viernes, 18 de noviembre de 2011

LA SOLIDARIDAD ES UN ARMA TODOPODEROSA

Por Jorge Ruiz Thill*

“La igualdad de diez, pero siempre y cuando no me toquen el bolsillo a mí”. Y sí, ese es el punto donde diluyen toda diferencia pretendidas posiciones ideológicas irreconciliables, ¿o nos olvidamos de la Unidad de Acción Destituyente de la trotskosojera Vilma Ripoll y sus huestes, codo a codo con la Sociedad Rural? 


Enfrascado en la lucha sindical, escribí en los ’90 una poesía titulada “La solidaridad es un arma poderosa”. Y hace muy poco, este querido periódico tuvo la generosidad de publicarme una carta en la que proponía que la participación en las ganancias empresariales, contraviniendo las prácticas corporativas sindicales de las que fui partícipe, se distribuyera igualitariamente entre todos los trabajadores con independencia de lo que ganen o digan ganar los patrones de cada uno. Y sumo un último dato introductorio y es que acepto sin dobleces los impuestos que me impone este gobierno, ya que ha reducido enormemente la brecha de la desigualdad. Cristina ha pedido a empresarios y trabajadores que no boicoteen a la Argentina. Creo firmemente que por una cuestión de naturaleza, los empresarios sólo dejan de “boicotear” cuando perciben que ello atenta contra sus intereses, pero ¿Y los trabajadores? ¿Seguiremos auspiciando que la aristocracia obrera sea más aristocrática y menos obrera? Frente a la pauta individualista de medir el ascenso social mirando cuántos palos de gallinero tenemos debajo, tengamos el coraje frente a los que levantan su mano para alcanzar un privilegio, a bajar la nuestra hacia el necesitado. No estoy hablando de claudicar en la lucha sino todo lo contrario, poner nuestro mayor esfuerzo en la lucha grande, la que defiende lo conquistado y nos lleve a una sociedad más justa. Que llegue la comida al hambriento, la tierra al despojado de ella, todos los derechos a todos y todas. La solidaridad es un arma peligrosa.
 
*Publicado en Tiempo Argentino

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