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Relatamos
a continuación una síntesis perfecta de la barbarie reaccionaria, su
estrategia comunicacional y la clave de su triunfo. En charla amena
entre los imparciales, espontáneos y absolutamente despolitizados
periodistas Paula, Franco y Nelson Castro en calidad de politólogo
experto entrevistado, lo más sustancial de lo que dijeron anteayer por
la tarde (la versión completa, altamente recomendada, en el Facebook de
este autor). Pau: "Imagino yo que si la presidenta Cristina Kirchner
sigue profundizando el modelo, lejos de escuchar lo que ha pasado y si
esto se repite en octubre, también a Scioli no le va a terminar
cerrando. [De hecho] ya tiene dudas [¡sic!]; no le va a terminar
cerrando ser candidato de un modelo que claramente va a morir
[¡¡sic!!]". Luego la sapiencia del galeno se hizo pesar: "Massa... va a
tener dos años para trabajar y demostrar que busca edificar una
estructura de gobierno... Hay que prestar atención a algunos nombres que
están circulando... [y] que yo destaco: Alberto Fernández... y Roberto
Lavagna... Ellos saben que si no están juntos no tienen chances. Este es
un elemento clave que han entendido y que el peronismo tiene esa
situación de ida y vuelta muy fuerte. Los que fueron menemistas, después
fueron duhaldistas, después fueron kirchneristas. Eso no genera grandes
cuestionamientos. El peronismo es muy pragmático. Así que hoy están con
quien tiene el poder... Massa va a tener la ventaja del triunfo que en
el peronismo no se discute."
HACIA LA ZONCERA DEL "PERONISMO OPOSITOR". Más allá de la violencia
desestabilizadora de los periodistas de Magnetto; más allá del equipo
presidencial que el neoliberalismo criollo ya desea instalar (fórmula
Massa-Lavagna; Alberto Fernández como Jefe de Gabinete; Redrado en
Economía y quizás Peirano al Central), más allá de todo esto importa
destacar la última intervención de Nelson Castro en relación al
peronismo: 1) menemismo y duhaldismo como "peronismo"; y 2) la
aceptación que provoca a la reacción el pragmatismo peronista de
intercambiar figuras entre una y otra corriente, variante o vertiente
dentro del supuesto "peronismo". Único requisito: estar siempre unidas
contra el kirchnerismo. El zócalo que acompañó durante buena parte de la
entrevista: "Massa va a apostar al justicialismo ganador de las
provincias". En sus mapas interactivos con los resultados electorales,
Clarín clasificando a Massa, De Narváez, De la Sota, etc. como
"peronismo opositor". Stolbizer, inteligente, aprovechando la jugada
desde ayer: "Vamos a ser los únicos no peronistas." ¿No debería el
gobierno nacional distinguir entre menemismo y peronismo, describiendo
al primero como la etapa superior del radicalismo?
CÓMO BORRAR DE UN PLUMAZO AL KIRCHNERISMO. Primera pregunta obligada:
¿cuál fue el factor decisivo en el triunfo de Massa: el marketing de su
campaña, el apoyo mediático, confusión del electorado o haberse
presentarse como candidato "peronista"? Segunda pregunta: ¿qué hecho
común se observa en los distritos donde ganó el oficialismo, sobre todo a
nivel diputados? Que, exceptuando Misiones, en las restantes provincias
no hubo "peronismo opositor" o lo hubo con muy magros resultados. ¿Y el
mejor desempeño? En Santiago del Estero, en alianza con el radicalismo
K, con un 70,48% para diputados (un 8,16% obtuvo el FPV). Pero volvamos a
Massa. ¿Acaso no repite la estrategia de la reacción con Menem en 1989?
¿Massa, De Narváez, etc. son peronistas? ¿"Peronismo opositor" o
menemismo? La Nación afirma en editorial de ayer: "La fuerza política
que lleva diez años en el poder y que es tributaria del peronismo que
gobernó 22 de los 30 años de vida democrática..." ¿No es hora de
trabajar para desvincular el peronismo histórico del menemismo,
distinguiendo política, económica y culturalmente al kirchnerismo del
segundo? Acto seguido de la charla de TN aludida al comienzo, el
periodista Franco entrevistó a Sergio Berensztein, director de
Poliarquía y profesor de la Di Tella, quien expresó: "Si la presidenta
entiende este mensaje de las urnas y acomoda su gobierno a esta nueva
demanda de la sociedad por mayor diálogo, por la no confrontación...
vamos a una transición ordenada y si es así tal vez el peronismo pueda
en una interna solucionar la cuestión de su liderazgo, que sería
fantástico (fijémonos lo que pasó en UNEN en Capital). Si por el
contrario vamos a una fragmentación del peronismo, por ahí vamos como en
el 2003 a tener varios candidatos peronistas, como ocurre del 2003 a la
fecha. [Esto nos obligaría] a ir a una segunda vuelta probablemente...
