Por Gustavo Daniel Barrios*
Los hechos concretos del exterior testimoneante
de una efeméride, aquello que los diarios de papel van contando, deben
necesariamente erguirse o montarse sobre infraestructuras -cimientos-, que
podemos llamar las raíces de la cocina secreta de toda efeméride política o
social, si habláramos en este último caso por ejemplo del diagrama de fiestas
para el aniversario número equis de una ciudad. En otro terreno, de tanto en
tanto aparecen experiencias espeleológicas en la no ficción, que dominan tantos
autores, dentro de las temáticas conspiracionales, conspiración es un
significante benigno o maligno, hay de ambos tipos; que si uno revisa la no
ficción, veráse que más del 90 % de los títulos no abordan el hondo hoyo
conspiracional, cuando el tópico exige llegar a los lugares tenebrosos, y al
hurgar en estos hoyos van apareciendo elementos macabros, de un orden, este es
un problema que tienen los autores modernos en lo general, de un orden
esotérico. Porque arribar a esos niveles de auscultación, distraída o conscientemente,
si el detective histórico camina por esos fangales, o los bordea, la mayoría se
declara automáticamente incompetente sino escéptico, o se monta en un censor
enojoso e intenta desprestigiar las teorías que se le ofrecen en la
investigación, en estos casos. Unos pocos autores, exiguo número dentro de los reacios
cronistas modernos, aceptan el reto y dicen sí.
Muchos de los hechos que se anuncian
como hitos históricos, se tejen muchas veces con mucha anterioridad en ámbitos
insospechables. Nadie se opondrá hoy a reconocer la existencia de
paragobiernos, no existe forma de negarlo, empero aceptar otros modelos,
intercediendo en el poder benéficamente, y -por graficar- se ubican entre los
discípulos actuales de la original predicación de Pedro de Valdo, y
el adeptado esenio, también vivo en la actualidad, ya resulta mucho más
difícil de creer.
Hay un caso analizable desde estas
perspectivas de los campos más audaces en el estudio de la realidad, que enlaza
o podría enlazar -obligándonos de antemano a ablandar los prejuicios y echar a
volar la imaginación- podría ligar a Marcel Lefèbvre con Mijail
Gorvachov. El obispo cismático Marcel Lefèbvre murió durante la
semana santa de 1991. Iremos despacio. Mijail Gorvachov dimitió como
Jefe del Soviet Supremo y de Estado de la Unión Soviética, en el
día de Navidad de ese mismo año de 1991. Esto no hace nacer aun la hipótesis de
un paraevento, pero la adecuación de los hechos aquí expuestos, a la hipótesis,
irá madurando casi sin que nos demos cuenta.
Estoy obligado a hacer un separador, para
marcar que a nivel filosófico y científico, se me ocurre imprescindible
establecer, porque puédese afirmar y débese afirmar, francamente discurriendo,
y acoto que hacerlo contra los malos agoreros, y contra otros de esta clase
dispuestos siempre a matar las expectativas de la gente al intentar alejar a
los libres de espíritu, de una planicie de realización en la cual el caos se trasciende,
decir débese entonces que ingentes porciones de la verdad, sí la conocemos, y
han sido, tantas porciones de esa masa
ingente de la verdad, consagrada muchas veces en la Historia. La consagró Sócrates
en su apología, vertida durante sus últimas tres horas de vida antes de morir
bajo el efecto de la cicuta, según atestiguó y nos refirió más tarde su amigo.
La consagraron además los que anotaron de la frontera poco distante en términos
de inteligencia, entre los delfines y la especie humana, al detallar las
respuestas anímicas de esas criaturas, en las experiencias más sutiles. La
consagró además Nicolás Copérnico, la consagraron los geómetras griegos,
la consagró Enrique Hertz. La consagraron todos aquellos que se
atrevieron a reconocer, eso tan real antigüamente establecido, al decirse la
simple verdad de que : "Los Gallos son los heraldos del Sol", y por
lógica añadieron al instante los mismos que "Los Alguaciles son los
heraldos de la lluvia", y ultimamente estos mismos se han atrevido a
establecer que : "Por la destrucción de la sociedad global perpetrada en
tantas ocasiones, por la línea dura -si existe otra más- del Mega Organismo
Multilateral Asociado de las Finanzas, y el consecuente y firme repudio de
la población víctima de él, con convicción indelegable; que esos de que hablé
más arriba han establecido sobre la población que ha dejado de delegar, que esa
dicha población es "El heraldo de un futuro de recursos orientados según
una matriz distributiva que aplaste y condene a todo pusilánime ideólogo
proclive a ceder a los directores indeseables del Club de los
Oligopolios."
