lunes, 7 de noviembre de 2016

LA MENTIRA OPTIMISTA

Imagen Taringa!
Por Roberto Marra

Entre tantos delirios comunicacionales, el pasquín Clarín publica con regularidad unos números, derivados de supuestas encuestas de una consultora que trabaja exclusivamente para ellos (o sea, es de ellos). A esta muy especial medición, le han colocado el prodigioso título de “Índice de Optimismo”. Con él, van guiando a sus lectores, a través de inducidas certezas encuestadas, hacia el vil “pensamiento único” con el que sueñan expandir sus influencias nefastas.
Transmutan en números los presuntos sentimientos de las personas, asegurando, con esos inverificables datos, las adhesiones a las políticas y los objetivos que con ellas se intentan construir. La ingenuidad no forma parte de estas acciones pseudo-periodísticas. A través de esas cifras se imponen formas de abordaje de la realidad, de las cuales se derivan odios y rencores hacia figuras que al Poder les resulta imprescindible desterrar del pensamiento positivo de los ciudadanos. 
También intentan que se acepten como inevitables cualquiera de los resultados de la aplicación de sus medidas económicas, aun cuando en la práctica cotidiana de los mismos destinatarios de las “noticias”, se verifique la falsedad de tanta parafernalia comunicacional.
Tan imposibles de probar como los datos del “Índice de Optimismo”, son las afirmaciones de los títulos de las noticias que llenan la tapa del cotidiano libelo. Enunciaciones derivadas exclusivamente de las perversas imaginaciones de sus encumbrados comunicadores, allí se certifican y denuncian delitos y corrupciones de sus enemigos ideológicos, otorgando a sus dichos carácter de resoluciones del Poder Judicial, al que, por otro lado, presionan de mil maneras, con claras amenazas de “escraches” en sus vomitivas páginas.
Otro sector al que dominan con sus aviesas escrituras, es el de los legisladores, gran parte de los cuales siempre tiene un pasado que los hace fácil presa de sus aprietes, lo cual se refleja en las votaciones invariablemente favorecedoras de los intereses del Poder, del cual el pasquín es parte fundamental.
Caldo de cultivo de tanta infamia presentada como de existencia imperiosa, son la ignorancia y la apatía de los receptores de esta fábrica de noticias artificiales. Oscurantismo y desidia que son alimentadas por los anabólicos cerebrales que conducen espacios televisivos destinados a profundizar la brutalidad de los destinatarios de las desgracias que, paradójicamente, aplauden a sus verdugos mediáticos.
Parafraseando a Mariano Moreno, padre del periodismo, vale decir que si los pueblos no se ilustran, si no se extienden sus derechos, si a cada hombre no se le permite conocer lo que vale, lo que puede y lo que se le debe, nuevas mentiras sucederán a las anteriores, y después de vacilar algún tiempo entre optimistas  hipocresías ofrecidas como verdades absolutas, se consentirá el forzoso destino de cambiar muy poco para que nada cambie.

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