[provocando] un reordenamiento mucho más lento de este fenómeno del
kirchnerismo que se está apagando". El "PhD y Master en Ciencia
Política, University of North Carolina at Chapel Hill" (según consta en
su CV) complementa a Nelson Castro y explica sin ambages la estrategia
del neoliberalismo argentino: la presidenta debe ceder a una interna. Si
así ocurriera, el kirchnerismo será borrado de un plumazo al quedar en
la historia como un exabrupto populista del siempre díscolo peronismo.
Cualquier posibilidad futura de resurgimiento del peronismo histórico
(en su variante kirchnerista u otra que sea) se las verá con el aparato
justicialista nuevamente en poder de la Sociedad Rural y del
imperialismo.
EL MENEMISMO. La reacción, que desde 1810 nunca precisó de partido
político propio para llegar al poder (y a veces siquiera de partido
político), tiene candidato serio por primera vez desde su derrota en la
segunda vuelta electoral de 2003. El radicalismo ya fue exprimido al
máximo y es absolutamente insuficiente. El socialismo, aliado histórico,
nunca fue del todo confiable ni cuantitativamente importante. Pero el
"peronismo" no sólo puede dar mucho más aún, sino que es hoy por hoy el
único camino al poder. Llamemos pues a las cosas por su nombre: la
Argentina del atraso, la dependencia, la pobreza y la proscripción de
las mayorías tiene candidato. El menemismo del siglo XXI tiene
candidato; ese menemismo que, celebrando el inicio del festín
noventista, rendía tributo a las históricas jornadas de octubre de la
siguiente manera: el 17 de octubre de 1990 Menem firmaba un decreto
limitando el derecho de huelga en los servicios públicos. Claro,
estábamos en los albores de las masivas privatizaciones. Era la
seguridad jurídica que los inversores pedían al flamante gobierno.
Alsogaray entonaba la marcha peronista, y la UCEDE dejaba de tener razón
de ser. La Convertibilidad ató la política laboral a la lucha contra la
inflación. A mediados de 1991, el Decreto presidencial 1334 abandonaba
la homologación de los convenios colectivos que incluyeran cláusulas
indexatorias, los salarios no podrían pactarse por menos de seis meses y
todo incremento de salarios debía vincularse con mejoras de la
productividad. El pueblo obrero y trabajador como variable de ajuste.
Poco después, junto al desmantelamiento del Estado y también del
patrimonio privado nacional, la pauperización de la clase media, la
primarización/descapitalización de la economía, el espeluznante
endeudamiento, la dictadura del FMI, el paraguas de soberanía en
Malvinas y la inserción de la Argentina en el mundo como semicolonia. El
primer gran golpe recibido por el menemismo fue en 1995, con la crisis
del Tequila. Bueno, así la denominan los mismos que por entonces nos
calificaban de "mercados emergentes" (ahora "economías emergentes").
Pero la crisis del Tequila fue consecuencia de los indios zapatistas y
sus fusiles de madera, alzados contra el neoliberalismo mexicano y
latinoamericano. Fue la primera gran manifestación regional de su
inviabilidad política, y a la que se sucedieron otras en todas partes.
El 19 y 20 de diciembre de 2001 cerró el ciclo de los "mercados
emergentes" en la región, que ahora apuestan volver en la Argentina de
la mano de Massa como líder de un renovado frente menemista.
DESAFÍOS Y SUPERACIÓN DEL KIRCHNERISMO. Mejor que proscribir un partido
es conquistarlo. Y mucho mejor aún es proscribir a las grandes mayorías
conquistando su partido. El menemismo está, una vez más, en carrera
presidencial. A Domingo Cavallo, padre de la Convertibilidad y el
endeudamiento, no le alcanzó para octubre. Poco importa porque con Massa
vienen sus hijos. La oligarquía que parasita al país y su principal
riqueza, la renta agraria, impidiendo desde 1810 que seamos un "país
normal" (en la definición de Néstor Kirchner), retorna una vez más a
caballo del peronismo. La derrota no refleja la crisis del kirchnerismo o
del modelo vigente, sino la del gran movimiento de masas nacido en
1945, obligado a readaptarse a un mundo, una región y una correlación de
fuerzas, clases, sectores y tensiones internas nuevas. Fusionar las
banderas del 17 de octubre con las del 19 y 20 de diciembre y todas
ellas con las del Bicentenario (la Década Ganada) es tarea perentoria.
Pero dicha tarea no podrá lograrse sin la reconstrucción del frente
nacional y la expulsión de Massa del peronismo, al denunciarlo ante la
sociedad como el heredero de Menem y un factor de riesgo para una
segunda crisis como la de 2000/01. La esencia revolucionaria y
latinoamericanista, la naturaleza histórica y social del peronismo, así
como su superación, residen y resisten en la presidenta de la Nación.
Una constituyente que agregue un cuarto poder, el obrero y popular,
velando por su seguridad jurídica; unas FF AA aliadas a su pueblo y
vinculadas a la soberanía económica y tecnológica; y un partido
revolucionario que renacionalice el peronismo y lo perfeccione, los
pilares para vencer definitivamente a la Argentina como eterna fórmula
nutricional proteínica (cerealera y vacuna) para consumo de la
civilización noroccidental.
*Publicado en Tiempo Argentino
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