Imagen de "cubadebate.cu" |
Por
Roberto Marra
Si
hay algo en lo que el imperio y el Poder que lo tiene como su
gendarme mundial han sabido hacer, es instalar realidades virtuales
como ciertas, transformar lo real en mentira y convertir a la
población mayoritaria en vocera de sus consignas. Sutiles a veces,
brutales otras, el caso es que sus falsas verdades triunfan de tal
manera que son repetidas por todas y todos, incluso por quienes
parecen ser los más preparados como para analizarlas y oponer sus
propias opiniones sobre los hechos de los que se trate.
Establecidos
por el imperio los integrantes de sus recurrentes “ejes del mal”,
hacia ellos se apuntarán todos los cañones de las mentiras
programadas, a las que se subirán, por complicidad, ignorancia o
estupidez, todos y cada uno de los que pretenden conquistar las
voluntades populares por estos lares latinoamericanos. Y no habrá
excepciones ideológicas (o casi) para ejercer esa tarea enajenante
de la verdad histórica y social de los países maldecidos por los
poderosos del Mundo.
La
experiencia centenaria no parece haber enseñado lo suficiente. Las
bestialidades cometidas en nombre de libertades que solo son para
quienes mandan en el Planeta, son olvidadas en nombre de la necesidad
de juntar votos de los seducidos por la maquinaria mediática del
sistema. La imbecilidad gana otra partida y abandona a los más
vilipendiados eslabones de la Patria Grande para obtener la palmada
en la espalda de quienes, no mucho después, clavarán allí el puñal
de la traición más que evidente.
El
olvido forma parte obvia de esa máquina de parir idiotas que posee
el Poder. Dejar de lado los recuerdos de lo mucho que se les debe a
esos mismos países que ahora se los ataca en nombre de la “defensa
de la democracia”, es una manera más de mostrar el falso orgullo
de “pertenecer” al oscuro círculo de quienes deciden lo que
sucede en cada una de nuestras naciones.
Pensar
a través de irrealidades subidas al pedestal de “lo seguro”, no
es más que una forma más de ser dominados, solo que con
pretensiones de hacerlo por voluntad propia, escarnio más que
horrendo para los descendientes de los San Martín, los Bolívar, los
Belgrano, los Artigas y tantos otros que fueron hostigados y
expulsados por el mismo Poder que ahora nos vende el odio hacia
quienes intentan abrirse camino a libertades sin tutelajes ni
patrones ideológicos implantados.
Por
ese camino de contubernios y deslealtades se rumbea hacia la
repetición de los errores que nos han hecho fracasar decenas de
veces en la historia continental. Por ese sendero de idealizaciones
falsas de un “sistema democrático” a la medida del imperio,
transitan quienes debieran observar con mayor detenimiento cada
palabra que emitan, cada gesto que produzcan, cada definición que
pretendan ofrecernos sobre los gobiernos de otros países de la
Patria Grande, solo por parecer más papistas que el Papa.
Los
sufrimientos de los pueblos no son lo que les importan a los
poderosos del Planeta. Las libertades menos aún. Solo se interesan
por los beneficios que puedan extraer de sus territorios, a como dé
lugar. Desde allí nacen las confabulaciones, que son eso, fábulas
concertadas para acabar con las experiencias libertarias y someter
cada centímetro de nuestra tierra a sus voluntades. Después, cuando
ya nada quede para extraernos, se irán, dejando la tierra arrasada.
Y las palabras de los candidatos que no supieron distinguir la
realidad de la mentira, solo serán el recuerdo amargo de lo que pudo
ser, de haber escuchado a la conciencia antes de cometer el
degradante acto de falsificar la verdad, solo para obtener el
inválido placer de sumarse a la ola mortal del fin de los sueños de
los mejores hombres y mujeres de Nuestra América.
No hay comentarios:
Publicar un comentario