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Por la vieja costumbre de ignorar lo que pasa en nuestra
América por parte de la prensa local, el grueso de la gente no está enterado de
lo sucedido por estos días en la OEA. Este ámbito, creado a instancias de
Estados Unidos, con el claro y manifiesto objetivo de controlar su “patio
trasero” latinoamericano, es origen de un nuevo ataque furibundo contra
Venezuela.
El Secretario General de esa Organización, Luis Almagro,
uruguayo, canciller del gobierno de Pepe Mujica, apenas asumió su nuevo cargo
continental comenzó una campaña feroz contra el gobierno venezolano, obviamente
ordenado y acicateado por su amo imperial, y acompañado por los gobiernos
sumisos de nuestra región.
Acusa al gobierno de Venezuela de antidemocrático, de falta
de división de poderes, de irrespeto a los derechos humanos, de hambrear al
Pueblo. Vieja técnica pre-golpista, orientada a demoler las bases populares de
sostén de esta experiencia nueva que generó Hugo Chávez.
La democracia venezolana, con una Constitución debatida y
votada por todo el pueblo en 1999, posee instituciones que otorgan hasta la
posibilidad de revocatoria de mandatos, difícil de encontrar en otros países de
la región. Promueve una democracia representativa y participativa, con
instituciones comunales que le permiten a su Pueblo ser parte de las decisiones
y aplicaciones de los programas de gobierno.
El ataque por la supuesta falta de derechos humanos, refiere
al encarcelamiento de Leopoldo López, presentado como un mártir de la
democracia, pero que en realidad, fue el instigador y partícipe directo de la
muerte de 43 ciudadanos venezolanos en las revueltas golpistas de 2014. Juzgado
y condenado, se convirtió en el caballito de batalla de la derecha mundial para
derribar el proyecto bolivariano.
El hambre del que se habla, es en realidad, el
desabastecimiento por parte de los dueños de las cadenas de proveedores de
alimentos, tan evidente que se han encontrado depósitos repletos donde esconden
las mercaderías que después endosan su inexistencia al gobierno.
La división de poderes existe. El problema es que en la
Asamblea Legislativa, con mayoría opositora, asumieron cargos tres personas que
no fueron electas legalmente, razón por la cual el Tribunal Superior de Justicia
la emplazó a corregir esa situación. Hasta tanto eso no se dé, serán nulas
todas las resoluciones que tome esa Asamblea.
Esa es la verdad sobre Venezuela. Claro que tienen
problemas. Por supuesto que deberán corregir desvíos y hasta horrores de su
economía. Pero es suya la decisión de cómo y cuándo hacerlo. Es de sus
instituciones y su Pueblo empoderado que saldrán las soluciones. La injerencia
calumniosa del Poder mundial solo traerá, como lo demuestra la historia, muerte
y miseria a los millones de esperanzados en la construcción de su nueva Patria
bolivariana.
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