Por
Roberto Marra
Reservas...
eran las de antes. Por difícil que sea aceptarlo para quienes suelen
utilizar sus neuronas para pensar a corto plazo y generar su propia
conciencia de una realidad inventada para la ocasión, toda la deuda
contraída con el FMI se está yendo por la “canaleta” de la fuga
y la especulación. La postergación eterna de las inversiones
prometidas, previstas por los pocos economistas que ven más allá de
sus bolsillos, se vislumbra como una promesa para algún otro intento
de volver a retomar alguna vez el gobierno por parte de esta runfla
de perversos e ineptos. Algo que marcaría, de suceder, una notable
condición suicida del Pueblo, que no tiene derecho ya a otra cosa
que a construir la ruta hacia la Justicia Social que le robaron con
cada ilusión de ser un miserable remedo de “primer mundo”.
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