miércoles, 3 de abril de 2019

JUSTICIA EDUCACIONAL

Imagen de "haciendopatria.wordpress.com"
Por Roberto Marra
Se suele decir que “el que no sabe es como el que no ve”. La ignorancia cobra allí toda su dimensión desconocedora de la realidad, conveniente relación entre los individuos y su entorno social para quienes necesitan sostener relaciones de poder que les aseguren el dominio sobre ellos. No se trata de una cuestión circunstancial, sino estructural, el método fundamental para encubrir las “fechorías” político-económicas con las cuales se apoderan de las riquezas de las naciones sometidas.
Paradójicamente, son las imágenes, las “reinas” del ocultamiento de la verdad, es la profusión de ellas lo que va generando los conceptos que el Poder necesita difundir como símbolos de razones que no existen, pero se perciben, de profesías imposibles, pero capaces de convertirse en alegorías de futuros de felicidades al alcance de las manos... de los poderosos.
Es a través de las imágenes que se van reproduciendo las certezas irreales, que serán el alimento para la continuidad y profundización de los desmanes sociales con los que terminan las aventuras financieras de estos siempre sobreseídos de sanciones y padecimientos, los que se aseguran que reciban sus enemigos ideológicos, para que nunca despierten los enceguecidos por la ignorancia.
La publicidad es el arma de la que se han venido aprovechando, para convertir pensamientos en resaca, ideas en basura, certidumbres en dudas, dejando a oscuras las conciencias con la simple maniobra de mostrar lo que no existe y tapar el sol con un dedo. Desde las más simples de las propagandas de productos de consumo imprescindible, hasta sofisticadas y subliminales formas de penetrar en las neuronas cansadas de los impávidos receptores, transformados en autómatas compradores de inutilidades (cuando tienen con qué); o en sencilla masa aplaudidora, cuando sus bolsillos no pueden pagar las ofertas de las falsas necesidades ofertadas.
Los sistemas educativos públicos han sido cooptados por esta vorágine publicitaria, convirtiendo esa herramienta básica para el desarrollo de los individuos y la sociedad toda, en la espada que corte la relación con la realidad que la educación debe proveer. Desde la formación docente hasta los programas, todo está impregnado del veneno que impide la evolución hacia estadíos superiores, hacia etapas de superación de “lo establecido” por los dueños de la verdad revelada por el Poder.
La disgregación del sistema entre las provincias, contribuyó no solo al desfinanciamiento, sinó a la falta de coherencia educacional en toda la Nación. Cada cual atendiendo su juego, se terminó por desatender el “juego” de lo sustantivo, convirtiendo el aparato educacional en un mero instrumento burocrático para los fines reproductivos del método de dominación imperante.
No hay casualidades en este armado superestructural. No existen errores, sino pensados movimientos para asegurar la estupidización masiva y re-engendrar eternamente el huevo de la serpiente instalado por la falsía histórica heredada del siglo XIX. No se equivocan los asesinos de los sueldos docentes y hambreadores de los alumnos de comedores escolares. Por el contrario, gozan con tales desvaríos inhumanos, desconocen razones y borran las realidades con sus mensajes reproductores de odios hacia los más débiles eslabones de esta cadena de indignidades.
Fundamento irrenunciable de la soberanía y base imprescindible para la independencia, la educación deberá convertirse en la primordial tarea de quienes pretendan trocar la miseria por dignidad, volviendo a la sabiduría popular que supo crecer un día solo con mojar sus pies en la fuente de una plaza. Y desde ese suelo manchado mil veces con la sangre de los “nadies”, enarbolar la maravillosa razón de una educación para reconstruir el sueño de la Justicia Social.

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