En 1968, el filósofo, geógrafo y sociólogo Henri Lefebvre,
publicó su libro llamado “El derecho a la
ciudad”. A partir de los razonamientos expuestos en él, comenzó una nueva
etapa en el reconocimiento de las ciudades y su desarrollo. El valor
fundamental del concepto refiere al protagonismo de los ciudadanos, desplazados
de las decisiones que los afectan en sus vidas diarias.
El sistema económico imperante, base de las desigualdades
que sus sostenedores mienten no desear, repite sus condiciones en el seno de
las ciudades, reproduciendo en la sociedad urbana los efectos negativos de las
relaciones de poder, establecidas para el dominio de las mayorías por parte de
un pequeño grupo de privilegiados.
Entonces es cuando comprendemos las razones de las
apropiaciones de los espacios de mayor valor real y simbólico en nuestras
ciudades, arrancados al uso público. Las mejores tierras son ocupadas por
quienes detentan el poder económico que son, además, encubiertos tras falsos
paradigmas de desarrollo y la supuesta llegada de grandes inversiones.
Terrenos ferroviarios transferidos a cambio de mínimas
retribuciones infraestructurales, reglamentaciones burladas por “excepciones”
permanentes, alturas que van y vienen según las conveniencias de los
desarrolladores, servicios colapsados por la incompatibilidad de la
concentración de habitantes, tránsito complejizado con transportes públicos
maquillados, abandono de decenas de barrios donde la miseria sobrevuela, y se
asienta con dureza en muchos de ellos.
Así como resulta difícil aceptar que nadie se construye a si
mismo solo, así también parece no querer admitirse la imposibilidad de la
existencia de la ciudad sin la labor de todos y cada uno de sus habitantes,
cuyas complementariedades son imprescindibles, pero sus retribuciones sociales son
negadas.
Engreídos politiqueros y falsos urbanistas del Poder, se han
apoderado de las decisiones en el uso de la ciudad, negando la cooperación
real, salvo algunas parodias pseudo-participativas, donde nada importante se
decide, y mucho menos se cambia.
Somos lo que comemos, dicen los dietólogos. Somos lo que
habitamos, decimos quienes defendemos el derecho a la ciudad, el que deberá
terminar para siempre con los privilegios y propiciará una ciudad, donde la
inclusión no sea una consigna vacía y la equidad solo una palabra hueca.
ES QUE EL SISTEMA CAPITALISTA NO CIERRA DESDE QUE SE PRODUJO LA AUTOMATIZACION.
ResponderEliminarSI POR ELLOS FUERA NO USARIAN NINGUN EMPLEADO Y SE AGARRARIAN TODAS LAS RIQUEZAS Y LA GENERACION DE RIQUESAS.
CON TODOS EXCLUIDOS SALVO LOS QUE LLOS QUIERAN INCORPORAR COMO EL CASO DE LOS ÑOQUIS CEOS Y ASESORES DE ALTA GAMA.
AGARRALA PALA PIERDE TODO SIGNIFICADO NADIE TE INCORPORA SI AGARRAS LA PALA Y TIERRA TUYA NO TENES!!!!!!
NATURALMENTE NO LEMOS LLEGADO A ESTE EXTREMO ,LA PELEA PRERSONAL VALE, AUNQUE NO ES SOLUCION UNIVERSAL EN UNA SOCIEDAD QUE GENERA MASIVAMENTE EXCLUIDOS Y EN LA QUE LO PERMITIDO PARA EL CIUDAUDADANO SON DOS O TRES COSAS ALMACEN, KIOSCO, ALBAÑIL, TAXISTA, VERDULERO, Y UNAS CUATRO O CINCO COSAS MAS!!!!
INDUDABLEMENTE EL NEOLIBERALISMO NO MEJORA A LA SOCIEDAD Y NI LE IMPORTA!!!!!
POR ENDE UN NEOLIBERALISMO COMO DOCTRINA POLITICASOCIAL ES UN DESPROPOSITO!!!!!
LABAGNA DIRIGIDO POR KIRCHNER ERA UN PERRO GUARDIAN.
ResponderEliminarDIRIGIDO POR MACRI SERIA UN HOMBRE LOBO MORFANDOSE A LOS ARGENTINOS!!!!!!
EL LIBERALISMO ES UNA DOCTRINA ECONOMICA DE CURRO Y SAQUEO NO ES UNA FORMA DE GOBIERNO A LO SUMO PUEDEN SER ASESORES DE MERCADO!!!!!