jueves, 31 de mayo de 2018

GOBERNADORA DE LA IGNORANCIA

Imagen de "Portal de Noticias"
Por Roberto Marra

El árbol de la bestialidad tarifaria forma parte indisoluble del bosque de la discriminación y la inequidad. El gobierno de los “cambiadores”, atentos y eficaces alumnos del Fondo y el Imperio que lo sustenta, muestra a cada paso (y con cada palabra) su verdadera cara, feroz e implacable con los débiles; atenta y solícita con los intereses de los poderosos, que son ellos mismos y sus socios.
Con argumentos extraídos del manual del antipopulismo extremo que practican, insisten con sus prédicas contra cualquier medida que acerque un poquito, tan solo, de justicia social. Sus insistencias contra los subsidios a las tarifas, que se aplicaban para solventar el acceso a mejores condiciones de vida a los sectores de menores ingresos, solo refieren a las que llegaban a esa población.
Sin embargo, defienden con fervor las subvenciones que desde la ciudadanía se les otorga a las empresas (casualmente, de sus socios), a través de estos aumentos delirantes, que solo han sido posibles gracias al lavado cerebral previo de una gran parte de la sociedad siempre dispuesta al “sacrificio”, con tal de aplastar al “demonio populista”.
Pero esto es solamente una parte, la del robo inmediato, la de la transferencia directa de los ingresos hacia los dueños de la economía. Después, concomitante con ello, salen a la luz los objetivos estructurales, preparados para generar un País a la medida de los deseos imperiales y las corporaciones dominantes.
De eso habla la “gobernadora dulce”, la “Heidi” del subdesarrollo, la conductora de un gobierno bonaerense que, sin tapujos, expresa con descaro su pensamiento irracional sobre la educación. En sus discursos aparecen recurrentemente los estigmas antipopulares que, con diagramación duranbarbista, muestran al gobierno precedente como culpable de todos los males del Universo, por lo cual ella ha tenido que venir a poner el órden que se necesita en una sociedad descarriada, acostumbrada a tener servicios baratos, salud gratuita y ¡educación universitaria!
¿Cómo un pobre puede pretender estudiar? Eso está reservado para quienes deben hacerlo, que son los hijos de los privilegiados y de algunos moscones que revolotean siempre por sobre los poderosos para asistirlos en la ominosa tarea de esclavizar ciudadanos miserabilizados.
La labor “educadora” de la gobernadora sonriente, consiste en derribar escuelas rurales, empobrecer a los maestros y evitar el acceso de los pobres a la educación superior. En su perversión, sostiene la sinrazón del retroceso educativo con ataques histéricos contra las Universidades creadas durante la gestión anterior, que han logrado el acceso de miles de jóvenes al sistema, otorgándoles mucho más que un derecho constitucional.
Aquello fue la puesta en valor de la capacidad inherente del Pueblo para elevar sus condiciones sociales. Fue una apuesta al desarrollo basado en la equidad. Fue el intento superior de estructurar una Argentina donde el origen social no fuera razón para el abandono y el desprecio.
En el tipo de ámbitos que les gusta estar, en esos reductos de oligarcas con pretensiones de “solidarios de mentirita” a los que van a rendir cuenta de sus trabajos antisociales, la “gobernadora de la felicidad” confirmó ser lo que se ocultó para sostenerla como candidata: una profunda ignorante y una bestial opositora a los derechos populares más imprescindibles para el desarrollo.
Cuesta entender la insistencia de muchos “opositores”, aliviando las mentiras de la “angelical” gobernadora con elogios que parecen buscar protección bajo el ala oscura del Poder que ella representa, protegiendo con alabanzas sin sustento en la realidad, justamente a quien se presenta como sucesora probable en la profundización de la brutalidad neoliberal, con la ridícula disculpa de la “gobernabilidad”, ese manto impiadoso que retrasa un final inexorable y doloroso de este proyecto destinado a terminar, para siempre, con todos los derechos. Y también con las vidas de quienes los reclaman.

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