jueves, 18 de marzo de 2021

EL BRUTO Y EL BOTÓN

Imagen de "El Independiente"
Por Roberto Marra

Encerrados entre paredes virósicas, inundándonos de cepas brasileñas del coronavirus por la gracia de los viajeros irresponsables, haciendo malabares para conseguir “el mango para morfar”, distrayéndonos con las beodas manifestaciones de una ex-ministra de (in)seguridad, atrapados en la estúpida difusión gratuita que el periodismo supuestamente “nack & pop” le hace al libro del iletrado ex-presidente, ahora nos toca comenzar a temblar por las declaraciones del energúmeno que tiene a su disposición el botón nuclear de Estados Unidos.

Quien pretenda exhibir sorpresa por tamañas declaraciones de este recién sentado en la “oficina oval”, lo puede hacer sólo por ignorancia o correspondencia con la operatividad de sus dichos. La arrogancia es la más exultante de las “habilidades” manifiestas por cada uno de los presidentes yanquis, creidos descendientes de Dios, inhábiles prestidigitadores de la verdad que, invariablemente, tiempo después se revelan tan falsas como sus caras impostadas para generar miedo internacional.

La historia demuestra, con atemorizante certeza, que son siempre estos tipos de personajes caricaturescos los que se hacen con el manejo de semejantes decisiones que afectan la tranquilidad de las más de 7000 millones de almas que habitan esta nave espacial degradada y maltrecha llamada Tierra. Otra vez, después de soportar durante cuatro años las declaraciones y actitudes histriónicas de otro payaso similar, pero del partido de la alternancia eterna que el Poder real supo armar en esa Nación del norte, se repite la amenaza guerrerista como único recurso y el desprecio como el modo de comunicación con las potencias que no pueden vencer desde el desarrollo.

Acostumbrados como están los medios de nuestro País en soslayar las noticias internacionales, tomarán tal vez algunos segundos de sus tiempos para invocar las razones que le asisten al senil habitante de la Casa Blanca, y poco más. Repetirán como loros amaestrados las monsergas de las agencias noticiosas “independientes” (de la verdad), impostarán sus voces de CNN para acompañar los miedos a los “cucos” ruso y chino, y balbucearán alguna falsa “reflexión” en línea con lo dicho por el emisor de las susodichas amenazas.

Otra vez la guerra como método de “comunicación” con el Mundo. Nuevamente el horror al alcance de un irresponsable matón sin moral. Su primera acción internacional fue bombardear el territorio sirio, ya desvastado por sus empleados del ejéricito mercenario terrorista creado para disolver esa Nación. Nada nuevo, viniendo de norteamérica. Nada que la humanidad no haya soportado durante la llamada “guerra fría”, que nada tuvo de fresca, adornada con centenares de invasiones y bombardeos, de genocidios y asesinatos selectivos.

Sin embargo, esta nueva ola de amenazas tiene la particularidad de desatarse en medio de una pandemia, ya suficientemente horrorosa como para agregarle el ingrediente de los insultos a la razón de este bravucón sin coraje. Nadie podia esperar nada demasiado diferente, pero al menos un poco de raciocinio de sus asesores podría haber dado un respiro a las actuales tribulaciones de la humanidad.

Pero no es la razón una característica que destaque entre los dueños del Poder y sus delirantes presidentes. A las corporaciones que dominan de verdad el Planeta, sólo les interesa acumular riquezas y más poder del que ya gozan en exceso. Si de matar se trata, están acostumbrados a hacerlo con los padecimientos de miles de millones de desarrapados, a los que ni siquiera consideran humanos, solo carne de cañon para sus guerras interminables, despojos de una contabilidad del horror manipulado desde los paraísos amurallados con los cadáveres de sus víctimas.

Nos toca, por enésima vez, luchar contra la maldita raza de bestias al comando de las decisiones que no son capaces de discernir. Se agrega otro terror al ya puesto de manifiesto por la pandemia y la malicia de los acaparadores de vacunas. La misma vileza, pero más instantánea. El mismo destino, pero sin regreso. Esa es la “promesa” de este “proyecto de imbécil” que pretende erigirse en amo planetario en base a la denigración de sus contendientes ideológicos y económicos. Bruto, como cada presidente de ese decadente imperio, está presto a mover su pulgar para abajo, cual emperador romano, para terminar con la humanidad. Creerá así haber demostrado su poder, para gozarlo en el infierno.

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