Por Gustavo Daniel Barrios*
Entre sus diarios personales luego editados, sobre un par de décadas en el
Asia reportando guerras, había epigrafiado un francés una de esas notas ya
hechas libro, con algunos datos sobre el juego chino de Go (Wei-Chi). De sus 4000 años de existencia, y sobre la excusa que
su creador tuvo para concebirlo: Desarrollar la inteligencia, el sentido
político y militar. Y destaca que es una figuración de la guerra, al igual que
damas y ajedrez. Y agrega algo muy importante: El Go (Wei Chi), concede más importancia a la estrategia que a la táctica,
a la inteligencia y a la intuición que a la experiencia y a la técnica, y por
lo tanto concluye que los rusos son de esta suerte, grandes tácticos y grandes jugadores
de ajedrez, y los chinos excelentes estrategas y grandes jugadores de Go.
Creo sobre esto último,
que con menos éxito de lo deseado, las personas de ingenio y de comprensión
política –y la guerra es la política por otros medios, y a la vez su supresión-,
tratan de establecer la diferencia entre ambas ideas. Existen las mismas, y sin
poder resolverlo tampoco yo, creo que la estrategia es un plan, y un planteo,
en ocasiones de plazos más largos, y además tal vez de impermutable acción que
no resignan un caso particular, o un juego particular, y lo táctico está más
ligado a la inmediatez y a lo coyuntural, y subordinado a lo emergente.
No conozco las reglas
del hoy muy popular o muy difundido juego de Go, y tengo un magro nivel ajedrecístico, o menor que magro, pero
sé lo suficiente para entender que vivimos en este mundo, parados sobre los
escaques –de un ajedrez-, a tiempo completo. Todo lo que ocurre en la sociedad
ocurre parados en los escaques, dentro de los bordes reglamentarios en los que
se juega; significa esto que es ajeno a la idea de civilización inserta en un
orbe lleno de miserabilidades tremendas, la posibilidad de plantearse –si
queremos ocuparnos de lo que legaron los ancestros-, el vivir por fuera de los
bordes de los escaques donde se libra una guerra contra la desazón, la necedad,
el nihilismo, el instinto malsano por mucho anterior al segmento temporal en
que se perfeccionó la piedra, y contra el desprestigio de la alegría. Si el
planteo de alguien sin los pies en la tierra, propende a salirse de los
escaques donde se hacen cosas para una vida mejor, cuando toda persona responsable
debiera permanecer atenta a la requisitoria de la realidad, ese erró
brutalmente el camino.
Gran parte del problema
es este. Hago salvedad de que existen millares de enclaves en la Tierra, en los que está al
alcance la posibilidad de permanecer escindido del mundo. Recuerdo yo que hubo
un viejo oriental que fue encontrado –no es un ejemplo exactamente apropiado-
en los años 90, en derredor de una montaña donde permanecía desde
1944 cuando era soldado de la Segunda Guerra
mundial; él pensaba que la guerra duraba aun cuando lo hallaron, y estaba escondiéndose de
ella. Fue un caso conmovedor. Entonces, toda persona es libre de vivir por
fuera de los escaques, como un Robinson
Crusoe, pero nadie está autorizado a estatuir que él o ella gozan del
mérito de erigirse en un pedestal que los ubique más alto que la especie, con
devaneos ofensivos para todos aquellos que de forma honesta contribuyen al
todo, conformes en lo personal, desapegados a la ventaja.
Son agradables los patios balcón, estilo abandonado ya, porque son de esos
lugares que te regalan una visión aumentada de las cosas, aunque yo no los
habito, y son equivalentes al más enjuto e impopular sector de un paseo urbano
donde lo pudimos entender al fin. Aceptemos que la gran mayoría de las personas
son adjudicatarias de lo afectivo, en el modo potencial de buenos receptáculos;
gran mayoría es mucho más amplio de lo que creíamos posible. No cae uno en
contradicción, si al haber acordado entre los que tenemos lazos de amistad, que
muchos han perdido la patente del vecino confiable, acerca de individuos
ingratos, exhibimos ahora una aparente compasión. Al repasar las alternativas
de la incorrección política, improvisemos un poco mandándolos simplemente a
paseo, lo que es decir: “Anda hasta el lago y trata de mejorar, tunante.” Hay
que observar el hecho de que carecer del atributo básico que te conforma como
especie, ubica al que lo padece junto a la desgracia. Si el atributo afectivo
faltó, el individuo en cuestión devino tal vez en un ser aterido y vacío. Pero
igualmente hoy se me ocurre que haya quizás un atajo en estos casos, para ellos
salir.
