viernes, 9 de diciembre de 2016

EL DÍA DE LA MARMOTA

Imagen Comunicándonos en la Televisión
Por Roberto Marra

Hay una moda en el periodismo argentino, consistente en que, cada vez que se habla de algún funcionario del gobierno anterior, previo a dar una opinión sobre un hecho político actual en el que esté involucrado ese personaje, se dice: “por fuera de sus probables responsabilidades, que la justicia determinará, bla, bla, bla…”
Después, para evidenciar una supuesta equidistancia entre entrevistados defensores de las políticas del gobierno anterior y de otras concepciones políticas, conceden a los segundos esa pátina de dudas sobre el contrincante, exhibiendo ante el público conceptos estigmatizantes acerca de los sujetos que representan una ideología política que, guste o no, representa a un importante sector de la Sociedad,  lo que genera una profundización del resentimiento, como método para alejar las perspectivas del retorno de políticas como las aplicadas en la anterior gestión.
Del acoso judicial, por ejemplo, no importa si termina o no en sanciones a los perseguidos. Solo vale el hecho persecutorio y su visualización permanente por los medios. Vale la sanción social, impuesta por acumulación de horas televisivas de falsas denuncias, falsas imputaciones y falsos allanamientos. Todo realizado por falsos periodistas, disfrazados de tales, pero que solo resultan ser comerciantes de las palabras, cuando no perversos personajes felinescos que destilan venenos verbales contra los ex-funcionarios.
Pero no solo sobre la política nacional actúan estos “opinadores” disfrazados de periodistas serios. Están los que, con caretas progresistas, atacan a algunos países a los que el Poder imperial persigue, como el caso de Venezuela, estigma que ayudan a sostener con definiciones tan mendaces como las locales. También allí emiten opiniones que, de tan falsas e insostenibles, resultan ridículas. Pero no importa, porque el daño ya está hecho, y las falsas creencias están aseguradas.
Cuando termina la función del circo pseudo-periodístico, en el inconsciente de los televidentes queda la buscada duda sobre los perseguidos por el Poder. Suficientes raciones diarias de estas patrañas logran, por acumulación, la adhesión de muchos y la profundización de los odios y rencores en otros tantos, conformando el caldo de cultivo necesario para la continuidad del sistema de dominación y estafa económica y moral.
Día tras día, con la sonrisa cínica de siempre y la cacareada “unión de los argentinos”, estos coleccionistas de farsas y calumnias recibirán entrevistados que se someterán al escarnio cotidiano, buscando réditos que nunca podrán alcanzar, ante la andanada de palabras sobrepuestas que siempre se utiliza para impedir la comprensión de la realidad por parte de los televidentes que, inermes y absortos, terminan mirando sus vidas detenidas en el tiempo, como en aquella famosa película, “El día de la marmota”.  

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