viernes, 31 de mayo de 2019

CAMBIAR LO ABSOLUTO

Imagen de "Concepción Conectado"
Por Roberto Marra
Lo absoluto es un valor que excluye toda posibilidad de relación o comparación, da idea de ilimitado e irrestricto, de completud o totalidad, de incondicional y categórico, de tajante y universal. Así, con esos preceptos, con esa visión de universal e infinito, se manifiesta el poder de quienes lo tienen por arbitrio propio o hereditario. Es con la seguridad de contar con semejante respaldo casi divino que actúan quienes se consideran por sobre sus congéneres por el solo hecho de tener mayores riquezas acumuladas.
La oligarquía argentina (y la de cada País que la tiene, seguramente) es la más clara representación de esos conceptos. Nacida al calor de la sangre de los despojados de sus tierras y sus culturas, se autodesignaron “superiores”, se arrogaron el dominio de territorios ajenos, establecieron por la fuerza una casta de supuestos “nobles” sin escudos pero con muchas armas, y terminaron por generar una Nación moldeada a su antojo, cuyos resultados sociales podemos ver hoy en día, fruto de su más que centenaria existencia.
No solo concibieron una división territorial injusta y una eterna postergación de sus habitantes con base en las brutales diferencias económicas que crearon. Fundamentaron su solidez en el tiempo con la generación de una cultura que atravesó a toda la sociedad, que fue adquiriendo una concepción de sí misma y de sus interrelaciones, que posee las mismas características que las existentes con sus dominadores.
No pueden extrañar, entonces, las actitudes de quienes, poseyendo muchas menos riquezas pero iguales concepciones, adoptan posturas similares ante los que poco o nada tienen. Aparecen entre ellos los dueños de tierras extensas, aunque no en las dimensiones de sus admirados déspotas de la historia. Reproducen hasta las formas originarias de apropiación territorial, desalojando por la fuerza a los campesinos que trabajan en sus tierras, con títulos propios, pero que la “justicia” logra, con “mágicos” argumentos, transformar en posesiones de los “pichones” de oligarcas apañados por estos prebendarios miembros de la corrupción judicial.
Fruto de estas particularidades, estos terratenientes de cuatro por cuatro millonarias, deciden también obligarnos a respirar aires viciados y tomar aguas contaminadas, apoderándose del último valor que les faltaba para rematar sus perversiones y sus maniqueas concepciones de la sociedad: la vida de los demás. Esparcen sin pudor ni remordimientos toneladas de venenos por los campos, para alzarse con espúrias ganancias obtenidas a costa de la muerte cotidiana escondida detrás de las falacias de la producción de más y mejores alimentos. Arrasan con la fertilidad y el agua, exportadas masivamente a otros lares para contribuir al desarrollo ajeno y el enriquecimiento ilegítimo de ellos y de las monstruosas empresas productoras de transgénicos y agrotóxicos.
Llegan a la intolerancia y la demencia extrema, rociando las escuelas con sus niños en los patios, fumigando hasta los puertas de las viviendas, enardeciéndose ante la prevención de los pocos jueces dignos que intentan poner limite a sus atrocidades con resoluciones eternamente apeladas y manoseadas con la complicidad de ejecutivos prebendarios, obcecados ocupantes de cargos que no merecen ni dignifican.
La degradación moral y económica no es casual. La ignorancia generalizada no es fruto de la falta de escuelas, sino de una educación programada por el enemigo del Pueblo, apoderado de las riquezas, pero también de las estructuras estatales erigidas para su protección. Lo absoluto en su máxima dimensión, aplastando las cabezas de quienes intentan modificar en algo o en todo semejante delirio homicida de la sociedad y su destino de grandeza postergada.
Queda la ilusión de la rebelión de los conscientes, de los fumigados sin destino, de los parias despojados de sus tierras, de los que no se rinden ante la historia contumaz de esta miserable oligarquía de vuelo bajo y sentimentos nulos. Queda el sueño de un movimiento masivo y popular dispuesto a dar vuelta la taba y cambiarlo todo de nuevo. Y esta vez, para siempre.

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