martes, 9 de octubre de 2012

LA REGLA ANCESTRAL


Por Gustavo Daniel Barrios*

               Aparece en el firmamento de esta segunda década del siglo 21, un signo a mi entender regidor, de un todo generacional resuelto en una acción desafiante de la postración asociada al orden fáctico internacional de rasgo conservador. Esta dicha generación, se afirma en el valor de grandes líderes; y aquí “un todo generacional” designa a los buscadores de la verdad, e incondicionales aliados de la misma. Este oleaje ecuménico se despliega en procura de zanjar las pruebas tremendas de un periplo; y este periplo adopta una forma política de intención transformadora.
               En esta acción, verbigracia los militantes del oficialismo nacional, tienen todos ellos, la misión en este momento, de concentrarse en averiguar los niveles de discernimiento reales, de muchos racimos de la población, sorprendentes por conducirse de un modo que indica en ellos el ser presa de una adulteración; esta adulteración sería el abandono momentáneo de la solidez atribuible al sujeto adulto. Es difícil estimar los niveles de discernimiento reales de mucha gente: viejos, jóvenes, jubilados, fuerzas de seguridad, industriales, ex amigos de la celebración bicentenaria extendida, escépticos e indiferentes crónicos.
               El dictamen marca que ellos han endurecido la cerviz, o se han vuelto adoquines.  Pero al menos estos han adoptado la buena costumbre de acceder hoy a que se les replique con argumentos certeros y honestos, a sus falsas imputaciones y sus falsos datos estadísticos, y es claro que se habla en este instante de aquellos con una mínima indispensable docilidad de corresponder a los debates propuestos, que ocurren en cualquier vecindario del país. En estos trámites ellos han sido rebatidos en todos y cada uno de sus argumentos y han sido además desmentidas sus vergonzosas e involuntarias barbaridades dirigidas en el denuesto gratuito, al Gobierno del FPV. Han puesto en duda la honorabilidad del mismo –y esta administración es la única que si no tiene un desempeño etéreo, sí es de mucha pulcritud y honorabilidad, y es esto comprobable en la lucha de gladiador que emprendió y en la que venció, en tantos episodios en que se intentó lastimar seriamente a las instituciones-. Incluso se le atribuyeron al oficialismo infames actos e intenciones, que debieron haber sido adjudicadas a los enemigos del mismo.
               Así es que, refutación tras refutación, prolija y paciente, a cada uno de ellos, creo que en cada caso individual en los últimos meses,  los sujetos “centro” de la labor militante, han tenido que callar centenares de veces, ante las respetuosas correcciones de los kirchneristas, en auxilio de la tergiversada comprensión del país, que aquellos padecen. Uno podría imaginar millones de rectificaciones, y lo vivimos todos. En una gradación de 1 a 10, el absurdo grado siete u ocho que se oyó hace poco –y yo fui testigo-, fue el de un hombre al sostener que “para la salud integral, hoy en día estamos envidiando mucho las condiciones de vida europeas, ya que las nuestras son tan malas...” Juro por los ancestros de los coyas liderados por Milagro Sala que mucha gente y yo lo oímos. El absurdo grado nueve o diez, que en este caso me lo contaron hace mucho, lo omito por decoro, y además por no querer orillar la burla hacia personas que en su confusión  y extravío nos podrían facilitar la risa. Hablo de lo antes referido, acerca de una merma en la solidez atribuible al sujeto adulto.
               Los militantes de Cristina, evolucionados a sacerdotes o chamanes del Mato Grosso, a aquellos ciudadanos que tantas veces se pusieron en ridículo, dañando sin saberlo en el territorio de la cosa pública, y orillando el acto de cobardía, la estabilidad general, a estos interrogan pacientemente. Y les preguntan si en algún momento se sintieron arrepentidos o apesadumbrados por acompañar a grupos antipopulares y antidemocráticos. Los interrogan tratando de escrutar si en algún momento sintieron que estaban dando un apoyo implícito, o explícito, a las mafias; o si han sentido que le daban apoyo a los tilingos residuales vendepatria de los tiempos en que imperó el miedo, e imperaron los dinosaurios. Y con bastante aplomo, estos interpelados por la acción militante, responden no sentir nada semejante a una intranquilidad que desmienta su inocencia. Es decir que al enfoque de sus respuestas deficientes y forzadas, ellos le agregan una dosis de frialdad. Empero el militante insiste en la interrogación, tratando de escrutar si en algún momento sintieron que estaban haciendo peligrar el país, o si hubo unos segundos acaso en que se les pasó por la mente que estaban formando parte de una función que con premeditación y alevosía organizaban otros, para deteriorar el orden democrático. Y entonces aun ante esa indagación, ellos responden con un lacónico “Realmente no....”

