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La situación por la que están pasando los grandes hacendados
argentinos de la Sociedad Rural es crítica. Sus hijos, por ejemplo, no podrán
este año comprarse una Ferrari, debiendo conformarse con un simple Alfa Romeo.
Sus esposas, deberán viajar a Europa solo una vez al año para hacer sus compras
en las casas de alta costura. Ellos mismos, por su parte, no podrán adquirir
otro padrillo para sus caballos de polo. Tal vez, hasta tengan que comprar
algunos departamentos menos este año.
El escenario es muy triste para estas familias, y todo por
la desmedida ambición de los gobiernos por cobrarles impuestos. Sabido es que
ellos no deben pagarlos, justamente por ser los precursores de la Patria (la de
ellos, claro). Resulta muy injusto que familias que lo han sacrificado todo por
nosotros, todavía acepten pagar retenciones a la soja, aun cuando haya sido disminuida
en un 5 por ciento el año pasado y otro tanto el actual.
Al menos se logró una reparación mínima al eliminarse las
retenciones a los otros cultivos. Eso les permitió contar con un escaso margen
de 48.000 millones más en sus arcas, gracias a la solidaria contribución del
resto de la sociedad, que llegó incluso a pasar hambre con tal de que sus
amados dueños de la tierra no sufrieran tanto.
Sin embargo, sus resistencias ya no soportan más los embates
de los gobiernos municipales y provinciales, con pretensiones de mantener los
indignos impuestos y tasas para utilizarlas en banalidades como educación y
salud, por ejemplo. Es lógica la rebeldía de estos humildes campesinos, ante
tanta imposición que solo contribuye a la distribución de los ingresos en gente
que no hace otra cosa que gastarlos en alimentos.
Toda la sociedad debe movilizarse para impedir tanto
avasallamiento contra estos patriotas. No podemos permitir el descontrolado uso
del dinero de las arcas públicas en promover el desarrollo industrial, la ciencia
y la tecnología. ¿Qué es eso de mejorar los sistemas de transportes para los
pobres? Si ellos están acostumbrados a padecer con hidalguía los ómnibus desvencijados.
¿Qué pretenden con eso de otorgarles aumentos a los jubilados dos veces al año?
Si los viejitos ya tienen la suficiente experiencia como para rebuscárselas con
algún trabajito a los 90 años.
¿No habrá llegado la hora de reivindicar a estos señores de
la argentinidad, otorgándoles ya, lo que pidan? Todo será poco para mantener
incólumes sus heroicas historias de matanzas de indígenas, saqueos de tierras,
asesinatos masivos, golpes de estado, desapariciones de jóvenes, robos de niños
y tantas otras grandes obras solidarias que construyeron nuestra Nación.
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