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En Venezuela, la oposición
sigue anclada en el siglo pasado. No sabe como abordar el presente; mucho
menos, el futuro. Si bien es cierto que Venezuela exige un debate
político-económico riguroso para abordar el gran reto productivo, también es
cierto que la oposición no sabe como hacerlo. El peor defecto de los actores
privados que fueron determinantes en la consolidación del viejo modelo
económico hegemónico neoliberal es que no son capaces de salir de su propio
laberinto. Solo desean regresar a su pasado pleno de privilegios a costa del
malestar de la mayoría.
Por eso, frente a la actualidad económica complicada, la Confederación
Venezolana de Industriales (Conindustria) y la Federación de Cámaras y
Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (Fedecamaras) continúan erre
que erre con el manual del pasado. Confunden la preocupación económica de la
mayoría venezolana con un deseo inexistente de volver al pasado. La ciudadanía
venezolana demanda económicamente cada día más, pero no demanda otro modelo.
Lo último que han vuelto a sacar es un documento copy-paste de aquello
que ya fracasó en el pasado. Es su obsesión por la moda retro neoliberal. Su
relato apenas varía. La privatización sigue siendo el pilar central. La apuesta
es un proceso de acumulación vía expropiación del Estado, o lo que es lo mismo,
una redistribución regresiva de lo que es por ahora de todos a favor de unos
pocos. Conindustria lo dice tal cual en el punto segundo de su último
comunicado: “comenzar un proceso para que empresas estatizadas regresen al
sector privado.” Es así como creen que es posible desarrollar las fuerzas
productivas. El cambio de titularidad por sí solo parece ser la solución para
este sector industrial que ha sido precisamente el mayor responsable de la
huelga de inversiones más importante en la historia económica venezolana. Sobre
su responsabilidad, jamás dicen nada.
No hay ninguna duda que es preciso discutir sobre el cambio de la
matriz productiva en Venezuela, de la inflación, del sistema cambiario, pero no
haciéndolo en forma tan maniquea. El problema de la inflación no se resuelve en
Venezuela como demanda Capriles o Fedecámaras. Liberar los precios no significa
hacerlos libre, sino más bien todo lo contrario: dejar que sean unos pocos, muy
pocos, los únicos formadores de precios. La inflación es un tema mucho más
complejo que no se resuelve con ninguna varita mágica. El tema precio obliga a
entender la estructura económica, el metabolismo social del capital, la
capacidad productiva, el rentismo importador del siglo XXI. ¿Por qué no
responden las grandes corporaciones privadas sobre la tasa de ganancia mínima
que aceptarían si es que quieren seriamente abordar la problemática de los
precios?
El tema cambiario tampoco se resuelve vía legalización del tipo del
mercado paralelo tal como pide ahora Conindustria. Permitirlo sería perder
plenamente la soberanía cambiaria a favor de los que siguen fijando desde Miami
el Dólar Today. La política cambiaria ha de ser problematizada en función de
cuál sea la prioridad en el uso social y económico de la divisa. Ese es el
verdadero debate que condiciona el valor de los tipos de cambio. ¿Por qué no se
discute acerca de los niveles de dólares inutilizados que posee la banca? ¿Por
qué no se debate sobre los precios de transferencias como mecanismo que usa el
sector privado para sacar divisas del país?
Son muchas las dimensiones económicas que realmente ameritan ser
analizadas en estos momentos en Venezuela. Un proceso de cambio obliga
constantemente a ello. Revisar, discutir, rectificar, reimpulsar, perfeccionar,
reordenar; son todos verbos de obligado cumplimiento si se pretende transformar
el horizonte económico en forma irreversible. Pero esto hay que hacerlo desde
el presente, no acudiendo dócilmente a un pasado que ya pasó. La política
económica y la economía política no es compatible de ninguna manera con las
pasadas recetas fast food que tanta hambre hicieron pasar. No hay soluciones
inmediatas ni pasadas para los actuales desafíos estratégicos. La economía no
es una ciencia exacta por mucho que se empeñe la política escondida en la era
tecnocrática. Lograr que la economía funcione no es cuestión de anunciar unas
cuantas proclamas. Es tarea complicada y requiere de mucha discusión, pero una
discusión que tenga ganas de pensar el presente en vez de querer volver
únicamente al pasado.
*Publicado por teleSUR bajo la siguiente dirección:
http://www.telesurtv.net/bloggers/Economia-en-Venezuela-la-oposicion-y-su-vuelta-al-pasado-20150805-0001.html.
*Publicado por teleSUR bajo la siguiente dirección:
http://www.telesurtv.net/bloggers/Economia-en-Venezuela-la-oposicion-y-su-vuelta-al-pasado-20150805-0001.html.
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