Casi
cinco años de la peor crisis económica internacional desde el crac del
’29 del siglo pasado, con la mitad del PBI mundial (Estados Unidos y la
Eurozona) estancada en tendencia recesiva, y el sistema financiero sigue
sin cambios significativos. El poder de los grandes bancos no se ha
alterado, pese a que es identificado como uno de los principales
perturbadores de la estabilidad. Ha impedido que se apliquen normas
regulatorias para restringir la actividad ultra especulativa, en
especial en los mercados de instrumentos financieros denominados
derivados.
La subordinación de liderazgos políticos al mundo financiero
por temor a una crisis mayor, Estados Unidos a la recesión por el trauma
de la década del ’30 y Alemania a la inflación por el trauma de la
híper de la República de Weimar, ha formado cuadros técnicos,
burocráticos y políticos, derivando en medidas de rescate a bancos y
austeridad fiscal. Por ese camino sólo extienden la crisis con costos
sociales cada vez más altos. Una forma de eludir la responsabilidad
política y de evitar cuestionar los propios cimientos del sistema es
culpar de la debacle a empleados infieles o banqueros inescrupulosos. La
crisis no ha estallado por estafas de un ejecutivo de cuenta, o por
desvíos morales de un banquero, sino que tiene raíces sistémicas. Estas
se encuentran en la actual forma de funcionar del capitalismo global
sometido a los dictados de las finanzas. La máxima expresión ha sido la
manipulación de la tasa Libor que involucró a la mayoría de los
principales bancos de Europa y Estados Unidos.
El recuento de los grandes fraudes financieros desde la quiebra de
Lehman Brothers permite registrar la imposibilidad de ocultar que el
funcionamiento de los propios bancos, ya no sólo la irresponsabilidad de
un ejecutivo ambicioso, ha provocado el hundimiento de las economías
centrales. La evolución de esos escándalos a lo largo de estos cinco
años es notable para observar cómo ha cambiado el sujeto cuestionado, lo
que refleja también la profundidad de los descalabros del casino
financiero global.
Los casos individuales, que buscaron diluir la responsabilidad de
los reguladores como de los propios bancos con más repercusión pública,
fueron los siguientes:
- Jerome Kerviel, el broker del banco francés Société Générale, fue
señalado a principios de 2008 como el culpable de provocar pérdidas por 7
mil millones de dólares.
- Bernard Madoff, en diciembre de 2008, fue detenido por estafar en
50 mil millones de dólares a cientos de inversores, el mayor fraude
hecho por una sola persona. Fue sentenciado a 150 años de prisión.
- David Redmond, de Morgan Stanley, en mayo de 2009, creó una gran
posición de futuros de petróleo no autorizada, provocando un descalabro
en ese mercado.
- Alexis Stenfors, de Merrill Lynch Londres, estuvo durante cinco
años sobrevaluando las posiciones comerciales del banco para ocultar
pérdidas, lo que significó luego de ser descubierto, en febrero de 2009,
la depreciación de activos por 456 millones de dólares de la entidad.
- La Justicia irlandesa acusó a Sean Fitz Patrick, el rostro más
emblemático del escándalo bancario irlandés, el Anglo Irish Bank, por
cometer delitos de fraude e irregularidades cuando estaba al frente de
la entidad, que colapsó en 2008 y fue nacionalizada un año más tarde.
- Kweku Adoboli es el protagonista de un escándalo por 2 mil
millones de dólares perdidos en la división europea de gestión de
capitales del banco suizo UBS en Londres, en un fondo de inversión
específico (Exchange Traded Fund). Fue acusado en septiembre de 2011
ante una Corte londinense de fraude e irregularidades en la
contabilidad.
Este fue el último caso difundido de escándalo financiero que tuvo
como responsable a un solo empleado del banco, como si fuera una
operación aislada de entidades pulcras ante la ley, cuando los hechos
han mostrado lo contrario. Así se verifica con los siguientes casos:
- JP Morgan anunció la pérdida de 2 mil millones de dólares, y dijo
que fue debido a la especulación errónea de los derivados de crédito. La
suma puede llegar a 20 mil millones de dólares.
- El Citibank acordó pagar una multa de 285 millones de dólares por
acusaciones de fraude, por engañar a los inversores a colocar fondos en
créditos hipotecarios tóxicos, en momentos en que el mercado de la
vivienda comenzaba a derrumbarse.
- Goldman Sachs & Co. también pagó 550 millones de dólares por acusaciones similares en 2010.
- JP Morgan Chase & Co. resolvió un tema similar en junio de 2011, pagando una multa de 153,6 millones de dólares.
- El banco británico Standard Chartered estará bajo vigilancia
durante dos años por parte del estado de Nueva York, después de haber
pactado una multa de 340 millones de dólares, acusado de realizar
operaciones con Irán, a pesar del bloqueo instaurado por las autoridades
de Estados Unidos.
- El banco británico HSBC fue denunciado por una comisión del Senado
de Estados Unidos por lavado de dinero de los carteles mexicanos de la
droga y fondos ilegales provenientes de Arabia Saudita e Irán por un
total de 28 mil millones de dólares.
- Los bancos implicados en el escándalo de la manipulación de la
Libor entre 2005 y 2009 podrían recibir una multa global de 12 mil
millones de euros. Por lo pronto, el regulador financiero de los Estados
Unidos y el del Reino Unido le aplicaron una de más de 450 millones de
dólares a Barclays. El Royal Bank of Scotland y el Lloyds también han
sido acusados de distorsionar información para alterar las tasas de
interés. Por lo menos once de las más grandes entidades europeas y
norteamericanas están involucradas en la manipulación de la tasa Libor.
Se calcula que el volumen de transacciones bancarias a nivel mundial
basadas en la tasa Libor es de 360 billones de dólares (unas 40 veces el
Producto Interno Bruto de Estados Unidos).
El investigador italiano del departamento de Economía de la
Universidad Viale Pindaro de Pescara, Italia, Alberto Bagnai, cuestiona
lo que denomina el “enfoque de Anna Karenina” aplicado a las crisis. En
el documento publicado por Iniciativa para la Transparencia Financiera,
Bagnani discute la idea de que cada crisis financiera resulte de una
serie de eventos desafortunados e idiosincrásicos (se refiere a los
países periféricos de la Eurozona), que harían que cada una de ellas
fuese impredecible y un caso particular en sí mismo, sin ninguna
relación especial con otros episodios críticos. Argumenta que,
contrariamente a lo que indica el saber convencional actual, estas
crisis “son todas iguales” en sus mecanismos esenciales.
Lo mismo sucede con los escándalos financieros. No son hechos
aislados impulsados por la codicia de empleados infieles, como un guión
para Hollywood, sino que son expresiones propias de cómo está organizado
el sistema financiero. Entender que el origen es sistémico puede hacer
posible la identificación de las raíces comunes de fraudes en apariencia
diferentes y, posiblemente, ayudar en la definición de formas de
respuesta o estrategias que tomen en cuenta las lecciones de
experiencias históricas pasadas.
La portada del semanario conservador The Economist de la segunda
semana del mes pasado se ocupa de la manipulación de la tasa Libor con
el título “Banksters” (neologismo compuesto por “bank” y “gangsters”).
El listado de escándalos financieros revela que no se trata de delitos
aislados, hasta el impactante con la tasa Libor, sino que la
característica de gangsters se constituye desde las bases mismas del
funcionamiento del sistema financiero global.
*Publicado en Página12
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