martes, 14 de mayo de 2019

SEÑALES PELIGROSAS

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Por Roberto Marra
En estos tiempos de búsqueda de definiciones por parte de las principales figuras de los distintos sectores políticos que pretenden suceder al actual Gobierno, se habla mucho de las “señales” que se emiten desde cada uno de ellos y, sobre todo, por parte de la ex-Presidenta. Entonces, para desgracia de quienes soportamos la destrucción de la Nación que la oligarquía y sus adláteres están llevando adelante, aparecen los intérpretes de esos indicios, los aparentemente “neutrales” analistas que nos aseguran una cosa o la otra, nos trasladan supuestas encuestas preparadas vaya a saberse por quien y con cuales intenciones, y culminan con aseveraciones que confunden al ya demasiado volátil electorado argentino.
Buscan rastros en los discursos de los pre-candidatos, rasguñan vestigios de opiniones en las respuestas de los armadores de frentes electorales, revuelven los residuos de las palabras proferidas en actos triunfales de los ganadores provinciales, y trasuntan sospechas de los gestos del paradigma femenino que los obnubila y los desarma con sus discursos.
¿Cuál es el fin último de quienes pretenden ser candidatos en estas circunstancias tan complejas? ¿Por qué quienes han permanecido escondidos durante tres años y medio se tientan con reaparecer y lanzarse a encabezar una coalición pretendidamente “opositora”? ¿Qué misteriosa condición ocultan tras sus extrañas sonrisas acartonadas, sabiendo el grado de demolición social al que se deberán enfrentar si acceden al gobierno?
Entonces aparece “el límite”, ese borde infranqueable para esos pretendidos candidatos que ponen en rojo el semáforo de lo que llamaban “la ancha avenida del medio”, para que no pasen las muchedumbres del “populismo” y frene la carrera de la incógnita que los preocupa mucho más que la deuda y la pobreza, más que la desindustrialización y el desempleo, más que la muerte cotidiana por efectos del abandono y el hambre.
Todo se reduce a esa ridícula y miserable expresión de incapacidad confrontativa con el Poder Real, única preocupación que desean manifestar para sostener sus pretensiones sin que los medios les desbarranquen sus deseos. Lo cual se refleja en las palabras con las que intentan levantar muros ante el avance del reaparecido símbolo de que otros pasos se pueden dar, que otro camino se puede recorrer, en la búsqueda de mejores vidas para los olvidados de siempre, para los que cada vez están más hundidos en el fango de la miseria.
Corren presurosos a tentar al reciente ganador de una Provincia para alejarlo de otra unidad, fabricando una propia de papel pintado que les asegure continuar con sus prebendarias existencias, alejando al “fantasma” de quien nunca murió, para evitar el regreso de la soberanía y la independencia, ofrendada al monstruo imperial por cuatro monedas.
Corremos peligro. Mucho más que el que padecemos por los actuales vendepatria que se pretenden gobernantes, simples gerentes del supra-gobierno fondomonetarista que decide sin preguntar y señala los caminos a recorrer para obtener perdones y dólares para la fiesta de la evasión. Los siervos del Poder quieren ser gobierno. Los creidos dueños de los votos “anti-K” se resfriegan las manos, creyéndose ya sentados en la Rosada, dirigiendo el carro de la República al mismo sitio que el saltimbanqui actual, pero por una senda paralela. Y para lelos.
Son la garantía de la continuidad disfrazada de renovación. Son la mentira organizada como “peronismo”, pero dejando a un costado las Veinte Verdades y las Tres Banderas, para enarbolar oscuros pabellones de piratas de las conciencias, navegar por las aguas sucias y malolientes de la obsecuencia al imperio y derrotar la ilusión popular que logren cooptar para que los eleve al sitial que no merecen.
Queda poco tiempo y mucha falsedad por delante. Queda demasiado dolor por soportar si estos politiqueros sin honor ni moral se apoderan de los votos populares. Suenan los tambores de la muerte de la Patria si sus designios se prefieren a los advertidos por quienes sostienen los viejos pero inmaculados estandartes de la Justicia Social.
Pero se vislumbran todavía otras “señales”, referencias indudables de perdidas felicidades cercanas, mojones impertérritos de un camino insoslayable para vivir la vida que nos robaron por el enésimo tropiezo con la piedra de la mentira programada. Y tenemos con nosotros la mano tendida de quien nunca renunció a sus convicciones, la dueña de un liderazgo intransferible, la más perseguida y repudiada por los poderosos, la espina que no han podido sacar de sus entrañas, la auténtica voz de un Pueblo que busca salir del infierno padecido y re-encontrar la huella abandonada de sus sueños.

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