El Poder Real nunca se queda quieto. Siempre está buscando costados por donde colarse en las consciencias populares, para implosionar sus voluntades de cambios reales, tratando de aniquilar la confianza en sus líderes, transformándolos en monstruos que sólo buscan sus beneficios personales. Cuentan para ello con la pata mediática, la conjunción con un sistema educativo estancado y retrógrado, y el colaboracionismo de muchos prebendarios del propio movimiento popular que transforman sus ideas en forma directamente proporcional a la cantidad de dinero que les transfieran desde aquel Poder hegemónico.