jueves, 9 de agosto de 2012

LOS ESCAQUES


Por Gustavo Daniel Barrios*
              
               Entre sus diarios personales luego editados, sobre un par de décadas en el Asia reportando guerras, había epigrafiado un francés una de esas notas ya hechas libro, con algunos datos sobre el juego chino de Go (Wei-Chi). De sus 4000 años de existencia, y sobre la excusa que su creador tuvo para concebirlo: Desarrollar la inteligencia, el sentido político y militar. Y destaca que es una figuración de la guerra, al igual que damas y ajedrez. Y agrega algo muy importante: El Go (Wei Chi), concede más importancia a la estrategia que a la táctica, a la inteligencia y a la intuición que a la experiencia y a la técnica, y por lo tanto concluye que los rusos son de esta suerte, grandes tácticos y grandes jugadores de ajedrez, y los chinos excelentes estrategas y grandes jugadores de Go.
              Creo sobre esto último, que con menos éxito de lo deseado, las personas de ingenio y de comprensión política –y la guerra es la política por otros medios, y a la vez su supresión-, tratan de establecer la diferencia entre ambas ideas. Existen las mismas, y sin poder resolverlo tampoco yo, creo que la estrategia es un plan, y un planteo, en ocasiones de plazos más largos, y además tal vez de impermutable acción que no resignan un caso particular, o un juego particular, y lo táctico está más ligado a la inmediatez y a lo coyuntural, y subordinado a lo emergente.
               No conozco las reglas del hoy muy popular o muy difundido juego de Go, y tengo un magro nivel ajedrecístico, o menor que magro, pero sé lo suficiente para entender que vivimos en este mundo, parados sobre los escaques –de un ajedrez-, a tiempo completo. Todo lo que ocurre en la sociedad ocurre parados en los escaques, dentro de los bordes reglamentarios en los que se juega; significa esto que es ajeno a la idea de civilización inserta en un orbe lleno de miserabilidades tremendas, la posibilidad de plantearse –si queremos ocuparnos de lo que legaron los ancestros-, el vivir por fuera de los bordes de los escaques donde se libra una guerra contra la desazón, la necedad, el nihilismo, el instinto malsano por mucho anterior al segmento temporal en que se perfeccionó la piedra, y contra el desprestigio de la alegría. Si el planteo de alguien sin los pies en la tierra, propende a salirse de los escaques donde se hacen cosas para una vida mejor, cuando toda persona responsable debiera permanecer atenta a la requisitoria de la realidad, ese erró brutalmente el camino.
               Gran parte del problema es este. Hago salvedad de que existen millares de enclaves en la Tierra, en los que está al alcance la posibilidad de permanecer escindido del mundo. Recuerdo yo que hubo un viejo oriental que fue encontrado –no es un ejemplo exactamente apropiado- en los años 90, en    derredor de una montaña donde permanecía desde 1944 cuando era soldado de la Segunda Guerra mundial; él pensaba que la guerra duraba aun  cuando lo hallaron, y estaba escondiéndose de ella. Fue un caso conmovedor. Entonces, toda persona es libre de vivir por fuera de los escaques, como un Robinson Crusoe, pero nadie está autorizado a estatuir que él o ella gozan del mérito de erigirse en un pedestal que los ubique más alto que la especie, con devaneos ofensivos para todos aquellos que de forma honesta contribuyen al todo, conformes en lo personal, desapegados a la ventaja.
              

