Por Gustavo Daniel Barrios*
La voz del narrador que
hacía el doblaje al español de la documental canadiense, me impresionó tanto
que estuve días meditando qué me traía
esa octava a los recovecos de mi memoria. Ese doblaje al español reproducía la
conducción que hacía en francés el locutor canadiense. Finalmente, supe que esa voz sonaba tan notablemente en mí,
porque se asemejaba mucho a la voz de un hombre que tenía gran amistad conmigo
hace muchos años: El señor Galfrascoli.
El señor Galfrascoli era y es un histórico
impoluto dentro de la ideología peronista. Conocía y conoce bien él los lindes,
y en consecuencia lo que está dentro y lo que está fuera; lo que es posible
admitir y lo que es imposible, en materia de política desde su concepción
doctrinaria.
Hace poco volví a tomar
contacto con él luego de una década, aunque lo hice por unos minutos nomás. Y
noté la gran dificultad que él tiene para religarse con el kirchnerismo, si
bien asimismo me fue muy notorio su deseo de lograr asimilarse con ello.
Galfrascoli se mostraba hace muchos años como un titán, a la hora
de persuadir y clamar justicia, para restituirle al partido peronista un
retorno íntegro, por lo que él juzgaba como una proscripción de su doctrina que
se seguía dando en los años finales del siglo 20, y se pronunciaba sin ambages pues, para pedir cárcel y condena
institucional a todos los que habían lastimado a sus pares afectados en las
luchas políticas, pero no podía consentir la idea de involucrarse con líneas
renovadoras como las que por entonces se perfilaban para ensayar un
justicialismo con ropajes multicolores fuera completamente del escudo. Por su
estructura mental simplemente y también por su formación. De todos modos hago
yo claramente la salvedad de que este Gobierno de Cristina es concretamente
peronista y no una fase superior.
Así como Galfrascoli, el speaker
en español difundía la confianza del que conoce en su mente los mojones que lo
devolverán a su hotel sin demoras, si se anda en medio de un enjambre u
hormiguero humano de un mediodía en Bombay
y se está a kilómetros. El temple del que jamás derrochará una situación de
aparente indefensión en todo juego de inteligencia.
Es justamente el fugaz
recuerdo de otra documental, en este caso española, lo que me muestra un
problema ya básicamente trascendido. Me niego a declarar su título, un poco por
pudor, pero además está la pena de que un viejo muy querido, intelectual
argentino, aceptó participar en esa documental y fue ahí usado como trapo
sucio, para los fines de una productora de tv peninsular que manchó
horriblemente la memoria de la epopeya del 45,
al tratar un infame mito de la post guerra. Y aquí es donde yo veo con
esperanza que el señor Galfrascoli
consiga una clarividencia suficiente sobre el kirchnerismo, ya que él es
absolutamente incapaz, por sus sólidos cimientos o pureza, de consentir a una
impronunciable teoría que afecte al peronismo fundacional, o lo saque del foco
con este.
En aquel tiempo, al
resultar imposible detener el volcán nacional-popular, las fuerzas liberales integradas
del variopinto espectro, intentan humillar al gobierno del general Perón
con motes de antisemitismo. Cuando fue todo lo contrario.
En el origen del
gobierno de Juan Domingo Perón, aparece
Ángel Perelman, quien había fundado la UOM, e historió el 17
de Octubre de 1945 desde su pluma
judía. Luego estuvo Abraham Krislavin,
del gremio del comercio, quien asume como subsecretario en el Ministerio del
Interior. Se suma también el gremialista judío David Diskin al movimiento sindical peronista. Incluso el
presidente Perón hace repatriar a Isaac Libenson, quien fuera expatriado
por el general Justo a raíz de la
actividad sindical de aquel. Perón entonces trae a este judío
marxista para organizar los sindicatos de trabajadores rurales. Se convierte
este así a la nueva ideología. El movimiento recibe también la temprana
bendición de Simón Radowitzky, un
anarquista argentino que apoya a la
CGT cuando una delegación de esta es rechazada en México de
participar en un congreso, por la influencia de un fuerte lobby internacional.
Cierto es también que
en ese tiempo prendió fuerte el rechazo al gobierno de Perón, por parte de un sector importante del judaísmo, en base a
idéntica presión de lobbys internos y externos que fueron terribles. Baste
recordar lo que hicieron con el llamado libro
azul, el cual tuvo que ser respondido con el llamado libro azul y blanco.
