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Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán
saciados. Bienaventurados los que
padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de
los cielos. No juzguéis a los demás si
no queréis ser juzgados con la misma medida. Aquél que esté libre de pecado que arroje la primera
piedra. Traten a los demás como ustedes
quisieran ser tratados.
Casi sobre la navidad, estas
frases de Jesús debieran resonar mucho más de lo habitual en los habitantes de
nuestra Argentina. Porque nos hablan de los derechos más vulnerados que está
padeciendo nuestro Pueblo. El hambre de muchos, la justicia injusta, la
hipocresía de tantos.
Pero solo son frases, muy poco
tenidas en cuenta por millones de estupidizados por la maquinaria consumista y
miserable de los dueños de casi todo. Se recitan de memoria estas y otras sentencias
de aquel que mencionan como hijo de su Dios, pero que traicionan en el momento
mismo de terminar de pronunciarlas.
Cada moneda negada a un mendigo,
cada insulto a quien no manifiesta sus mismos pensamientos, cada negación de la
condición humana hacia el otro, hacia el distinto, hacia el desvalido, es la
lanza que vuelve a clavarse en el Jesús crucificado al que dicen alabar.
No se trata de convertir en
santa a la sociedad, sino de poner en valor las palabras y sus significados más
profundos. Se trata de hacer posible una transformación real que termine con
los peores sentimientos a los que se les rinde culto vanamente, para generar la
reflexión necesaria que impida la continuidad de la mentira estigmatizante, la
cobardía del odio de clase, la persecución de delirantes doctrinas económicas, fracasadas
y repetidas.
Intentando tranquilizar las
conciencias, tal vez muchos se
arrodillen ante una imagen del que dicen alabar y respetar, pero al que ni
siquiera podrán mirar sin sentir vergüenza, por tanta infamia derramada sobre
aquellos de quienes recibieron tanto y traicionaron con simuladas frustraciones,
inventadas para justificar sus desvíos morales.
En tanto, la falsa navidad y sus
avisos publicitarios incitan a comprar todo, aun lo que jamás se necesitará. Domesticada
por el Poder y sus medios fabricantes de hegemonía, la sociedad peregrinará con
desesperación tras la zanahoria del derrame de la alegría prometida. Mientras,
en sus opulentas mansiones, los perversos forjadores del dolor y la miseria
ríen, al ver consumada su obra diabólica contra quienes, encima, se lo
agradecen.
PARA EL 2001 ESTABA SANTA ZONBI CLAUS.
ResponderEliminarY PARA EL 2016 SATAN 666 CLAUS DE LOS POBRES.