               Son agradables los patios balcón, estilo abandonado ya, porque son de esos lugares que te regalan una visión aumentada de las cosas, aunque yo no los habito, y son equivalentes al más enjuto e impopular sector de un paseo urbano donde lo pudimos entender al fin. Aceptemos que la gran mayoría de las personas son adjudicatarias de lo afectivo, en el modo potencial de buenos receptáculos; gran mayoría es mucho más amplio de lo que creíamos posible. No cae uno en contradicción, si al haber acordado entre los que tenemos lazos de amistad, que muchos han perdido la patente del vecino confiable, acerca de individuos ingratos, exhibimos ahora una aparente compasión. Al repasar las alternativas de la incorrección política, improvisemos un poco mandándolos simplemente a paseo, lo que es decir: “Anda hasta el lago y trata de mejorar, tunante.” Hay que observar el hecho de que carecer del atributo básico que te conforma como especie, ubica al que lo padece junto a la desgracia. Si el atributo afectivo faltó, el individuo en cuestión devino tal vez en un ser aterido y vacío. Pero igualmente hoy se me ocurre que haya quizás un atajo en estos casos, para ellos salir.
               Nunca se supo cómo es que sucede, pero los procesos de erradicación mental, que producen el abandono de los ambientes naturales o tersos o afectivos y comunes del entorno humano, fugan al sujeto. Observando un poco el espacio de los insumisos, del espectro opositor en Argentina, resulta claro que allí se localiza lo que podríamos llamar como procesos de erradicación mental. Y son gente que gozó de ciertas maravillas en la infancia, aunque hayan sido pocas, o llegaron incluso a aprehender la paz y la concordia que se trenzan con la paciencia de los santos, según un autor o autora elucubró, pero asimismo todos ellos perdieron conexión con la vida pura, real. Y se quedaron aislados, solos. Es claro que luego, estas personas se aglutinan inter pares, con los que poseen sus mismos rasgos, así afectados por el mal de lo que es inhospitalario, ya que dejó de haber hospicio y fuego sagrado cuando esto ocurre.
               Es muy difícil que se pueda explicar cómo se produce esto, ya que el fenómeno de la erradicación mental tiene proximidad a un enigma insondable. Lo cierto es que ocurre, uno lo sabe perfectamente, y día llegará en que alguien lo explique, hoy no hace falta.
               Este trágico suceso produce una fuga, de modo tal que el individuo en cuestión, pierde la majestuosa gama de inteligencias, que le permitirían ver lo que se observa en ellos cuando colapsan.
               Y por el contrario, estar sano en lo ético te permite confiar en que el orden universal te ha dispuesto una barraca, en una vega lejana que espera....Bien, todo esto ellos lo perdieron. Además no alcanzaron, ya que son siempre jóvenes al producirse la fuga, a completar los procesos de individuación, que llevan a conocer y consagrar, lo que es dado en llamar “lo más singular y único de nosotros mismos”.
               En el buen desarrollo de los procesos de individuación, se reconoce la realidad de estar todos inmersos en la comunidad cuyas reglas, impulsan a reconocer la necesidad de un esfuerzo para la obtención de un logro...., y ya que lo nombré, el individuo que ha trascendido el peligro, se asume espontáneamente como acreedor de una barraca en una vega lejana, en una villa de los que se identifican con tal código. Aquel que ha trascendido el peligro, reconoce la posibilidad de habitar el refugio en esa vega, de un modo tan simple  como el sujeto insumiso o bárbaro, un día perdió los amarres a esa parte idealizada donde se identifica un mundo con previsibilidad. Esto habla a las claras de todo lo que deben remontar, y francamente, es gigante la tarea. Pero no imposible.
               Y esta cuestión no carece de dolor, ya que cuando el sujeto insumiso e inhóspito sin necesidad de serlo, colapsa, muchos los observamos diferenciándolos del instigador, cuya clase es otra. Instigador y tipo maleable son cosas diferentes. Hay un grado o clase, biotipo tal vez, que funciona como instigador.
               Por ejemplo, hablando de Argentina y sus aciertos gubernamentales, y atentos a la quita del 65 % en la deuda externa que en aquella renegociación, encabezada por Néstor, se consiguió. Máximo nivel de quita en la historia de la economía mundial. En este meollo, el instigador es aquel que difunde la invectiva falaz de que estamos pagando la deuda con el hambre del pueblo... Me costará mucho olvidarme de una persona relacionada con el “SERPAJ”, que decía esto mismo hace un año, igualando los tonos que se  dedicaban en las coherentes invectivas sobre el mismo tópico en las épocas de verdadera sequía y ruinas. Y de paso decir que resulta morboso ya, que se publiquen esas opiniones, dándoseles el tratamiento de estadistas a los que así hablan. Dicen estos: “Se privilegia a los organismos financieros con el consecuente deterioro de la clase trabajadora..”  Entonces alguien atinado les susurra: “Ey, se pudo librar el país de la paga de 67 mil millones, acaso superando la deuda ilegítima... Superávit gemelos. País inclusivo de ciclo inigualado...” Porque es imposible decir eso y permanecer en salud. A menos que seas instigador, y esta clase es bien distinta, ya que son un mundo desahuciado, al que nadie en su sano juicio o dignidad, se emparentaría. Fijados ellos en el código de la mentira absoluta, orientados al artificio de señalar lo que inexiste.
               Pero me ocupa aquí el tema del derrumbe de una barbarie sin lucidez, dirigida por el descaro de “gente” que evidentemente los dobla en inteligencia. Son aquellos los fugados por una erradicación mental que desgraciadamente los aisló.


               Quisiera conocer de un país, en donde funcione un sistema de tribunales de ética. Aunque sea un país pequeño, como Las Marquesas o Las Nuevas Hébridas. Este sistema permitiría juzgar y eventualmente condenar, a quienes cometen millones de acciones tenebrosas, desde el piso hoy inimputable de las aberraciones éticas, que no suponen un deterioro concreto, o material delito inserto en código legal alguno, pero que son actos depravados lesivos de la sociedad.
               Esta sola exploración podría hacer entrever –sobre las cuestiones nacionales digo-, la implicancia suya a los que toca la alusión de las aberraciones éticas, para entender ellos el valor exiguo que hoy tienen  dentro del país.

*Escritor

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