Entonces articulo inmediatamente,
liberados del peso de los dogmatismos enfermos y enfermantes, sabiendo que en
efecto, conocemos una importante porción de la verdad filosófica y universal,
digo pues, que Marcel Lefèbvre había sido quien, desde un marco
anormalísimo como el de su investidura, que duró hasta el año 1988 cuando lo
excomulgaron, investidura otorgada por una institución eclesial plagada de
infortunios lacerantes para el común de la gente, y haciendo gala de un fervor
animaláceo, dijo que "La Iglesia, está en posesión de la verdad."
Ordenándonos, empezar diciendo sobre la iglesia, el considerar que eso se descalabró también más
tarde, no siendo la misma prudente nunca según conocemos de su ideología
apañante de dictaduras, aunque mínimamente se mantenía en coordinación con
actitudes de no subestimar a la lucidez poblacional. Y llegó la frase esta de Lefèbvre,
fundador y director de la Hermandad Sacerdotal Pío 10, que ordenaba
sacerdotes a pesar de la prohibición inmediata del episcopado francés ni bien
comenzó a hacerlo, sufriendo la sanción del Derecho Canónico que prohíbe
impartir el sacramento sacerdotal.
La frase de Marcel fue
fascinante y espectacular por lo absurda. Además de añadirle a continuación,
aunque con otras palabras dicho aquí, después de esa oración que enmudece, que
esa posesión de la verdad le otorgaba a la iglesia la autoridad natural
consecuente para indicar y exigir acciones de diverso tipo; y como se conoce,
el ultraderechista Marcel Lefèbvre, violentamente se dedicó a excecrar
al Papa Montini, Paulo 6º, a quien le negó su autenticidad Pontificial
en 1976, y acerca de esto se observa cierta incoherencia, no porque no las
tuviera sino que esta era de tipo intelectivo neto, ya que hablaba de
inautenticidad Pontificial de un Papa, o había negado, en una Iglesia a la que
le otorgaba la "posesión de la verdad". Y llegó durante el tiempo de Juan
Pablo 2º, a ordenar Obispos cuando se le mantenía la prohibición A
Divinis vigente, entonces el polaco le dictó la excomunión. Pero nada de
esto es concluyente, porque la hipótesis hablará de una performance de este
obispo, queriendo aparentar incongruencias.
Paulo 6º, no lo conozco, no
creo que haya sido tan moderno como se lo designa, ni virtuoso, pero
ciertamente comparado con Marcel Lefèbvre, quien tenía predilección por
dañarlo injustificadamente, lucía como Francis Bacon. Le exigía el
francés a Montini, la derogación de todos los avances en materia de
convaladación de libertades para los individuos humanos que Paulo 6º
timoneaba al parecer por querer mantener y convalidar, y le exigía el francés a
Montini otras cosas de sentido claramente anticivilizatorio, y en esto
no disimuló nunca Marcel Lefèbvre el tono brutal que los grupos
sucedáneos suyos emplean cuando nos escandalizan. Y Montini estuvo a
punto de dictarle la excomunión, y nadie consigue explicarse cómo el italiano
decidió frenarse y desistir.
Aun parado en la dificultad de
aventurarme a consolidar la hipótesis de un paraevento, que enlaza la muerte de
Marcel Lefèbvre en la semana santa de 1991, y la renuncia de Mijail
Gorvachov como premier el día de Navidad de ese mismo año, estoy
obligado a postergar la inmersión en el torrente central, para hacer nuevamente
un separador. Añado aquí la mención de unos datos, no determinantes, pero que
permiten aproximarse al dicho torrente con mejor auxilio. Bien, Clemente 5º -Beltrán
de Goth- sabido es por todos fue el Papa que trasladó la Santa Sede a Avignon,
y junto al Rey de Francia Felipe 4º, pusiera fin a la Orden del Temple,
y debe aclararse aquí que sólo le pusieron fin a la Orden formal, que había
sido inherente a un poder macro de tipo cesaropapista, a la altura del Papa,
el Rey de Francia, y el Rey Cristiano de Jerusalén. Este poder macro cesaropapista,
fue de tal magnitud, que le permitió organizarse a los templarios luego de
aquél Viernes 13, del año 1307, o desde bastante antes mejor quizá, para
continuar su existencia en lo secreto, y manteniendo gran relieve en la
tradición de varios países, aun hasta el siglo 20. Siguiendo con lo principal,
digo que Clemente 5º fue hijo de Ida de Blanchefort, quien a la
vez fue descendiente directa de Bertrand de Blanchefort, Gran Maestre de
la Orden del Temple, desde el año 1156. Hombre este de gran relieve, pero
quizás con algunos altibajos profundos también. Bertrand de Blanchefort
fue el primero al que se le permitió ostentar el Abacus, cierta clase de
báculo otorgado por Roma. El caso es que aquí hay una singularidad, porque un
descendiente de un Gran Maestre del Temple, amo y señor este último en
determinado tiempo, del orden religioso, militar e incluso financiero, entre el
Reino Franco de Jerusalén y la Francia toda, mediando lógicamente la enorme
región dominada por la antigua Bizancio, un descendiente llamado Beltrán de
Goth -Clemente 5º-, junto al Rey de Francia decidió barrer a la Orden
del Temple, pero de un modo o en una fecha que evidentemente le dio tiempo a
los templarios para embarcar todos sus bienes en el puerto francés de La
Rochelle, con destino de difícil determinación, posiblemente atenuado el
Pontífice por el control cercano e inadvertido, de algún familiar suyo inmerso
entre ambos poderes. La idea que trato de expresar, es la de un dispositivo,
tan sutíl que en la actualidad recibe el nombre popular de "hilos
invisibles", los cuales se moverían con el mismo sigilo y precisión, a
como la abeja obrera extrae el polen, va a depositarlo al panal, junto a las
otras, en un movimiento de millones de etapas de conjunto, que más tarde dentro
del panal, -ese polen- será transformado en miel, jalea y propóleos.
