Nada han contribuido al propósito de evitar el flagelo terrorista
a nivel global acciones de Estados Unidos supuestamente dirigidas a
este fin a raíz de los actos criminales del 11 de septiembre de 2001.
En cambio, gana fuerza actualmente en Estados Unidos una forma
nueva de promover el terrorismo. Luego que la oligarquía estadounidense,
borracha de poder, inauguró la promoción de los secuestros de aviones
como arma de su guerra mediática contra Cuba, no pasó mucho tiempo para
que ese delito terrorista repercutiera en contra de la superpotencia.
Solo con la colaboración oficial y sincera de Cuba pudo ponerse fin a
esa peligrosa moda.
Recientemente, con similar embriaguez, expertos militares y
de inteligencia estadounidenses sugirieron durante una
audiencia convocada por varios legisladores del partido republicano en
la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos la
conveniencia de llevar a cabo asesinatos selectivos de altos cargos de
los Guardianes de la Revolución iraníes y ciberataques contra ese país.
“Irán ha demostrado con el presunto complot para intentar matar
al embajador saudita en Washington que representa una amenaza
incluso dentro de Estados Unidos, y no debe descartarse cualquier tipo
de medida en su contra”, afirmaron por su parte los
convocantes republicanos sin hacer notar que Teherán había desmentido
con prontitud la acusación calificándola de maniobra absurda.
“¿Por qué no matarlos? Esta gente ha matado a cerca de un millar
de los nuestros, ¿por qué no los asesinamos mediante
operaciones encubiertas?”, declaró el general retirado Jack Keane,
exjefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra ante el subcomité
de Contraterrorismo e Inteligencia de la Cámara. “Tenemos que
ponerles las manos en el cuello. Tienen que sentir esa clase de
presión”.
“Ya basta. Está claro que esas sanciones no son suficientes”, dijo el jefe del subcomité de Contraterrorismo e Inteligencia, el
representante republicano por Texas Michael McCaul refiriéndose a las penalidades que impone Estados Unidos a Irán desde hace tres décadas.
representante republicano por Texas Michael McCaul refiriéndose a las penalidades que impone Estados Unidos a Irán desde hace tres décadas.
“Este fue un complot real. Para mí esto cambia las reglas del
juego. Ninguna opción debe quedar fuera de la mesa”, añadió el
diputado republicano por Nueva York Peter King. ”No creo que vamos a
intimidar a esa gente a menos que matemos a
alguno”, dijo por su parte Reuel Marc Gerecht, experto de la Fundación para la Defensa de las Democracias.
alguno”, dijo por su parte Reuel Marc Gerecht, experto de la Fundación para la Defensa de las Democracias.
Corrientemente, se emplea el término “terrorismo” en casos de
acciones llevadas a cabo por unidades secretas o irregulares que, dada
su inferioridad militar para enfrentar a las instituciones
armadas gubernamentales, operan fuera de los parámetros de las guerras.
Pero es obvio que es un lenguaje terrorista el que se está
empleando por Estados Unidos, no solo contra Irán, sino a escala
mundial, seguramente estimulado por los “exitosos” recientes asesinatos
a mansalva del líder de la organización terrorista Al Qaeda, Osama
Bin Laden, y del Jefe del Estado de la República de Masas (Jamahiriya)
de Libia, Coronel Muammar Khadafi, dos de las figuras más
intensamente demonizadas por los medios de prensa estadounidenses en los
últimos años.
El pueblo estadounidense, que también ha sufrido los horrores
del terrorismo y no es responsable de las atrocidades de su
gobierno, puede resultar también perdedor en esta legitimación de
las ejecuciones extrajudiciales que la superpotencia promueve al más
alto y todos los niveles de los gobiernos sin respeto por las fronteras
y las soberanías nacionales.
*Publicado en Cubadebate.cu
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