miércoles, 1 de mayo de 2019

DIVIDIDOS Y DOMINADOS

Imagen de "Resumen Latinoamericano"
Por Roberto Marra
La acción imperialista no se fija en las fronteras, salvo en las ideológicas. Lo que hace en una Nación, lo hace en otra. Las medidas coercitivas que aplica en un País, la replica en el siguiente objetivo, dejando de lado las divisiones que, sin embargo, impulsan en los pueblos, provocan con devota pasión entre las naciones integrantes de esta, Nuestra América. Con las mismas armas (mediáticas y de las otras) intentan avanzar en su testaruda conformación de un Mundo unipolar o, al menos, de un Continente unipolar.
No es extraño, entonces, ver sus maniqueas expresiones sobre los gobiernos de carácter popular, de aquellos que intentan actuar con soberanía en sus decisiones, atacados hasta el paroxismo por esos personajes que parecieran sacados de alguna de sus historietas de “superhéroes”, brutales, espasmódicos, lineales y hasta ridículos, pero con todo el poder de sus bestiales condiciones de pretendidos gendarmes mundiales.
Se animan a cualquier improperio sobre los gobernantes díscolos, los asedian, los provocan, les preparan celadas para que caigan en su redes de corrupciones, les “embarran la cancha” desde los medios afines, que son mayoría absoluta en casi todos los países, les inventan oposiciones pagadas por sus actores tercerizados, las ONG, esas vergonzosas expresiones de la decadencia y la inmoralidad politiquera.
Se desesperan ante la firmeza de los gobiernos dignos, enloquecen cuando las respuestas son de una honorabilidad que nunca practicaron ni practicarán, de una grandeza y orgullo nacional que no admiten como posibles en sus mentes obnubiladas por el poder del dinero, que acumulan gracias a la plusvalía planetaria de la que se apoderan por la fuerza.
Siguiendo la tendencia por profundizar las fronteras territoriales por parte del imperio, los gobiernos titiritescos del sur del Rio Bravo se empeñan en resaltarlas, provocando tanto daño como sus amos del norte a quienes se abren a nuevas experiencias políticas populares intentando dejar de lado las cadenas, liberando sus fuerzas productivas y mentales, para construir otro tipo de sociedades, donde el valor de la solidaridad prime por sobre el pretendido poder que da el dinero.
Esas “marionetas” del imperio, se juntan en organismos supuestamente defensores de “la democracia”, caballito de batalla que ya está cansado de cabalgar en las mentiras que sostienen sus riendas. Desde allí imponen “sanciones” a los gobernantes “díscolos”. Ellos, que destruyen la vida de sus ciudadanos con políticas económicas de miseria y hambre popular, que almacenan riquezas inconmensurables haciéndose “dueños” de cada uno de sus paises, se atreven a señalar a sus vecinos soberanos con el dedo de la acusación falaz, con la invectiva propia de los hipócritas, con las falacias inventadas por sus amos norteños para que les limpien el camino de la “basura populista” que les impida succionar las riquezas del continente Nuestroamericano.
Se desesperan por parecer los mejores alumnos de sus patrones. Sobreactúan sus chupamedismos y profundizan sus verborragias antipopulares, con tal de merecer la atención “privilegiada” de quien, tarde o emprano, también les soltará la mano para imponer a alguien que les sirva de mejor manera a sus intereses. Mientras tanto, generan daños irreparables, destrucción económica, pobreza y desesperación en la población de los países atacados por sus intentos libertarios.
Inútil pretender cambiar sus oscuridades mentales. Trabajo perdido intentar conversaciones de igual a igual, porque nunca admitirán ser iguales a sus odiados enemigos ideológicos. Seguirán atacando y maltratando la verdad hasta hacerla añicos, colaborando con vileza en el freno a la soberana decisión de los países que se atreven a pensar sus propias vidas.
El imperio posee más de una forma de lograr sus objetivos perversos. Pero nunca deja de lado sus amadas guerras, su pasión extremista y devastadora, su terrorífica acción depredadora de humanos, complementando su pretensión de “policía” continental con sus lacayos locales. Y allí van los Piñeras, los Duques, los Bolsonaros o los Macris, tirando tiros, lamiendo botas y llenando sus bolsillos de monedas sangrientas, todo con tal de derribar la dignidad venezolana, la valentia cubana, el desarrollo boliviano o los intentos liberadores que cualquiera de las naciones pretenda realizar en beneficio auténtico de sus pueblos.
En ese “cambalache” se introducen los líderes populares de nuestro País, de quienes llama la atención su poca mención a los sucesos continentales, que forman parte del arsenal que luego los combatirá para que no prosperen sus ideas y proyectos de justicia social. Es una especulación que solo los conducirá al fatal resultado del mismo aislamiento que logra el imperio respecto a sus actuales “enemigos número uno”. Un camino donde la Patria Grande no parece ser prioridad, aún cuando está demostrado por la historia que solo desde lo continental se podrá lograr la ansiada y tantas veces postergada liberación.
Los manejos mediáticos del imperio son aceptados incluso por quienes dicen luchar en contra de sus intereses. La palabra de un comentarista de “la realidad” de una cadena de noticias yanqui suele ser más escuchada que la de un líder auténtico de un Pueblo atacado y perseguido. Las diatribas interesadas en mantener el status quo, se prefieren a las manifestaciones contundentes de quien defiende con valor y patriotismo a su Nación. Y esa búsqueda infructuosa de los pueblos para construir un Mundo mejor, se pierde día a día en la maraña de verdades tergiversadas que envuelven los sucios mensajes del Poder, que sigue logrando imponer su máxima preferida: dividir para reinar.

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