Imagen Telesurtv.net |
La desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raul
Isidoro Burgos” de Ayotzinapa ha dejado al desnudo las profundas heridas de la
descomposición del modelo liberal de desarrollo impuesto en México. Una crisis
social profunda que corroe los cimientos de lo que a la luz de los medios de
comunicación hegemónicos lucía como un modelo de democracia para la región. Un
factor común caracteriza esta crisis y sus expresiones, el desarrollo de un
capitalismo depredador que se alimenta de todas las fuentes posibles de lucro y
ganancia sin importar las leyes humanas, naturales o divinas que se le
atraviesen. Revisemos las expresiones de este proceso:
El primer elemento tiene que ver
con el estado de la economía luego del descalabro financiero de los años 80 y
del progresivo desmontaje de los logros de la Revolución y de la soberanía
sobre los recursos naturales alcanzada durante el gobierno del General Lázaro
Cárdenas, cuyo punto culminante es el denominado “Pacto por México” impuesto
por el gobierno de Peña Nieto.
La difícil situación económica de
la gran mayoría de la población contrasta con el crecimiento de la riqueza de
empresas como Televisa o de personajes como Carlos Slim, quien posee una de las
mayores riquezas materiales en el planeta.
A esto debemos agregar la
incorporación de los recursos del narcotráfico a los cuales no ha renunciado la
clase dominante y que ha permeado profundamente al Gobierno y Estado mexicanos.
EL DATO: La fortuna
acumulada de las 37 familias más ricas de México suma USD 180 mil millones, es
decir, el 15.1% del PIB. Los 7 más ricos son: Carlos Slim (USD 72 mil millones-
Telecomunicaciones); Germán Larrea (USD 14 mil millones- minería); Alberto
Bailleres (USD 12 mil millones- minería, fondos de pensiones); Ricardo Salinas
(USD 8 mil millones- electricidad, medios, finanzas); Eva Gonda (USD 6 mil
millones, alimentos-FEMSA Coca Cola); María Aramburuzabala (USD 5 mil millones;
bebidas e inversiones); Antonio del Valle (USD 5 mil millones- industria
química)
b) CRISIS SOCIAL
Con varias expresiones:
Empobrecimiento del campo y
subsiguiente emigración de su población a las grandes ciudades en procura de
mejores condiciones de vida. La tierra ha ocupado grandes episodios de lucha
del pueblo mexicano que han sido acallados con la violencia institucional y
parainstitucional.
Precarización del empleo en las
ciudades y crecimiento de la economía informal.
Destrucción de los sistemas
públicos de salud, educación y protección social, seguido de la privatización
de los mismos en desmedro de la gran mayoría poblacional.
Crecimiento de la pobreza, la
miseria y la desigualdad, así como de fenómenos asociados al crecimiento de la
delincuencia (fundamentalmente del narcotráfico).
EL DATO: De acuerdo con la
UNICEF (2008) a 50.6 millones de mexicanos no les alcanzaban sus ingresos para
cubrir las necesidades básicas respecto a salud, educación, alimentación,
vivienda, vestido o transporte público, incluso dedicando todos sus recursos a
estos términos. Las cifras gubernamentales reflejan: 44.2% de la población vive
en pobreza, 33.7% (36 millones de mexicanos) en pobreza moderada y 10.5% (11.2
millones) en pobreza extrema. El 51.3% de los niños, niñas y adolescentes vive
en condición de pobreza.
c) CRISIS POLÍTICA
Una clase política divorciada de
la realidad nacional que ha pasado por alto los mecanismos institucionales de
legitimación del poder mediante múltiples denuncias de fraude electoral no
resueltos; y un ejercicio de gobierno basado en el uso de la fuerza de manera
ilegítima e ilegal que ha traído como resultado masacres, desapariciones,
represión y anómia social.
