martes, 26 de junio de 2018

EL DÍA DESPUÉS

Imagen de "RosarioPlus.com"
Por Roberto Marra

Existe una frase repetida hasta el fastidio cada vez que se realiza una medida de fuerza por los trabajadores: “El día después del paro”. Esa es la “preocupación” que manifiestan los fabricantes de pobrezas y miserias del establishment gobernante, encargados de difundir esa idea del fracaso anticipado del resultado de la protesta, junto a los farandulescos personajes que ofician de “periodistas” en los medios de (in)comunicación.
En la mayoría de los gobiernos que se sucedieron en décadas, legítimos o ilegítimos, las reacciones hacia las acciones de protesta de las organizaciones gremiales fueron por ese camino fácil y falso de desprestigiar las reacciones de los trabajadores ante el avasallamiento de sus derechos más elementales. Fueron siempre los intentos (vanos, en su mayoría) por impedir la queja efectiva, la que pega donde les duele a los poderosos propietarios de casi todo, cuando las palabras no se escuchan y los platos de comida están vacíos en los hogares de quienes todo lo hacen y poco reciben a cambio.
Vuelven ahora con la misma y vacía frase, con gesto adusto, pretendiendo preocupación por la economía que ellos destruyen, por la salud que ellos no atienden, por las escuelas que ellos cierran. Intentan convencer con sus ataques de histeria laboral, sobre su interes por lo que no se interesan jamás. Cabalgan sobre los paradigmas clasemedieros inyectados hace tiempo en las conciencias mediatizadas por su propio sistema comunicacional, base absoluta para el dominio y la idiotización generalizada.
Tienen como aliados fundamentales a dirigentes de los gremios más masivos, actuando como caballos de troya a favor de los patrones (y de sus beneficios personales, claro). Tenaces defensores de los “arreglos” con el empresariado, abjuran de los movimientos de fuerza como método coactivo para lograr beneficios para sus representados, salvo cuando necesitan obtener algun “retorno” negado por sus mandantes.
En realidad, “el dia después” de un paro, es un gran día. Es cuando los laburantes reinician sus actividades, sabedores ahora de sus fuerzas reales, hasta entonces escamoteadas por sus dirigentes pusilánimes o traidores. Por supuesto que sus problemas seguirán allí, tal y como lo dejaron el día anterior al paro. Pero se ha plantado un mojón nuevo, se ha subido un peldaño en la comprensión de la realidad y se ha elevado la conciencia domada por tantos obsecuentes del Poder.
Elementales en sus planteos, los actuales (des)gobernantes continúan con la siembra de sandeces verbales, tratando de negar lo obvio y evitar el destino desmadrado de su modelo de acumulación de riquezas y endeudamiento sistemático. Se preparan para sus peores caras, donde los golpes y las balas reemplazarán al diálogo que nunca quisieron, salvo como método distractivo junto a sus cómplices supuestamente opositores.
Será con ese método, tan caro a sus ideales oligárquicos, que habrán de intentar sostener su miserable proyecto antinacional. Será con la persecusión implacable a los líderes auténticos de los trabajadores que continuarán su camino hacia la ilusión re-electora para la continuidad del hundimiento social que han provocado.
Tendrá que ser, entonces, más contundente y firme que nunca la acción unida de las mayorías populares, hasta clavar la estaca de la lucha emancipadora en el corazón mismo de estos auténticos vampiros neoliberales, expulsándolos para siempre de nuestras tierras. Aunque esto impliquen cien paros con sus cien “días después”.

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