lunes, 29 de julio de 2019

LOS SOBRADORES

Por Roberto Marra
Es proverbial una de las características más difundidas de la sociedad argentina, como esa actitud que por estos lares denominamos “canchera” o “sobradora”, ese intento de mostrar superioridad frente a los eventuales interlocutores en cuanta discusión se produzca. Propio de quienes padecen algún grado de inseguridad en sí mismos, necesitados de asumir una autosuficiencia solo sostenible con la degradación de los otros, ese rasgo psicosocial produce resultados dramáticamente perniciosos para la sociedad en su conjunto, que la atraviesan e implosionan, derrumbando las posibilidades de construcción de fortalezas populares que terminen con los eternos vaivenes que nos han envuelto a lo largo de la historia.
No hay materia de discusión que no resulte atravesada por estas “canchereadas”, pero es en los temas políticos donde mayores daños se provocan. Es así que, frente a discursos coherentes y respaldados por la fuerza de los datos, aparece la necesidad de “sobrar” al dicente de tales aseveraciones, pasando por encima de las evidencias demostradas, arrancando de cuajo las referencias demostrativas de la verdad manifestadas por el circunstancial oponente, mediante la anulación irrespetuosa de sus reales capacidades.
Los enemigos del Pueblo conocen muy bien estos perfiles sociales, de los cuales se aprovechan (hoy día más, que nunca) con todo tipo de maniobras propagandísticas, donde se acentúan las denostaciones hacia sus rivales ideológicos, agregando disvalores a los ya expresados por los insoportables “sobradores”, que sienten así un respaldo a sus ridículas posturas, que terminan pagando con sus votos para la continuidad de las desgracias que, paradójicamente, los incluyen.
Las redes sociales, con toda su carga simbólica de masividad ilimitada, provee de una herramienta más a estos “cachorros” de perversos, con el agregado inmoral del anonimato o el enmascaramiento. Multiplicados por millones, esos mensajes defenestrantes y odiosos se expanden hasta calar hondo en las maltrechas conciencias de los “sobrados”, que terminan dudando de sus propias convicciones, producto de la metralla permanente de semejantes desprecios públicos a los que son sometidos.
En la actual etapa electoral que estamos transcurriendo, se notan, incluso en ciertos actores de la oposición, algunos de estos sentimientos temerosos de despertar a los “cancheros” de sus letargos acomodados a las circunstancias macristas que los alcanza como a cualquiera. Pero estos personajes negadores de las verdades no se fijarán en los modos de quienes les relaten la realidad, sino en la posibilidad de encontrar los resquicios oportunos para que sus diatribas produzcan el daño que llene sus almas del placer del odio consumado en el pírrico éxito de sus palabreríos sin fundamento.
Pareciera que ya no hay tiempo para las medias tintas. Que ya no se pueden seguir los libretos dictados por el temor a estos provocadores que solo destruyen la unidad que demanda el drama que se vive. Que llegó el tiempo de pasar por arriba las “canchereadas” de los inútiles actores que comandan esta horrenda devastación, pero también de sus maltrechos seguidores, que habrán de terminar sus días de “sobradores” chocando contra el muro de sus soberbias sin sustento, arrastrados por la corriente de un río de verdades que, tarde o temprano, los convertirá, por fin, en Pueblo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario