Imagen de "Socompa" |
Muchas
cosas pierde el hombre
que a veces las vuelve a hallar;
pero les debo enseñar,
y es gúeno que lo recuerden:
si la vergüenza se pierde,
jamás se vuelve a encontrar.
que a veces las vuelve a hallar;
pero les debo enseñar,
y es gúeno que lo recuerden:
si la vergüenza se pierde,
jamás se vuelve a encontrar.
Estos
versos de Martín Fierro nos brindan la comprensión de la actitud
revulsiva de ese grupo de disfrazados de gauchos salteños que borró
los pañuelos pintados en una plaza de Salta para el Día de la
Memoria. Seguramente a pedido del “patroncito de estancia” que
conduce los destinos (funestos) de aquella Provincia, o de alguno de
sus adláteres miserables, decidieron recorrer la historia hacia
atrás, hacia mucho antes de la aparición de su supuesto héroe
natural, Don Martín Miguel de Güemes.
¿Que
sabrán estos idiotas útiles de aquel inmortal personaje de la lucha
por la liberación? ¿Qué parentesco emocional podrían tener
quienes deshacen la actitud revolucionaria del Gran Gaucho que dejó
todo por la construcción de una Patria nueva? ¿De qué rincón de
su miseria humana extraen tanto desprecio por el orígen de sus ropas
deshonradas?
La
vergüenza que han perdido es alimentada por un Poder feudal que se
manifiesta con claridad por parte de un gobernador que se pretende
“peronista”, asumiendo actitudes descalificantes de esa doctrina,
provocando en la población de su Provincia la degradación material
y moral de los valores de aquella estirpe de grandes de otros
tiempos, hoy arrastrada por el sucio barro de la complicidad con lo
peor de la política nacional que subsume al País en la pobreza y la
indignidad.
Es
el mismo engreído que se asume como “candidato” de un partido
del que desprecia cada letra de su ideología. Es aquel que acompaña
con fervor cualquier medida antipopular de los gerentes gobernantes.
Es quien esgrime su dedo acusador contra la estadista que posibilitó
el crecimiento de su Provincia como nunca antes, para apartarla de su
pretendido camino a la Rosada.
“Gauchada
viene de gaucho”, dijo el personaje presidente de esta comedia
dramática en la que sobrevivimos. Una perogrullada transformada en
paradoja de una historia abollada por las mentiras y la degradación
ética. De aquellos gauchos de Güemes provenían sí, las
“gauchadas” que dieron sacrificado orígen a nuestra Patria. De
estos actuales chirolitas de los señores feudales, por más ropaje
imitativo del que quieran vanagloriarse, solo se muestran las bajezas
a las que se pueden llegar cuando se olvidan los orígenes y se niega
la razón de ser de sus ancestros.
Seguirán
desfilando con sus disfraces sin memoria ante los poderosos de turno
en cada fecha conmemorativa de sus negados orígenes. Lo harán
pisoteando la honra de todos los que dieron sus vidas para que
tengamos algo más importante que el mero territorio. Lo hacen ahora
mansillando también el recuerdo de tantos patriotas de épocas más
cercanas, escarneciendo a los pañuelos blancos de las madres de la
dignidad.
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