               El fondo de esta cuestión es, y retomando el fundamento de la introducción, el inmensurable valor de la verdad. Aquí está el anunciado valor regente de un tiempo único. Una pauta que busca su perpetuo establecimiento. Entiendo que para el ser humano mediocrizado en su endeblez, por las manipulaciones a las que incluso llegaron a ofrecerse como objetos, para todos ellos, soportar la verdad es prácticamente imposible.
               La verdad es o posee, un fulgor tan inabarcable, intenso y conmovedor, que aunque tolerable a diferencia del Sol, si se me permite el precario parangón, resulta intimidante y hasta fatal para el sujeto minusválido en materia de moral, para todo aquel vulgar consecuente, y vulgar obsecuente, y para todo aquel afín a las madrigueras cuya casi total ausencia de resplandor –y el fulgor de la verdad los hiere en lo profundo-, para todo aquel que siente aceptación de las madrigueras, es esa verdad, funesta.
               Aceptar, soportar y dejarse guiar por la verdad que está desde siempre impregnada en el espacio es lo difícil; aquel sentido que enseña el camino de las buenas cosas, nadie en particular lo posee, sino que siempre ha estado ahí, en el dejarse fluir por la naturaleza, por la cual intuimos la “regla de oro ancestral”, lamentablemente eso es señal de desesperación en los otros, cuando en realidad, incorporar esa verdad les traería soluciones y alivios.

               Es facilitador de una lectura más simple de la realidad, para todo hombre y toda mujer, la descripción de lo que llamamos transformaciones, en algunos detalles menos recorridos. Es una buena teoría, que todo pregón que apologiza al abolengo, pero más precisamente a los abolengos que mantienen el abuso de los poderes fácticos por no apegados al Derecho, pero mantenerlos hasta los niveles de la negación del otro, es simultáneamente un denuesto al poder de los plebeyos. El poder de los plebeyos, además, en manos de una generación dotada hasta la admiración, produce un terror agudo y constreñidor, en los sectores liderados por los usufructuarios de la distribución anómala de los bienes. Pero agreguemos algo de complejidad: El ingreso de las juventudes y de los lustrabotas a la pista de la escena pública –hace poco surgió un “trapito” que se había hecho poeta y para peor, sensato y kirchnerista-...., estos ingresos generan conmoción en los marcos estructurales del país vetusto. Al parecer, la creatividad y la vasta generación de ideas, producen el desgaste y el repliegue, del orden que propone límites muy acotados, para “trapitos” y juventudes en general.
               Son señales de un alcance importante. Cuando se oyen en la platea los primeros tañidos, las primeras campanadas de la Fantástica de Berlioz, el público experto asume que se aproxima la hora del epílogo, y de salir del teatro, por lo cual podría el mismo pensar, en las callecitas que  irá eligiendo para el regreso a casa.
               Creo que es tan superior el ambiente de los optimistas del modelo, que estos han descubierto con su gran aptitud, y lo capté en parte en palabras de un escultor joven, cuando presentaba él una pieza bien lograda de su autoría, que el activista nutrido al compás de las epopeyas –las epopeyas son las evocaciones de un tiempo heroico y las propias gestas-, durante el siglo 20, y forjado con varios hechos y seres: el deseo de una latinoamérica reivindicada y triunfante, tal vez un hipismo autónomo o separado de usufructuarios en el sistema, forjado también en los héroes colectivos, en las musas de un panteón pagano o de la fauna estival, ese militante nuevo puede aspirar a grandes logros, a partir de confianza y de perseverancia. Y se describe aquí incluso a los que militan desde su tienda de ropas y artículos afines.
               Pareciera que este personaje no conoce de una destinación, pero tiene claro que jamás deberá claudicar, porque en eso está el bien de su colectividad. Pero lo más importante que ha descubierto, es lo rico existente en la dificultad, en lo intrincado del emprendimiento que lo tiene absorbido día y noche, abocado seriamente a resolver cuestiones variadas. Él ha descubierto que lo mejor de esto, es la oportunidad existente en tal dificultad. Aburrido es marcar por exceso de explotación, que en lengua ideográfica, el peligro abre o conlleva simultáneamente la oportunidad, siempre promisoria, en esa famosa expresión china. Las personas del nuevo ciclo saben, que lo enorme del emprendimiento atiborrado de dificultad, es en verdad un arcón de roble y herrajes finos, en base a que el hecho de la trabajosa superación del problema, mantiene relación de proporcionalidad, con el producto involucrado en la acción, que va a depararle, por sucesión de eventos, un provecho hoy no identificable pero grato, para este individuo desligado de todo lo designado con el término estancamiento. Entonces él trocó este temor en emoción.
               Pero esto se dedica más a los despojados de ánimo, desviados de lo grande o ambicioso, y apartados del sino de la verdad. Es posible que los evolucionados a militante sacerdote o gurú, al saber ellos como lo saben, que la acción política busca la perfección de la vida en tanto lo posible y lo gradual, encuentren, en la pedagógica misión de augurar las bondades de los modelos de esta América Latina que defendemos, a los que tienen confusión y merma en el ánimo, les signifique también, la justificación de lo que sentimos, como bien a compartir con la argentinidad toda de las aldeas del país.

*Escritor

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