Ahora retomaré el caso Lefèbvre,
en lo que atañe a cierto misterio entrevisto acerca de él, porque se ha hablado,
hace de esto muchísimo tiempo, desde el último tiempo del Papa Montini, que Marcel
Lefèbvre había decidido exacerbar el discurso premedieval que le era
propio, de un modo tan tenebroso, es decir de un tenor orientado a cerrarle el
paso a la tradición piadosa, para impedir el reingreso de esta a las entrañas
de la Iglesia, pero esto dicho según a como lo hubiera calificado todo experto
en materias de religión. Pero hete aquí, que según los teóricos que habían
creído ver otra cosa en él, el mensaje de cada unipersonal, o performance de él
era aparente, sólo aparente, si hablamos de la declaración reaccionaria
inconfundible y obvia en él. Ellos decían que Marcel ejerció tanta
presión al clero, ya obsoleto en lo general a nivel mundial, de un modo tan
salvaje lo presionó, porque en verdad lo buscado por Lefèbvre fue
debilitar mediante sus unipersonales oscurantistas, al clero raíz predominante
y herirlo de gravedad; que con este método, Marcel se había propuesto
obligar al clero a diseñar, si lograba hacerlo actuar por error, una doctrina
que ciertamente atesorase los 16 acuerdos del Concilio Vaticano 2º que él mismo
atacó con ferocidad, pero para hacer al clero actuar por error, y que este
ablandase los ejes y agendas de la Iglesia, hasta hacer de esta una institución
confiable para los renacentistas, quienes por su naturaleza se ubican siempre
afuera de la misma obviamente. Hacerla quería, propusieron esos teóricos,
torcer el rumbo, para que la Iglesia llegase a abrazar a otros, quiero evitar
lugares comunes, pero quizá abrazarla con los buenos confucionistas, los
discípulos de Rama, y de Hipatía, y otros.
Así fue que, hubo personas, más bien
inclinadas a creerlo a Marcel Lefèbvre, un hombre pío, a pesar de lo
casi imposible de disociarlo de los malos hombres, y de lo indemostrable de
todo esto hasta el día de hoy. Pero algo intentaremos dilucidar.
Con este maderamen en el cual
plantarnos, se llega aquí a lo pendiente, o torrente central: La
asociación hipotética, entre Marcel
Lefèbvre y Mijail Gorvachov. Si empezamos por creer que Gorvachov
trabajó en idéntico sentido que Lefèbvre, deberíase pensar en la
desarticulación del bloque fuertemente cohesionado de la Unión Soviética,
y del bloque entretejido detrás del muro, que le fue propio, como una misión
cuya dirección necesariamente estuvo en manos de Mijail, pero mejor
pensarla a esa misión como un hecho más exterior a Moscú, a Rusia,
que interior, por más que el despliegue de acciones acaeciese predominantemente
adentro del territorio soviético, y se lograse lo obtenido desde los motores
calientes en Moscú. Pero si la desactivación del gigante euroasiático
fue más exterior a Moscú, a Rusia, que interior, aquella
desactivación en el comienzo de 1992, y el ingreso a otro status jurídico y la
aparición de la Comunidad de Estados Independientes, con un jefe de
Estado común, para una política exterior común, y militar común, pero
autonomías en lo restante; si pudiera estimarse al derrumbe de ese leviatán,
como algo más exterior a Moscú, y más exterior a la Unión Soviética, haya
sido así tal vez por un diagnóstico, en base al conocimiento de una vicisitud
de rango ineludible e impostergable, que se haya hecho desde un nucleamiento de
los mentados elegidos, e integrando la misión un plan todavía más vasto, que el
propio leviatán más tarde desactivado. Quizás, una misión operante desde lo
exterior, nos explica que internamente en la Unión Soviética, producir
la transpiración o exudación de una fiebre, para la regeneración endógena, y
trasmutar el régimen, solos adentro, y llegar a una democracia universal,
habría sido certificadamente imposible de darse, y por lo tanto, una misión
operante desde lo exterior, tan vasta como indetectable, hubo de diagnosticarse
como el único modo de trascender el modelo incluyente de una problemática muy
grande y de riesgo, cuyo salto aun busca su identidad e incluso encausamiento;
pero aquello fue indudablemente grande.
