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Por Hernán Brienza*
Supongamos que en una noche de
poesía y de absenta, bien entrada la madrugada, uno tuviera el coraje de
hacerse preguntas políticas existenciales. Supongamos que en una
noche de hiel y amargura, a usted lo asalta el mismo cinismo de fin de siglo
que lo abrumó allá por fines de los noventa. Supongamos que mientras el
verde brebaje se desliza como un veneno por sus entrañas, usted se hace las
preguntas más crueles que uno puede realizarse tras diez años de kirchnerismo:
¿Y si nada de lo hecho tuvo sentido? ¿Y si nada de lo hecho, si ningún
esfuerzo, ninguna batalla, ninguna obra tuviera sentido haber sido realizada?
¿Y si, finalmente, este pueblo no se merece absolutamente nada más que ser
vapuleado por el liberalismo conservador y los sectores dominantes?
Diez años, una "década
ganada", para que millones y millones de argentinos bailen al compás de la
conga hecha por un mentiroso desmesurado que envenena el alma de los argentinos
los domingos a la noche.
Para que un empresario
inescrupuloso que lucró con los ahorros de los argentinos a través del Estado
sienta las manos libres para forzar el tipo de cambio que más le
convenga.
Para que cientos de lúmpenes
aprovechen la ausencia momentánea de la policía –herencias de la dictadura
nunca reformadas– para lanzarse sobre el almacén de su barrio a vaciar las
estanterías en la cara del dueño del local demostrándole que nada ni nadie los
une como seres humanos.
¿Qué debe haber pensado la
presidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner luego de las elecciones
de octubre pasado? Pero no me pregunto qué debe haber analizado en términos
políticos o qué estrategias eligió para continuar con su gobierno. Me pregunto,
en realidad, ¿qué debe haber sentido? ¿Diez años de pelea política con los
principales grupos de poder en la Argentina –militares, Iglesia, grupos
económicos, Clarín, la Sociedad Rural– para que de buenas a primeras millones
de argentinos voten a un muchacho insustancial de risa prefabricada? ¿Tuvo
sentido tanto esfuerzo? ¿Tanta soledad?
Los maliciosos podrán hablar de
los millones de los Kirchner, incluso la Pitonisa de la Envidia Maloliente
podrá hacer grandes discursos sobre corrupción y otras yerbas.
Pero, ¿qué sentido tuvieron esos
millones? ¿No habría sido mejor para Néstor Kirchner haber dejado todo y
mandarse a mudar al sur a disfrutar de esos millones? ¿Se merecen los millones
de argentinos de hoy la muerte de Néstor Kirchner? ¿Tuvo sentido haber perdido
la vida privada en nombre de la política?, ¿o es más redituable dedicarse a los
negocios privados, corromper de vez en cuando a algún funcionario, explotar
habitualmente a los trabajadores y vivir serenamente gastando los millones de
otros?, ¿o alquilar miles de hectáreas a un pool de siembras y tirar manteca al
techo sin la obligación de hacer política, gestionar el Estado y andar lidiando
con las necesidades de millones de personas?
¿Qué debe haber pensado y sentido
la presidenta de la Nación al ver que ningún gobernador ponía lo que había que
poner para enfrentar a los policías rebelados? Por ejemplo, ¿por qué José
Manuel de la Sota en vez de mandarles "saludos cordiales" a los
uniformados amotinaos no se abrió la camisa como el presidente de Ecuador
Rafael Correra mostrándole el pecho a los amotinados y pedirles que disparen?
Pero, ¿se merecen los argentinos
un Rafael Correa o un Néstor Kirchner?, ¿o les basta con un presidente de
cuarta que, por ejemplo, le mande "saludos cordiales" a la Sociedad
Rural cuando le exija que le bajen las retenciones; o a las Fuerzas Armadas
cuando le pidan un nuevo indulto; o a los empresarios cuando pretendan un tipo
de cambio de 14 a 1 para favorecer sus ventas aun cuando suman en la pobreza a
millones de argentinos?
Claro que ante Jorge Capitanich,
De la Sota no mandó "saludos cordiales" a nadie e hinchó el pecho
como una cacatúa frente a un jefe de Gabinete que optó por ser un anfitrión
amable antes que plantarle unas cuantas verdades al gobernador que utilizó los
micrófonos de la Casa Rosada para hacer vergonzosa campaña política después de
haber dejado incendiar su provincia y de pedir la escupidera financiera a la
Nación después de haber hecho desmanes con la economía de su provincia.
¿Debía la presidenta de la Nación
suspender la fiesta popular por los 30 años de democracia haciéndole el juego a
un puñado de desestabilizadores que eligen los diciembres para ajustar cuentas
con la política?
Obviamente, falta mucho por
resolver en la Argentina. Y el kirchnerismo no ha podido resolver todos los
problemas, claro. Existe una pobreza estructural difícil de remover, se
necesitan decenas de años para lograr construir una sociedad relativamente
cohesionada.
Porque los hechos de los últimos
días demuestran que vivimos en una sociedad con los lazos mínimos de
solidaridad destrozados. Bastan unos minutos de negrura para que el argentino
se convierta en lobo del argentino. Los saqueadores, los gringos hijos de
gringos que salieron a cazar motociclistas negros en Nueva Córdoba, los
policías-delincuentes que robaron artículos del hogar demuestran que siempre es
posible volver al canibalismo.
Y permítanme la pregunta: ¿tuvo
sentido el peronismo en este país? Décadas de sufrimientos, de humillaciones,
de prohibiciones, miles de asesinados, de callados, de desaparecidos, de
mutilados para que ahora algunos anden especulando con un "peronismo
bobo", un bodrio histórico que sólo administre los bienes de las clases
dominantes con un sistema de migajas para los sectores populares, un
neomenemismo compuesto de obscenidades y empobrecimientos. Y hablando de Carlos
Menem, ¿qué sentirá el ex presidente luego de haber hecho bailar "Qué
tendrá el petiso" a las clases dominantes en Punta del Este, hoy, que está
oculto en el más profundo de los olvidos?
Sin dudas, la política es una
tarea ingrata. ¿Tiene sentido enfrentar a los poderes económicos para defender
a las mayorías o es más y mejor negocio ser cómplices de las clases dominantes
y reírse de los millones y millones de argentinos que, finalmente, van a
rasgarse las vestiduras por unos puntos de inflación de más, un par de
dificultades para comprar dólares o un tonito un poco soberbio de un político
cualquiera?
Estas cosas me preguntaba la otra
noche, mientras apuraba mi trago de absenta. O de ajenjo, como les guste más.
*Publicado en Tiempo Argentino
En Chile MB gano con algo así como 4M de votos, su oponente perdió, pero la votaron +o- 2M Los millones incluidos no son los mismos que los unos cuantos que protestan y que en la tele , que es el lugar donde todo existe y si no está ahí no existe, nos muestran de modo q pensemos q TODOS estan hartos. Y es así Hernán, s'una lucha. Ud que es leido lea al pocho q de esto sabía.
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