutalidad de los palos policiales.
Habrá
que pensar en cerrar este “bufé” del odio y el escarnio. Habrá
que hacerse cargo de terminar con todas y cada una de sus “recetas”.
Se deberá pensar la apertura de otro tipo de “comedor” jurídico,
donde no quepan nunca más los representantes de ese sucio Poder que
esconde la “comida legal” en la parte más alta de las alacenas
de la cocina judicial para escamotear las raciones justas para todos,
en nombre de futuras saciedades que no llegan de ningún modo.
Y
deberán ser aquellos que solo podían mirar desde afuera el obsceno
atracón de inequidades, quienes se atrevan a abrir las puertas de un
nuevo “comedor”, arrojando al pozo ciego de la historia a los
empachados de miserias ajenas en nombre de algo que jamás respetaron
ni comprendieron: Justicia. Pero Justicia Social.
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