¿Pudo haber estado Lefèbvre
en ligazón con Gorvachov?
En Marzo de 1991 arranca una
vorágine de hitos, dados en un mismo país, imposibles de volver a darse. Fue en
Marzo de ese año que se disuelve el núcleo o status de la estructura militar de
la Unión Soviética. El 1º de Julio de ese mismo año, se pone fin al
pacto de Varsovia, dando con ello bríos a lo que ya se desplegaba entre ambas
Alemania, pero dando con ello bríos al resto del Este europeo. El 30 y 31 de
Julio de ese mismo año de 1991, acaso dentro de la misión ya operante incluso a
escala global, Gorvachov y Reagan firman el "Tratado de
Reducción de Armas Estratégicas", que limitaba los vehículos y armas
nucleares en ambas potencias.
Marcel Lefèbvre muere el 25
de Marzo de ese 1991, en fecha del calendario religioso occidental, lo cual no
refiere un dato menor, si revemos que en
otra fecha del calendario religioso en ese mismo año, dimite Mijail
Gorvachov como Jefe de Estado, acelerando así el desmembramiento que se
produjo a días. La muerte en Marzo de 1991 de Marcel Lefèbvre, atrajo la
atención mundial, de una elíte de fuerzas por él controladas desde hacía
muchísimo tiempo. Y llevó la muerte de él, a esas fuerzas a un parate y
reflexión reverencial durante unos días, toda vez que los adherentes de Marcel
Lefèbvre, veían en él sin dudas a un Redentor, a su medida un Redentor, y
en la superstición que le es propia a los mismos, retiró por unos días esa
energía y la atención de esta elíte en lo referente a Rusia, que iba a
comenzar una retahíla de hechos, que finalmente hubieron de dar forma a un
vértigo hacia la confirmación, al menos en la fachada en principio, de los
modelos democráticos como acuerdo base a escala mundial, para lo futuro. Había
que llegar al desmembramiento que se hizo efectivo el 1º de Enero de 1992, y
para que ese desmembramiento se produjese, había que atravesar antes por otros
hitos, como ese año fueron la firma del tratado Start 1, y había que
disolver el Pacto de Varsovia y pilotear situaciones tremendas como el intento
de golpe de Estado de Agosto de ese año de 1991, previsible intento, y había
que llegar a disolver el Soviet Supremo como raíz orgánica del sistema
soviético, u osamenta base, y para ello la renuncia de Mijail Gorvachov,
que siendo el Jefe del Soviet y Jefe de Estado, al renunciar deja el terreno
propicio a la desactivación, como se produjo al siguiente 1º de Enero, y la
aparición del nuevo satus y el nuevo país.
Según una estimación personal, que
no considero insegura, Marcel Lefèbvre pudo haberse retirado del mundo
de los vivos aquél 25 de Marzo de 1991,
para que los hitos se desarrollasen al punto de maduración tal, que
permitiesen el nacimiento de la Unión reformada, como ocurrió el primer
día de Enero de 1992.
La presente intriga que hace
converger a Marcel Lefèbvre y a Mijail Gorvachov, vierte la idea
de un paraevento, o fenómeno como el acontecer de un plan que tiene asiento en
la elíte de los elegidos, o parece asentarse allí. Hemos madurado, como
para no ser tan tontos en creer que todo lo ocurrido en Rusia fue el
producto de una operación de la CIA. Porque esas conjeturas de los
pseudo-analistas políticos, quieren, insisto en decir, separar a la especie
humana de toda posibilidad de admitir los despliegues mentales desde una nueva
matriz cognitiva. La CIA es un organismo evidentemente dedicado a lo más
profano e impuro de la sociedad a nivel mundial. Y entonces esta idea, tal vez
sirva para admitir esa nueva matriz cognitiva, de modo que existan
chances al menos, de llegar a otros atajos.
*Escritor
*Escritor
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