La profunda falta de legitimidad
ha traído como consecuencia que las estructuras institucionales de poder
legislativo, ejecutivo y judicial, según la fórmula clásica de división de
poderes defendida por el liberalismo burgués, no han podido ejercer de manera
efectiva su autoridad, la cual ha sido sustituida por las acciones de hecho
de los cuerpos parapolicíales y delincuenciales.
La militarización sólo ha
recrudecido este fenómeno, sin lograr avanzar en la pacificación y estabilidad
del sistema político.
EL DATO: Masacres contra
el pueblo mexicano: 2 de octubre de 1968, Tlatelolco (cientos de muertos y
desaparecidos); 128 de junio de 1995, Aguas Blancas Guerrero (17 campesinos
asesinados); 22 de diciembre de 1997, Chiapas (45 indígenas asesinados); 15 de
noviembre de 2008, Michoacán (7 muertos, 132 heridos); 31 de enero de 2010,
Chihuahua (16 estudiantes asesinados); 18 de julio de 2010, Coahuila (18
personas muertas); 23 de agosto de 2010, Tamaulipas (72 migrantes asesinados);
27 de octubre de 2010, Nayarit (15 jóvenes asesinados); 6 de abril de 2011,
Tamaulipas (1983 migrantes muertos); abril de 2011, Durango (340 personas
enterradas en fosas comunes); 25 de agosto de 2011, Monterrey (52 personas
asesinadas)
d) CRISIS ÉTICA DE LOS
SECTORES POLÍTICOS EN EL PODER
Desde el enriquecimiento de las
altas esferas del gobierno como fruto de la corrupción, hasta la participación
de gobernantes en las estructuras del crimen organizado, como en el caso del
Alcalde de Iguala, son la punta de un iceberg que corroe a la clase política,
tanto de derecha como de esa izquierda que se acomodó a la sombra del sistema y
de él se nutre.
EL DATO: Entre diciembre
de 2012 y junio de 2014, se registraron 55 mil 325 denuncias ante agencias del
Ministerio Público locales por asesinatos. Con Calderón, en sus primeros 19
meses de gobierno, se contabilizaron 41 mil 396 homicidios. La “guerra contra
el crimen organizado” durante el sexenio de Felipe Calderón dejó un saldo de
121 mil 683 muertes violentas, según datos dados a conocer por el Instituto
Nacional de Estadística y Geografía.
El panorama no explica, pero si
ha conducido a prácticas como la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa,
las ejecuciones extrajudiciales de Tlatlaya, la muerte de estadounidenses en
Reynosa, los feminicidios, los homicidios de políticos, periodistas,
sindicalistas, líderes campesinos e indígenas, dirigentes sociales, en fin del
pueblo mexicano y la recurrente aparición de fosas con cadáveres que “nadie
reclama”, pero que dejan la duda sobre los motivos de su desaparición y
asesinato.
Pero quizás la muestra más
palpable de la descomposición se vea reflejada en tres hechos que has
representado afrentas al pueblo mexicano y al mundo que reclama justicia:
La partida del presidente Peña
Nieto a China a la cumbre de la APEC, mientras el país atravesaba una
profunda conmoción por la desaparición de los normalistas.
La frase del Procurador General
de la Nación en la que manifestaba su “cansancio” durante una rueda de
prensa sobre la suerte de los normalistas.
La desafortunada expresión de Sofía Castro, hija de la primera dama de la
nación, Angélica Rivera, al ser consultada sobre el caso de Ayotzinapa
durante la ceremonia de los Premios Arlequín 2014 en la capital mexicana, “Creo que ahora no es momento de hablar de
ese tema. Todo México está en duelo por lo que está pasando. Pero creo que
ahorita no es momento, ahora venimos a disfrutar y a recibir mi premio”.
Un desprecio profundo por ese
pueblo que viene de lejos, del Grito de Dolores, de la Revolución Mexicana, y
que ahora se moviliza por la justicia, y muy seguramente por tomar el cielo por
asalto, como ha ocurrido al sur de la patria grande.
No hay comentarios:
Publicar un comentario