Por Dr. Rubén Visconti*
Cuando uno se decide a efectuar predicciones sobre
el futuro corre el riesgo de meter la pata. Así les ha sucedido a través de la
historia a muchos pronosticadores que le han errado total y absolutamente a sus
pronósticos y algunos de esos tremendos
y transcendentales errores nos siguen produciendo risas por su extrema magnitud.
Por ejemplos cuando nos anunciaban o mejor dicho les anunciaban a sus
contemporáneos que el mundo se acabaría cuando se alcanzara el año 1000, número
que se ajustaba previamente a sus propias creencias ya que para otros, podías
ser el 1.000.000 o el 5.000 u otro cualquiera.
Un caso similar por su enorme trascendencia
ocurrió allá por el comienzo del siglo XX cuando ante el anuncio de la llegada
a las proximidades de la Tierra del cometa Halley se hizo un anuncio similar al
anterior, listo, el mundo terminaría su funcionamiento total incluyendo, por
supuesto, a todos sus habitantes .
Lo grave de estos anuncios es que el resultado o
consecuencias de semejantes características son aceptados por muchos,
produciendo suicidios y muertes colectivas y también algún jolgorio personal
como el de tirarse a la vecina total el
hecho no produciría consecuencias; muerto
el culpable y muerto el juez, y, por lo tanto, tampoco no habría
condena, muerto el perro se acabó la rabia.
Pero pese a estos convencimientos de que todo
pronosticador, dado la muy voluble conducta de los humanos, corre el casi
seguro riesgo de ser el hazmerreir de todos su contemporáneos, nos hemos
decidido a practicar esta dudosa
actividad corriendo todos los riesgos antedichos cuando la futura realidad
nos desmienta total y absolutamente. Para reducirlos dejemos en claro que este
es para nosotros un simple juego de anticipación al cual le damos curso para entretenernos
en esta tarde lluviosa, advirtiendo sin embargo que el pronóstico en sí no es
el producto elaborado en unos pocos minutos de lluvia y frío, sin mate ni
tortas fritas que a esta altura de mi vida mi estómago no las acepta, y con
este prólogo, damos comienzo a nuestra premoniciones que son el resultado de
una observación detallada y quizás hasta precisa, de la situación política
actual, las conductas de los diversos grupos dirigentes, las ideas que
sostienen y, en fin, de todos los aspectos que pueden ser incluidos para
suponer cual será el desarrollo de los acontecimientos políticos, claro que no
en el año 3000 como los antiguos pronosticadores, sino, particularmente, en el
lapso que enmarca la vida de los argentinos desde aquí hasta el próximo año
2015.
Se mantendrá un grupo de derecha impulsado
abiertamente por los medios de comunicación hegemónicos y sus voceros,
creyentes sinceros algunos y por lo tanto, respetables basados en sus derechos
de la libertad de pensamiento y de expresiones; grupo que a pesar de que ha
perdido algunas pequeñas o no tanto batallas
en estos años, considerando que ello no significa que haya sido
derrotado finalmente en la guerra permanente a la que apuntan, seguirá en sus
treces, con la esperanza de acontecimientos basados en factores externos que
redunden en la marcha de la economía nacional, aunque más no sea
transitoriamente, para dar el zarpazo con el objeto de recuperar sus posiciones
dominantes que terminarán en un plan de AJUSTE. Será el momento, al margen de
su magnitud en que todos los corifeos, más pagados que creyentes sinceros,
eleven sus voces reclamando el mérito de
que sus catastróficos anuncios se han habrán cumplido. Será, casi seguramente,
un lapso de escasa duración pero apto para justificar la aplicación de los
cambios proclamados durante todos estos últimos años. Tendrán en su favor los
apoyos de todos los organismos internacionales, los tradicionales internos como
la jerarquía eclesiástica y, por
supuesto, de los dueños de las tierras y las empresas internacionales.
Esa DERECHA, cuyas garras las observamos
diariamente, siempre atenta al mantenimiento y recuperación del statuo quo que
obra exclusivamente en su favor seguirá minuto a minuto la tarea de destrucción
y poco a poco hará pública su elección del hombre y de los hombres que deberán
ejecutar su conocido programa de desigualdad y concentración de poder. Será,
como ahora parece serlo, Macri u otro, dado que el mencionado parece carecer de
piné, pero esta elección carece de importancia dado que, sea quien sea, será un
monigote que deberá responder solo a los propósitos de esa DERECHA.
