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Ni el Fondo les cree. Ni los mismos sostenedores de cuanto
gobierno neoliberal existe en el Mundo pueden creer en las cifras y las
promesas del “mejor equipo”. Es que, como se suele decir popularmente, “no
comen vidrio”. Imposible admitir, por cualquier funcionario que pretenda
mantener cierto nivel de credibilidad en el mundo de las finanzas, que las
políticas económicas y financieras macristas puedan tener destino cierto, como
no sea el de una recesión que ya comienza a vislumbrarse como peligrosa,
incluso para los organismos internacionales que promueven este tipo de medidas.
Lejos de admitir tales situaciones, los ceos devenidos en
funcionarios de gobierno continúan insistiendo en sus horrores económicos, pero
jamás reconociendo los datos objetivos que, incluso, los números propios les
indican. Por suerte, el monstruo kirchnerista les sirve todavía para seguir atontando
a sus votantes, ilusionados con un cambio que nunca llegará como premio, sino
como castigo, por haber desconocido la realidad que sus propias vidas le
mostraban.
Acostumbrados a disciplinar con extorsiones de todo tipo
para obtener favores de dudosos personajes de la política y el Poder Judicial, aprietan
el acelerador a fondo para embestir contra quienes se opongan a sus designios
económicos, ayudados por el aparato mediático oligopólico, distractivo
imprescindible para impedir la comprensión masiva de una realidad mentida hasta
la obscenidad.
Se atreven a hablar de la existencia de un “aguantadero” de “ñoquis”
en la estructura del Estado, que ellos están eliminando con la vara ideológica
del anti-kirchnerismo, en una nueva muestra de lo que es una democracia
neoliberal cuando se apoderan de ese Estado al que dicen querer achicarle el “gasto”. Pero lejos de disminuirlo, lo que hacen es
derivar esos fondos a sus amigos y parientes, con designaciones ilegales y
otorgamientos de obras a empresas vinculadas a cada uno de los ceos ministeriales.
Mientras tanto, en la Argentina real, esa que no muestran
nunca, los trabajadores pierden sus puestos, los jubilados sus medicamentos, los
pibes las computadoras, los docentes son golpeados por reclamar salarios
justos, las tarifas se fueron de paseo a las nubes, las industrias y los
comercios cierran, la deuda soberana crece en forma exponencial y se encarcelan
a opositores políticos.
Pero a no desesperar. El lujoso equipo ceocrático tendrá,
seguramente, una respuesta para todo eso. Solo que deberemos esperar, como siempre,
hasta el tercer semestre.
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