jueves, 18 de abril de 2019

EL ALIVIO

Imagen de "ContraInfo.com"
Por Roberto Marra
Llegó el alivio al bolsillo del caballero y a la cartera de la dama. Se aliviaron las estanterías de los supermercados, a sabiendas de la pronta llegada de multitudes de compradores. Aliviados, los empresarios respiraron más tranquilos, preparándose a realizar los innumerables pedidos que seguramente les llegarán. Aliviándose, los taxistas se acercaron a las paradas de costumbre, vislumbrando decenas de posibles pasajeros para acarrear las miles de compras que les permitirán el alivio de las rebajas de precios dispuestas por las aliviantes medidas dispuestas por los funcionarios del gobierno aliviador.
Entre alivio y alivio, alguna que otra perlita de placer mediático, con un presidente aliviador de tensiones de una familia a la que visita una vez por año, para aliviar sus responsabilidades (tal vez) o para invitar a los aliviados ciudadanos a hacer como esa señora que continúa con su “apoyo” a quien reconoce todas las desgracias sufridas, pero con el estoicismo propio de los espartanos, posterga hasta su alimentación para aliviar las arcas gubernamentales, que están comprometidas con el aliviador pago al FMI.
Nos aliviamos al ver las aliviadoras decisiones dirigidas a los jubilados, que ahora podrán pagar sus facturas de servicios públicos gracias a los aliviadores créditos que les otorgará la ANSES. Más aliviados estarán los receptores de otros préstamos, destinados para construir sus futuras viviendas. Es cierto que los intereses del cincuenta por ciento son un poco altos, pero aún así es un alivio. Al menos para los sufrientes funcionarios que los cobrarán.
Muchos alivios no sentirán los consumidores de carne, sabiendo que ahora solo podrán acceder a precios muy económicos de ese alimento tan esencial para los argentinos viajando kilómetros y tomarse el aliviador tiempo de espera en las colas que se producirán hasta el sorteo de los pocos kilos a repartir por día. Pero veamos el lado positivo, en la necesidad de bajar el colesterol, gracias a la aliviadora decisión del gobierno que nos alivia la mesa de esa masa de grasas saturadas, alejándonos del mal camino alimenticio y aliviando futuras afecciones físicas.
Cierto es que los alivios decididos desde la genialidad de los expertos economistas que rodean al presidente, no parecen tener la amplitud y profundidad que requiere la situación de la población. Pero es solo una sensación pasajera, que se aliviará, más temprano que tarde, gracias a la implementación de sesudas disposiciones que nos llenarán de deudas... pero para después de las elecciones. Es otra cosa, muy aliviante, saber que tenemos todo ese tiempo para reflexionar sobre las bondades de un sistema que ha logrado reducir el número de pobres, por ejemplo, en la Av. Corrientes de Buenos Aires, gracias a modernos métodos importados que impiden el acceso a la mala costumbre de algunos de esos pordioseros de pretender alimentarse de la basura para aliviar sus desnutriciones crónicas.
Pronto llegará el momento de tomar nuestras aliviadoras decisiones electorales. Allí tienen apostadas todas sus esperanzas los aliviadores de nuestros bolsillos, pretendiendo renovar la generosidad de los votantes con sus aliviantes espasmos antipopulistas. Pero nada es eterno, salvo la perversión de estos personajes que, aunque algo tarde, descubrimos ahora que solo se alivian cuando impiden el alivio ajeno.
Así las cosas, vamos camino al alivio final de tantas manifestaciones de odios inconscientes, de tantos dolores nunca aliviados, de tantas mentiras acumuladas, de tantos ascos contenidos. Será el dia en que vomitaremos nuestro alivio con los votos por una nueva vida, decididos a ser dueños de elegir nuestro destino y construir un gran dique aliviador de las injusticias, que no deje pasar nunca más a los asesinos de nuestras esperanzas. Eso solo, ya será un gran alivio.

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