viernes, 12 de abril de 2019

PROTAGONISMO POPULAR PARA SALVAR LA PATRIA

Imagen de "Indymedia"
Por Roberrto Marra
La burla, el desprecio, los gritos, el sarcasmo, la soberbia, la altivez, la petulancia, forman parte indisoluble de los personajes que constituyen el elenco del drama que se está poniendo en escena desde hace más de tres años. Sus sonrisas no alcanzan a disimular sus odios, ni sus saludos a la nada misma pueden cautivar a nadie, salvo a los imbecilizados a fuerza de inyecciones diarias del “medicamento” mediático recetado por los “galenos” imperiales, creadores de esas mágicas fórmulas que terminan con las conciencias.
Más enigmático que transfugada obra de Kafka, más terrorífico que remedo del maestro Poe, los actos de esta tan abominable expresión de la cultura del miedo, la confusión y el desprecio a la vida, sigue subiendo y bajando el telón cada día sin que deje de haber siempre quienes aplaudan sus atrocidades, sea la claque periodística comprada o la turba de caretas impostados como supuesta oposición, arrodillados ante el Poder con la pretensión de subyugarlos para poder heredar los cargos que se pondrán en juego en las próximas elecciones.
Sin embargo, a pesar de la agonía manifiesta en cada rubro de la economía, en cada rincón de la Patria trabajadora, en la destrucción de las expresiones más claras de soberanía, en el abandono de los más débiles y en el “olvido” de las más elementales funciones del Estado, se sigue diciendo que hay una alta probabilidad que el actual presidente pueda ser re-electo.
Todas las encuestas que se muestran lo ponen en esa dirección, le auguran esa posibilidad, aún cuando esté en segundo lugar detrás de su enemiga mortal. Inexplicablemente para el sentido común, existe (según esos sospechados “sondeos”) un porcentaje de la población capaz de sostener a este representante de Lucifer para darle la oportunidad de continuar con sus fechorías.
No es extraño que la legión de oligarcas y su ejército de engreídos mediopelos deseen tal cosa. Un poco más raro es que algunos eternos desprevenidos de la realidad de los sectores populares duden ante semejante disyuntiva. Pero de eso se encargan los periodistas famosos, siempre atentos a no perder sus espacios, para lo cual envilecen el aire y las pantallas con supuestos “debates”, donde aparecen en escena reconocidos propagandistas de la más acérrima ortodoxia económica, algunos que han envejecido en los estudios de televisión, que parecen los livings de sus casas. Con ellos juegan a adivinar las prosperidades de la continuidad del bailarín de cumbias o los peligros de la ruptura del rumbo por la presencia de algún “populista”. O, peor aún, de “Una populista”.
Les basta con muy poco esfuerzo para hacer germinar la semilla de las dudas. El trabajo de la oscuridad mediática lleva muchos años sembrando rencores contra lo que jamás sucedió, desprecio a los benefactores de las vidas de los odiadores, silencio sobre sus propias y auténticas corrupciones, ahora destapadas por la verborragia incontenible del espía de la embajada.
Por las dudas que fracase el “plan A”, tienen sus variantes, tan perniciosas y de mayor grado de embuste que las existentes. Su alternativa “blanca” está al acecho, se autopondera como el mejor de los pseudo-opositores, se autoproclama, como el “Guaidó argentino”, respaldado por su fugaz servicio como ministro de un Presidente que le ordenaba sus funciones, además de la ayudita mediática de los que lo presentan como el “serio y respondable” candidato de la “oposición”.
No seguros del todo, tiene también sus “rebusques electrónicos”. Los juegos informaticos parecen ser la variante que les provea los votos que no obtengan en las urnas. La “truchada” electiva forma parte de semejante entelequia continuista, mediante el uso de las tecnologías que bien han sabido utilizar en sus correrias electorales anteriores.
Con ese panorama se enfrenta el Pueblo a estos meses donde se juega el futuro de la Nación. En medio de ese enchastre informativo y atravesado por la miseria a la que es sometido, deberá hacerse cargo de decidir el destino de la Patria. No sería demasiado complicado si se tratara solo de votar. Pero ese simple acto de esta democracia a medias que padecemos, se ha transformado, por efecto de las ruindades mediáticas y las ineficacias de las acciones de los opositores de verdad, en un duro proceso de comprensión de la realidad, con muy pocos datos reales y con muchas decepciones acumuladas.
No existe otra alternativa que la verdad. Una que se construya desde la cultura de la solidaridad con los que sufren, con las palabras de los que saben y con la acción conjunta de los que se sienten partícipes de la historia que les toca vivir. La unidad es una linda palabra, pero careciente de sentido si solo se la expresa como parte de un engañoso método de intercambio de favores entre líderes. La participación expresa muy poco si se la ve simplemente como ayuda para el logro de un triunfo electoral.
Es el protagonismo de las mayorías populares, es la acción real y vigilante de todo el Pueblo la que hará posible vencer a este enemigo despiadado. Es su presencia antes, durante y, sobre todo, después de las elecciones, en las calles de la honestidad, en las avenidas de la coherencia, en las vías del honor y el respeto a lo prometido.
Puede ser que allí se encuentre, por fin, con la traza de esa vieja esperanza, siempre mencionada y muy pocas veces cumplida, de la Justicia Social. Una utopía que vale la pena sostener como bandera si se pretende acabar para siempre con el reinado de los vendepatria.

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