viernes, 4 de mayo de 2018

ESPERANZA INCINERADA

Imagen de "Nueva Ciudad"
Por Roberto Marra

No se puede negar que la capacidad de daño de los “cambiadores” gobernantes no tiene parangón. No pasa otra cosa que lo previsto antes de que asumieran, pero siempre peor. Porque nadie, a estas alturas, podrá venir con el cuento de que “no sabía que harían esto o aquello”, fábula para niños lelos que contó con la adhesión de tantos ilusos en base a sus pautas acumuladas de odios y rencores sin origen lógico alguno.
Sus estropicios no son solo en la economía, con sus desvaríos financieros de dólares volátiles y tasas astronómicas, de inflaciones imparables y salarios miserabilizados, de tarifas espaciales e importaciones sin límites, de evasiones multimillonarias y negociados oscuros. Porque como parte de estos negocios sucios, que siempre se concretan en función de sus intereses personales, también destruyen lo que no tiene remedio alguno.
Es el caso del nuevo proyecto en la ciudad de Rodriguez Larreta, otro de los “sabios” gobernantes de la mentira y la estafa permanentes, para incinerar los residuos urbanos. Aprobado por los acólitos de “su” legislatura, se preparan para otra de sus obras de destrucción masiva, volviendo al pasado , retrocediendo décadas en los conceptos del tratamiento de la basura, haciendo añicos la cacareada “basura cero”, tan lejana de ese valor como la de la pobreza prometida por el bailarín de cumbias de la Rosada.
Claro que no se trata de retrocesos sin ventajas. Para ellos, por supuesto. Hay 3.500 millones de razones “verdes” para construir las plantas de este particular “tratamiento” incinerador. No es el verde prometido de atmósferas libres de tóxicos, sino más bien de lo contrario, pero “moderno”. Ensuciarán, pero con nueva tecnología. Destruirán el ambiente, pero con inversiones que prometen muchos beneficios... para sus cuentas of shore.
Casi que se puede ver la escena de la inauguración de la primera planta de quema de basura, con la plana mayor de los endeudadores seriales al frente, acompañados por los empresarios que “creen en el País”, casualmente amigos íntimos y/o socios de cada uno de los funcionarios que sonreirán felices por otra de sus maldades hecha realidad. El cuadro se completará con hermosos videos preparados por los “magnéticos” del periodismo basura, siempre dispuestos a mentir por una buena causa... antisocial.
Los miles de cartoneros que encontraban una mínima sustentabilidad para sus pobres vidas en el reciclado, también serán víctimas de este proceso degradante del ambiente y el futuro, anulando sus posibilidades de progreso en el mundo del trabajo, aunque sea informal. Borrando con el codo lo escrito no hace demasiado, envían al cementerio de las ilusiones a tantas familias con el único e irrenunciable objetivo de sus espúrias ganancias.
Las atrocidades se suceden ante la impasible mirada de esa especie de zombies políticos que ocupan gran parte de las bancas legislativas. Las voces discordantes se hacen oir, pero siguen siendo objeto de los ataques mentimediáticos que ahogan sus gritos en el desierto de la razonabilidad, tan ausente como el conocimiento que haga posible la reacción de una sociedad todavía presa del aparato falsificador de lo evidente.
Tal vez, cuando el supuesto humo “limpio” de las chimeneas de los “buenos” incineradores nos haga llorar y las toxinas invadan nuestros pulmones, por fin habremos de toser nuestras verdades, las reales, las que hieran de muerte al famoso “cambio”, promesa vana de vanidosos sin escrúpulos, agentes diabólicos de un infierno que quieren construir en nuestra tierra, para incinerar nuestras esperanzas.

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