Para continuar puede
agregarse que el suplemento literario de La Prensa,
que ahora manejaba la CGT,
le fue designado al judío Israel Zeitlin,
quien venía del grupo Boedo y no fue
otro que César Tiempo. Este hombre
los sumó a Enrique Dickman, a Hugo Koremblit, a León Benarós, a Rafael
Cansinos Assens, a José Isacson, y
a Lázaro Liacho.
El presidente Perón mientras tanto, sumó al rabino Amram Blum, como asesor en asuntos
religiosos. Y aparece José Ber Gelbard,
polaco de nacimiento que había llegado de niño al país, como de niño había
llegado también Radowitzky. El
empresario Gelbard se enrola en el
peronismo en los primeros 50, y en el
año 1973 como es bien sabido, se lo
nombra Ministro de Economía, cargo que mantuvo hasta octubre del 74. Este hombre, al igual que Amram Blum después del 55, muere bastante pronto en el exilio.
En el año 1951, la por entonces dirigente Golda Meir, sostuvo un encuentro con Eva Perón en casa rosada. Fue esta
visita en recompensa por un apoyo alimentario y medicinal que le había brindado
a Israel la fundación de Evita. Además, la excelente relación
bilateral mantenida por el gobierno de Perón
con el jefe de Estado Chaim Weizmann,
produjeron entre otras cosas, que un parque de Israel pasara a llamarse general Juan Perón. Y además, una especie de obelisco en Tel Aviv, en el año 53, es erigido para recordar la obra de Perón y Eva Duarte.
El 20 de Octubre del año 1948,
Perón y Evita habían inaugurado el local de la Organización
Israelita Argentina-agrupación peronista. Este casi fue un
acto nacional, y allí habló el titular de la
OIA Sujer Matrajt, y habló también Eva Duarte destacando ella frases contra
el separatismo de la oligarquía en materia de clases sociales y religiones, y
proclamó que todos somos iguales.
La OIA se supo ubicar como el
garante libertario perfecto para el beneficio de la comunidad judía argentina
que aceptara esta institución como su defensora y portavoz. Se destacó en ella
entre otros el periodista deportivo Luis
Elías Sojit.
La Organización
Israelita Argentina fue, claro está, el tradicionalismo judío
de filiación netamente peronista.
Juan Domingo Perón pronunció un discurso en el cuarto aniversario
de la OIA, el
cual fue tan especialmente palmario de lo integrador y pacificador de su
proyecto de gobierno, en base a los temas tangenciales al judaísmo, que luego
de eso la relación antes tensa con las instituciones hebreas de derecha se
normalizaron. Tanto fue así, que en 1954
la DAIA editó un
libro: “El pensamiento del presidente Perón sobre el pueblo judío.” La OIA lo reeditó al parecer en 1973.
Hubieron muchas
alternativas, incluso extensivas al justicialismo todo, sin la participación de
Perón ya muerto. Por caso, en el año 84
los diputados peronistas Unamuno y Pedrini presentaron un proyecto que
preveía la conformación de una comisión bicameral investigadora sobre actividad
antisemita en el país. Era sobre temas concretos que se conocían por entonces y
los que hubieran aparecido.
Muchos pretendieron
fallar, que el peronismo era una cosa diferente a su esencia, porque el
ilimitado altruismo que concibió, les resultaba gordo evidentemente.
Yo recuerdo una
anécdota, que le ocurrió al abuelo sirio de un amigo personal, bahiense de
nacimiento, rosarino por adopción. Su abuelo había llegado a un puerto italiano
en calidad de inmigrante, procedente de Siria, creo que aun en el siglo 19. Como suele ocurrir en cualquier
parte, aunque no tan graciosamente, la oficina de documentación le produce al
abuelo de mi amigo una distorsión antológica, ya que al empleado italiano le
resultó tan difícil entender e italianizar luego en el papel el apellido sirio,
que en el acto decide imponerle un apellido gringo. Lo hace en efecto, y elige
uno por su reminiscencia sonora con el
real. Quedó en los papeles pues, gringa esa familia hasta el día de hoy.
Ahora bien. Es claro
que supone un idiotismo el pensar que por lo ocurrido en aquella oficina le
cambió la sangre a ese inmigrante sirio. Y en el caso que nos ocupa es lo
mismo. La sangre del movimiento fundado por el líder de Lobos nunca cambiará.
Es una, y es la que sabemos. Y es útil todo esto, para liberarse un poco de
ataduras y respirar un mejor aire.
*Escritor
Miembro del CEP
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