Pero esta supuesta predicción carece de
importancia dado que sea quien sea, el programa de la derecha no tiene ni
tendrá cambios, SERA ASI, cualquiera fuere su representante nominal o presta nombre.
Dentro de esa Derecha podemos considerar que
formarán parte los restos disidentes del peronismo, que resistiéndose a morir
en los últimos años de sus vidas políticas y también físicas se prestarán a
acompañarla solo a los efectos de ser nombrados quizás por última vez antes de
desaparecer para siempre. Será solo un intento de evitar por algún tiempo más a
transformarse en individuos totalmente anónimos.
La mayor dificultad en este pronóstico lo
encontramos cuando debemos hacer la proyección de los radicales que, para
nosotros, vienen perdiendo o ya perdieron aquél slogan que sostenía “se dobla
pero no se rompe”, ya se han roto, como lo demostró la muy reciente votación en
favor o en contra de la expropiación de YPF, en la que quedó claramente
demostrado que algunos de sus dirigentes no se resignan a dejar de lado los
viejos y permanentes principios que destacaron su línea política, en tanto que
para otros que para certificar que no, que no tienen nada que ver con su propia
historia. Este análisis me hace acordar cuando años ha, algunos dirigentes del
viejo partido socialista encabezaron la oposición contra el original peronismo
o sea contra la clase trabajadora argentina a la cual la dibujaban con una
bombilla que penetraba sus mentes vacías.
Como esa rotura es, desde el punto de vista de un
observador imparcial, definitiva, el tema a resolver es que actitud tomarán los
que respetuosos de su pasado deberán indefectiblemente enfrentar tres posibilidades: 1) seguir
acompañados por esos otros, 2) separarse o unirse como segundones al frente
progresista, o 3) arrimarse al gobierno nacional dado que muchos de los
reclamos radicales se han cumplido como ellos los reclamaron, resignándose a
ser segundos pero partícipes en un proyecto nacional que también los
representa.
Cuanto más demoren en tomar una decisión será más difícil su reacomodamiento por lo
cual sostenemos que cuanto antes acepten la realidad mayores serán los
beneficios políticos y personales que reciban.
Nos queda finalmente el Frente Progresista, comandado
por un Partido Socialista que como tal ha cometido y sigue cometiendo algunos
pecados sobre los cuales no deben reiterar, por ejemplo la candidatura a
vicepresidente del senador Giustiniani que, como buen laico, no pudo haber
integrado la fórmula con una representante de la iglesia católica como Carrió y
en cuanto a aspectos políticos actuar como verdaderos socialistas y no como un
nuevo Partido Demócrata Progresista dedicado a la defensa de los intereses de
los sectores agro-ganaderos, como lo demuestra el hecho concreto de sus
posiciones en contra de las retenciones y el miserable impuesto inmobiliario
rural por lo cual pierden ingresos provinciales que hoy los conducen a un
posible déficit, para cuya modificación ofrecen aumentarlo en un plazo de ¡seis
años! En el año record del precio de la soja. Es decir, o ser socialistas como
lo reclaman o no serlo aceptando la realidad de su propio pensamiento real y
efectivo. Vale la demostración que en la segunda vuelta de las recientes
elecciones el incremento de sus votos se derivó de los votos que originalmente
le pertenecieron a Duhalde y al Pro. Sintéticamente, deberán sincerarse para
poder constituirse en un Frente que sin dejar de apoyar las medidas positivas
de este gobierno resuelva finalmente sumarse al mismo para impedir a la Derecha
que aprovechará cualquier división del progresismo para derrotarlo.
Las otras fuerzas menores, como la que supo
desarrollar Solanas deberán seguir el mismo camino, sumarse contra la derecha,
y solo nos queda referirnos a la izquierda tradicional que sigue empecinada en
no seguir los consejos del propio Lenin cuando aconsejaba que había que
dirigirse y atender las contradicciones inmediatas y no las futuras para poder
progresar en la construcción política.
Nos queda referirnos no a las agrupaciones en
particular sino a aquellos que perteneciendo a una agrupación política determinada,
no respetándose a sí mismos, abandonando su propia estima personal, se
reacomoden respondiendo a una ganancia inmediata, léase cargo, con el cual
resolver sus propias aspiraciones personales.
*Doctor en Economía, Docente de la UNR, Miembro del CEP
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