Imagen Perder peso |
Los repollos parecen estar de
moda. Porque de allí parecen provenir algunos de quienes asumen el dudoso
título de “opositores” al actual gobierno. Empeñados en no ser considerados
como parte del proyecto político del que decían formar parte hasta hace muy
poco, exageran sus críticas, a veces hasta el arrebato verbal, contra sus “antiguos”
líderes.
Advertidos de tanto desenfreno negador de sus orígenes, los astutos
publicistas de la actual administración nacional generan debates televisados a
los cuales son invitados estos amnésicos de las ideas. Allí aparecen siempre
como respetuosos opositores, destacando, invariablemente, sus “profundas”
diferencias con la gestión anterior, de manera de terminar adhiriendo a la
consigna fundante de la “pesada herencia”.
Es cierto, nadie puede ser obligado a permanecer atado a una posición
ideológica para siempre. Pero, a poco de desbrozar el camino transitado por
estos actores políticos y sociales, hasta llegar a sus actuales
posicionamientos, se notará que sus zigzagueos son tan extremos como poco
respetables. Y que sus orígenes, lejos de repollos y cigüeñas, muestran
acomodos circunstanciales a las conveniencias personales en cada época.
Reyes de la memoria selectiva, manipulan la historia hasta dar vuelta
la realidad y los números que la demuestren. Arman relatos fantasiosos sobre
sucesos en los que ellos mismos tuvieron injerencias, olvidando
convenientemente aquellos en los que tuvieron responsabilidades.
Sus interlocutores también lo olvidan, a sabiendas de que tanta
miseria moral les traerá los beneficios de una mayor permanencia en sus lugares
de piratería comunicacional. Nadie termina por ser quien es, olvidando
convicciones que alguna vez mostraron y especulando ante las posibles
reacciones del Poder.
Transitamos un tiempo donde solo lo nuevo parece ser lo mejor. Aunque
lo nuevo solo sea una copia mentirosa, pero en colores, de un pasado que ya nos
mostró sus dramáticas consecuencias. Quien se atreva, hoy en día, a emitir un
juicio basado en las experiencias pasadas, será señalado como un retrógrado o
un tonto nostálgico.
Pretenciosos ignorantes asumidos como relatores de realidades
virtuales, estos paracaidistas ideológicos terminaron por creerse sus
personajes inventados para la ocasión, borrando con el codo de la indignidad lo escrito con la mano de las
ideas que, ahora lo sabemos, nunca fueron suyas.
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