viernes, 25 de mayo de 2012

NUEVE AÑOS


Por Arq. Roberto O. Marra*

Era otro 25 de Mayo más. Al menos eso parecía. Algo lo distinguía: asumía un nuevo Presidente, que poco antes había sido electo con sólo el ¡22 %! de los votos. -Que se le va a hacer, habrá que escucharlo-, me dije.
“Venimos desde el Sur del mundo y queremos fijar, junto a ustedes, los argentinos, prioridades nacionales y construir políticas de Estado a largo plazo para de esa manera crear futuro y generar tranquilidad. Sabemos a dónde vamos y sabemos a dónde no queremos ir o volver”.
-¡Epa! Qué buen comienzo. Por lo menos parece tener objetivos claros. Habrá que ver cuáles son…- Mis pensamientos seguían todavía atados al pasado reciente, de frustraciones permanentes, de engaños y traiciones constantes, de palabras grandilocuentes y hechos desastrosos.
 “Por mandato popular, por comprensión histórica y por decisión política, ésta es la oportunidad de la transformación, del cambio cultural y moral que demanda la hora. Cambio es el nombre del futuro”.
El tono de su voz, su figura un tanto desaliñada, me infundía una sensación de confianza en sus palabras cada vez mayor. Parecía uno más de nosotros, no un Presidente -¿Será sincero?- me preguntaba.
“Actuaremos como lo que fuimos y seguiremos siendo siempre: hombres y mujeres comunes, que quieren estar a la altura de las circunstancias asumiendo con dedicación las grandes responsabilidades que en representación del pueblo nos confieren”.
-Y sí, este tipo es distinto. No puede estar fingiendo. Tendría que ser un actor excepcional.- Los gestos no permitían encontrar algún signo de falsedad, pero uno nunca sabe…
“La seguridad jurídica debe ser para todos, no solamente para los que tienen poder o dinero”.
-Esto es lo que siempre decimos, ¡Muy bien!- Casi me tiene convencido que es realmente diferente.
“Formo parte de una generación diezmada, castigada con dolorosas ausencias; me sumé a las luchas políticas creyendo en valores y convicciones a las que no pienso dejar en la puerta de entrada de la Casa Rosada”.
Hice fuerza por evitar que la primera lágrima se me cayera. Pude ver en los rostros de los que estaban presenciando en vivo este Acto una emoción que ya no podían contener. Yo tampoco pude…
“Vengo… a proponerles un sueño: reconstruir nuestra propia identidad como pueblo y como Nación; vengo a proponerles un sueño que es la construcción de la verdad y la Justicia; vengo a proponerles un sueño que es el de volver a tener una Argentina con todos y para todos. Les vengo a proponer que recordemos los sueños de nuestros patriotas fundadores y de nuestros abuelos inmigrantes y pioneros, de nuestra generación que puso todo y dejó todo pensando en un país de iguales”.
Con los ojos mojados, con el corazón latiendo a mil revoluciones, con el recuerdo de tantos familiares que no lo pueden ver y tanto lo soñaron, con la esperanza de ser por fin parte de una historia de construcción de una Patria nueva, de una Sociedad distinta, con la concreción al alcance de la mano de la unidad latinoamericana, con la presencia y el apoyo explícito de los más queridos líderes de los Países hermanos, me convencí: Kirchner era distinto. Después, muy poco tiempo después, pasaría a ser sólo Néstor, el compañero al que para siempre le deberé haberme convencido de ser un militante por sus mismas causas y con su misma pasión. 

*Miembro del Centro de Estudios Populares

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