Nunca se supo cómo es
que sucede, pero los procesos de erradicación mental, que producen el abandono
de los ambientes naturales o tersos o afectivos y comunes del entorno humano,
fugan al sujeto. Observando un poco el espacio de los insumisos, del espectro
opositor en Argentina, resulta claro que allí se localiza lo que podríamos
llamar como procesos de erradicación mental. Y son gente que gozó de ciertas
maravillas en la infancia, aunque hayan sido pocas, o llegaron incluso a
aprehender la paz y la concordia que se
trenzan con la paciencia de los santos, según un autor o autora elucubró,
pero asimismo todos ellos perdieron conexión con la vida pura, real. Y se
quedaron aislados, solos. Es claro que luego, estas personas se aglutinan inter
pares, con los que poseen sus mismos rasgos, así afectados por el mal de lo que
es inhospitalario, ya que dejó de haber hospicio y fuego sagrado cuando esto
ocurre.
Es muy difícil que se
pueda explicar cómo se produce esto, ya que el fenómeno de la erradicación
mental tiene proximidad a un enigma insondable. Lo cierto es que ocurre, uno lo
sabe perfectamente, y día llegará en que alguien lo explique, hoy no hace
falta.
Este trágico suceso
produce una fuga, de modo tal que el individuo en cuestión, pierde la majestuosa
gama de inteligencias, que le permitirían ver lo que se observa en ellos cuando
colapsan.
Y por el contrario,
estar sano en lo ético te permite confiar en que el orden universal te ha
dispuesto una barraca, en una vega lejana que espera....Bien, todo esto ellos
lo perdieron. Además no alcanzaron, ya que son siempre jóvenes al producirse la
fuga, a completar los procesos de individuación, que llevan a conocer y
consagrar, lo que es dado en llamar “lo más singular y único de nosotros
mismos”.
En el buen desarrollo
de los procesos de individuación, se reconoce la realidad de estar todos
inmersos en la comunidad cuyas reglas, impulsan a reconocer la necesidad de un
esfuerzo para la obtención de un logro...., y ya que lo nombré, el individuo
que ha trascendido el peligro, se asume espontáneamente como acreedor de una barraca
en una vega lejana, en una villa de los que se identifican con tal código.
Aquel que ha trascendido el peligro, reconoce la posibilidad de habitar el
refugio en esa vega, de un modo tan simple como el sujeto insumiso o bárbaro, un día
perdió los amarres a esa parte idealizada donde se identifica un mundo con
previsibilidad. Esto habla a las claras de todo lo que deben remontar, y
francamente, es gigante la tarea. Pero no imposible.
Y esta cuestión no
carece de dolor, ya que cuando el sujeto insumiso e inhóspito sin necesidad de
serlo, colapsa, muchos los observamos diferenciándolos del instigador, cuya
clase es otra. Instigador y tipo maleable son cosas diferentes. Hay un grado o
clase, biotipo tal vez, que funciona como instigador.
Por ejemplo, hablando
de Argentina y sus aciertos gubernamentales, y atentos a la quita del 65 % en
la deuda externa que en aquella renegociación, encabezada por Néstor, se consiguió. Máximo nivel de
quita en la historia de la economía mundial. En este meollo, el instigador es
aquel que difunde la invectiva falaz de que estamos pagando la deuda con el
hambre del pueblo... Me costará mucho olvidarme de una persona relacionada con
el “SERPAJ”, que decía esto mismo hace un año, igualando los tonos que se dedicaban en las coherentes invectivas sobre
el mismo tópico en las épocas de verdadera sequía y ruinas. Y de paso decir que
resulta morboso ya, que se publiquen esas opiniones, dándoseles el tratamiento
de estadistas a los que así hablan. Dicen estos: “Se privilegia a los organismos
financieros con el consecuente deterioro de la clase trabajadora..” Entonces alguien atinado les susurra: “Ey, se
pudo librar el país de la paga de 67 mil millones, acaso superando la deuda
ilegítima... Superávit gemelos. País inclusivo de ciclo inigualado...” Porque
es imposible decir eso y permanecer en salud. A menos que seas instigador, y
esta clase es bien distinta, ya que son un mundo desahuciado, al que nadie en
su sano juicio o dignidad, se emparentaría. Fijados ellos en el código de la mentira
absoluta, orientados al artificio de señalar lo que inexiste.
Pero me ocupa aquí el
tema del derrumbe de una barbarie sin lucidez, dirigida por el descaro de
“gente” que evidentemente los dobla en inteligencia. Son aquellos los fugados
por una erradicación mental que desgraciadamente los aisló.
Quisiera conocer de un
país, en donde funcione un sistema de tribunales de ética. Aunque sea un país
pequeño, como Las Marquesas o Las Nuevas Hébridas. Este sistema
permitiría juzgar y eventualmente condenar, a quienes cometen millones de
acciones tenebrosas, desde el piso hoy inimputable de las aberraciones éticas,
que no suponen un deterioro concreto, o material delito inserto en código legal
alguno, pero que son actos depravados lesivos de la sociedad.
Esta sola exploración
podría hacer entrever –sobre las cuestiones nacionales digo-, la implicancia
suya a los que toca la alusión de las aberraciones éticas, para entender ellos el
valor exiguo que hoy tienen dentro del
país.
*Escritor
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