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El periodismo del mejor de los mundos se caracteriza por la
inmediatez, la sobreproducción, la descontextualización y la
magnificación de la anécdota. Es lo que la comida rápida a la
alimentación. Es lo que el griterío al entretenimiento.
Inmediatez porque lo importante es la velocidad, sobreproducción para
abrumar, descontextualización para no comprender, anécdota para que
siga el espectáculo. Como la fast food, se consume rápido y es barata,
pero intoxica.
Lo que se vende como novedoso no deja de ser posmoderno. Es todo
envoltorio con contenido de fin de la historia. Sí, vivimos en el mejor
de los sistemas que existe; todo lo demás es condenable o, manteniendo
la comedia, desfigurado de manera graciosa. Somos superiores pero con
chispa, que se note.
Prensa al nivel de un espacio social que se cree superior, casi
gnóstico, que no pierde el tiempo en reflexionar porque corre a los
centros comerciales a consumir o, si no hay dinero, al botellín y al
fútbol o al botellín y al cotilleo, cosas propias del sector cultural
asignado a las cuotas. Modernos pero sexistas.
Tertulias de la pluralidad del disfraz, opiniones contrapuestas que
se complementan en lo importante. Todólogos de las derechas que dan paso
a las izquierdas. Gritando en la anécdota, dándose la mano en la
esencia.
Información de Régimen, desinformación para mantener la
superficialidad, mentes simples para libertades simples. Hemos vivido
por encima de nuestras posibilidades, nos roban por nuestro bien. Somos
tan malos, derrochones y vivebien, que nuestros gobiernos, para
enseñarnos, nos quitan la educación, la sanidad y la vivienda. Por
malos,… que somos muy malos.
Voceros del “nada diferente es posible”. Del “dentro de un orden”, su
orden. El orden de los jefes, de sus jefes. Estrellas mediáticas con
sueldos pagados con EREs (Expedientes de Regulación de Empleo), sangría
de compañeros con silencio de sueldo galáctico. Rostros parlantes que
callan para vocear los enemigos de aquí y de allá, los enemigos de los
negocios, sus negocios, los de sus jefes.
Libertad de prensa, pero solo para los ricos. Solo para unos pocos,
muy pocos, los que tienen en sus manos TODO el altavoz ¿Nosotros? Sí,
libertad de expresión, pero que no se oiga, que solo oigan los cercanos.
El altavoz es para la gente de bien, su bien.
Todo tranquilo en los rebaños de ovejas, nos lo dicen los medios, hay
que balar sin molestar mucho, que si no viene el pastor de azul con su
vara negra… se debe balar dentro de un orden, su orden.
Así vamos, día a día escuchando las grandes voces, las suyas,
interpretadas por actores con vestuario de marca registrada y atrezo de
pluralidad virtual.
Vivimos en el mejor de los mundos, el anecdótico. Si das casa a una
familia pobre abrirás los informativos, si se la das a todas las
familias serás rojo y peligroso ¡Qué una cosa es la caridad y otra la
Justicia Social!
Ya sabes, la modernidad son las formas. Y así te lo contamos.
*Periodista español, hermano de José Couso, asesinado por EEUU en el Hotel Palestine de Bagdad, 8 de abril 2003.
Publicado en Cubadebate
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