Por Andrés Asiain *
Las prontas elecciones en Venezuela son una buena excusa para 
realizar un balance de los resultados económicos de los gobiernos de 
Hugo Chávez. La revolución bolivariana constituye un rico experimento de
 transformaciones sociales a contracorriente de un mundo signado por el 
avance del capitalismo financiero sobre los derechos sociales y 
económicos de las mayorías. Entre expropiaciones, presupuestos 
participativos, emprendimientos cooperativos, grandes obras de 
infraestructura y transporte y acuerdos internacionales que fomentan la 
unidad latinoamericana y desafían al imperialismo de las potencias, la 
sociedad venezolana se ha transformado profundamente. En esta breve nota
 presentaremos algunos datos de los resultados alcanzados por una 
gestión económica que se propuso construir el socialismo.
Desde la recuperación del manejo de Pdvsa en el marco de un paro y 
lock out petrolero y general que produjo una brutal contracción del 
producto interno en el año 2002-3, pasando a un período de tasas de 
crecimiento promedio del 15 por ciento anual entre 2004 y 2007, hasta el
 último tramo de vicisitudes frente a un contexto de crisis 
internacional, la economía venezolana atravesó diferentes etapas. Sin 
embargo, se impone como tendencia una serie de transformaciones 
estructurales.
El cambio de paradigma desde una economía donde la exportación de 
petróleo derramaba en el consumo minoritario de una pequeña oligarquía 
hacia una expansión del consumo de masas se refleja en la creciente 
participación del consumo y la inversión en el producto interno. El 
consumo público y privado crece un 91 por ciento durante la era Chávez, 
pasando a representar el 88 por ciento del producto interno en 2011 (22 
puntos porcentuales más que en 1999, medidos a precios constantes de 
1997). La inversión en capital fijo creció un 80 por ciento en el mismo 
período, alcanzando a representar casi el 30 por ciento del producto 
interno (si se suma la acumulación de existencias, Venezuela invierte 
casi el 40 por ciento de sus ingresos internos). Un elemento a destacar 
es que el crecimiento del 47 por ciento de la actividad económica entre 
1999 y 2011 se debe exclusivamente a las actividades no petroleras (la 
actividad del sector petróleo decreció un 13 por ciento en ese período, 
medida a precios constantes). Más de un tercio del crecimiento lo 
explican las manufacturas, la construcción y las comunicaciones.
La expansión de la producción y el consumo bajo los gobiernos 
bolivarianos generó un fuerte incremento de las importaciones (se 
incrementaron cuatro veces más rápido que la producción durante el 
período chavista, alcanzando una magnitud equivalente al 42 por ciento 
del PIB) que fueron financiadas por las exportaciones de petróleo. Estas
 alcanzaron los 88 mil millones de dólares en 2011, un 427 por ciento 
más que las de 1999 cuando el precio del crudo alcanzaba uno de sus 
pisos históricos (contexto en el que se privatizaba YPF en Argentina). 
Las exportaciones de hidrocarburos permitieron que entre 2011 y 1999 se 
dupliquen las reservas internacionales, se elimine la deuda externa, se 
sostengan fuertes préstamos a países de la región, todo ello en un 
contexto en que, pese a los controles cambiarios, la fuga de capitales 
de los sectores empresariales y medios representó la pérdida de unos 
9700 millones de dólares anuales promedio.
El incremento en la actividad permitió crear unos tres millones y 
medio de empleos durante los 13 años y medio de gobierno bolivariano 
disminuyendo en seis puntos porcentuales la tasa de desempleo. El 
incremento del empleo junto con las políticas públicas redistributivas 
sacaron de la pobreza y la indigencia a millones de venezolanos. Medida 
por ingreso, el 50 por ciento de la población era pobre y el 20 por 
ciento indigente en 1999. En 2011, la pobreza cubría al 31,6 por ciento 
de los venezolanos y la indigencia al 8,5 por ciento. La más equitativa 
distribución de los ingresos durante los gobiernos de Chávez es 
evidente: mientras que en 1999 el 20 por ciento más rico de la población
 ganaba 14 veces los ingresos del 20 por ciento más pobre, esa 
diferencia se había reducido ocho veces en el año 2011.
La mejora en las condiciones de vida de la mayoría de los 
venezolanos se refleja también en el incremento de la población con 
acceso a agua potable, que se incrementó un 15 por ciento entre 1999 y 
2011 hasta cubrir al 95 por ciento de los hogares. La reinserción en el 
sistema escolar primario de casi 20.000 niños en el mismo período y la 
reducción del 5 por ciento de los hogares sin acceso a los servicios 
básicos son otras muestras de los cambios producidos. Respecto de los 
servicios de salud, la misión Barrio Adentro implicó la instalación en 
los barrios más humildes del país de 6700 consultorios, 550 centros de 
diagnóstico, 578 salas de rehabilitación y 33 centros de alta 
tecnología. Los resultados se reflejan en las estadísticas: entre 1999 y
 el 2011, la esperanza de vida se incrementó en 2 años, la mortalidad 
infantil de los menores de 5 años se redujo del 21 al 16 por mil y la 
desnutrición bajó del 5,3 al 2,9 por ciento.
A la vista de esas cifras que dan cuenta de la importante mejora en 
las condiciones de vida de los venezolanos en el marco de la revolución 
bolivariana, se comprende la amplia base de apoyo social a un nuevo 
mandato con que cuenta el presidente Hugo Chávez.
* Cátedra Nacional de Economía Arturo Jauretche.
Publicado en Página12





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