viernes, 30 de agosto de 2019

LA PRÓXIMA BATALLA

Imagen de "Reporte Indigo"
Por Roberto Marra
Si hay algo que queda claro durante estos últimos años en Argentina, es el grado de estupidización al que intentan acarrear a la población por parte de los integrantes del “mejor equipo”. Cada comunicado, cada discurso (de alguna manera hay que llamarlos), cada conferencia de prensa (amiga), está impregnada de un “tufillo” a impostación dispuesta para el engaño y la traición a sus palabras. A esos se debe agregar las malas intenciones con las que intentan hacer “pisar el palito” a sus oponentes ideológicos, incitándolos a la respuesta rápida y furibunda, y así poder terminar de señalarlos como los causantes de todos los males padecidos.
El manual de la estupidización viene siendo aplicado desde mucho antes de sus llegadas al gobierno, gracias a la invalorable colaboración de los mentimedios cómplices, ahora con intenciones de re-convertirse y acomodar sus permanencias después de lo que se vislumbra como una clara victoria electoral opositora en octubre.
Hay que aceptar que una parte de la ciudadanía ha caído en los brazos de estos “morfeos” neuronales, transformándose en voceros idiotas de una campaña teñida de zonceras que envidiaría Jauretche. Ahí aparecen, cada cierto tiempo, con sus cartelitos de odio eterno, acompañando a algunos y, sobre todo algunas, que babean sus desprecios de clase con la furia de quienes hace mucho perdieron sus almas detrás del volúmen de sus fortunas, casi siempre, mal habidas.
No escapan a estos actos de desprecio a la inteligencia popular los integrantes del equipo económico, que en cada declaración hacen agua por todos los rincones, exponiendo con sus miserias verbales, el resultado de sus inutilidades como funcionarios. Navegan en un mar de tonterías para explicar la cuadratura del círculo (financiero), haciendo pedazos la realidad, destrozando el conocimiento, reproduciendo hasta el hartazgo sus monsergas elitistas, vanas y sometidas al amo imperial que los sostiene, aunque solo hasta que se hundan en su propio estiercol de imbecilidades.
Están de salida, pero intentan dejar el huevo de la serpiente que nos muerda apenas comience el nuevo ciclo de recuperación al que, una vez más en nuestra historia, habremos llegado. Se van a ir, sí, pero con gran parte de la Nación que encontraron fértil para el desarrollo virtuoso, empobrecida hasta lo incomprensible, habiendo destrozado el camino para convertirnos en lo que estábamos construyendo: un País soberano.
Dejan la extorsión de la deuda, la vieja y permanente “poción mágica” del fondo monetario que atravesará cada medida resarcitoria de derechos conculcados en estos años. Intentan envolver a sus opositores con maniobras fraudulentas, ocultando sus verdaderas intenciones destructivas, tratando de impedir el libre accionar de las próximas autoridades, con la miserable finalidad de volver en corto plazo y terminar con la venta de la Patria al mejor postor.
Frente a tanto desatino, ante semejante panorama de dolores profundos por lo perdido, de padecimientos aberrantes de los más débiles, del hambre ocultado detras de las cortinas del jolgorio perverso de estos representantes de Lucifer en la Tierra, se debe parar el Pueblo, consciente de lo que deberá afrontar, listo para la batalla económica que se avecina, pero más dispuesto todavía para la cultural, la que desande el odioso trayecto que nos acercó al mismo abismo de siempre, pero ahora, más profundo que nunca.

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